David Coulthard asegura que lo ocurrido con Jules Bianchi recordó a todo el mundo que los deportes del motor juegan con el peligro como compañero. No obstante, los pilotos siguen participando en este tipo de competiciones por la satisfacción que les ofrece hacerlo, que les hace olvidar todo riesgo.

"Como demostró el accidente de Bianchi, el peligro sigue ahí. Pasó en uno de los circuitos más antiguos, en las peores circunstancias, en mojado, con poca luz y en una curva difícil. Hay menos riesgo de que eso pase en uno de los circuitos más nuevos, con más zonas de grava. Pero los pilotos están de acuerdo en que prefieren correr en Suzuka en lugar de en los otros. No es porque piensen que la posibilidad de muerte forma parte del reto. Es porque las consecuencias de un error son mucho mayores. En lugar de salirse y poder volver a la pista, podrían dañar el coche, incluso tener un accidente. Aunque salgas sin daños de un accidente, duele. Es como apostar 50 céntimos o 50.000 euros. Cuanto más grande sea la competición, más está en juego y más satisfacción hay. Ahí está el conflicto y el atractivo fundamental de la F1", explica Coulthard en su habitual columna para la BBC.

Aunque la seguridad ha mejorado hasta tal punto que el público data las carreras de 'aburridas' por la falta de accidente, Coulhard recuerda que no hay que ir a gran velocidad para tener un accidente y que el peligro es algo que forma parte de la F1.

"En los 21 años que he estado acudiendo a los circuitos, la seguridad ha mejorado considerablemente, hasta el punto que ahora la gente se pregunta si el deporte se ha esterilizado demasiado que la percepción del peligro se ha reducido. Las posibilidades de que un accidente parecido ocurra de nuevo son incluso más pequeñas de lo que lo eran antes. Sin embargo, no se puede eliminar el peligro, incluso a 50 kilómetros por hora, un F1 es lo suficientemente rápido para hacer aquaplanning y salirse de la pista", añade el escocés.

Así, a David se le viene a la memoria cuando murió Ayrton Senna, ya que él fue el que tuvo que sustituirlo en Williams. También comenta que todos los pilotos son conscientes de que hacen algo peligroso pero que en la vida real, las personas no vigilan cada paso que dan con el objetivo de evitar la muerte.

"Nadie que esté involucrado en los deportes del motor tiene la idea de que lo que está haciendo no es peligroso. Aunque no se ha producido una fatalidad desde las muertes de Senna y Bianchi, ha habido varios pilotos que han muerto en accidentes en otras categorías. El peligro es una parte inherente de la vida y depende de las elecciones que tomas, pones tu vida más o menos en riesgo. Todo el mundo que se sube a un coche de carreras sabe que lo que están haciendo podría amenazar su vida, pero lo hacen por lo que les ofrece a cambio. Tuve mi oportunidad en la F1 a raíz de la muerte de Senna, le sustituí en Williams. Nunca olvidaré eso. Para mí, el placer de competir y de ser parte de un equipo pesaba más que los riesgos a los que me exponía. Sospecho que es cómo el 99% de la población viven sus vidas. Todos sabemos que vamos a morir un día, pero no tenemos cuidado con cada paso que damos por miedo de caer en un agujero", asegura el ex piloto del Gran Circo.

Por otro lado, asegura que siempre se está intentando buscar soluciones para reducir el riesgo al que se exponen los pilotos cada fin de semana. "Los deportes de motor son peligrosos, lo puedes ver escrito en la entrada, lo pone por alguna razón. También lo pone en los pases para entrar en el paddock y trabajar en la F1. Aceptarlo no es lo mismo que quedarse de brazos cruzados. Los que están en cargos altos en el deporte continuamente buscan soluciones para reducir el riesgo", añade.

Coulthard no deja de recordar que cualquiera que acuda a una carrera de F1 o de otra categoría está en peligro, bien sean comisarios, pilotos o hasta el público. El riesgo forma parte del atractivo de este deporte, pero no por eso el Gran Circo se queda de brazos cruzados.

"Las carreras son tan geniales que algunos se pondrán siempre en riesgo para competir y no sólo los pilotos. Cualquiera que esté involucrado en una carrera de motor está en peligro. Cuando estaba en F1, dos comisarios murieron. A pesar de estar tras las barreras en lugares que se consideraban 'seguros', aún así les alcanzaban los restos. Pasa lo mismo con el público. Todo lo posible se hace para protegerlos, pero siempre hay posibilidad de que algo pueda pasar. Cuando los coches van al límite y sobrepasan los 200 kilómetros por hora no es posible evitar todo riesgo. La F1 se trata de buscar los límites de la habilidad humana. Esto supone la mayor parte de su atractivo para millones de personas el mundo. Otros la ven por diferentes razones, porque las carreras son emocionantes o porque admiran a las personas que participan en ella. Entienden lo que significa porque saben lo que está en juego. En la F1 hay un entendimiento absoluto de la importancia de la seguridad, desde Bernie Ecclestone hasta el escalón más bajo", finaliza.