Manor Racing era un equipo de F3 Euroseries y GP3 propiedad de John Booth, ex piloto, y por cuyas filas pasaron futuros campeones del mundo como Lewis Hamilton y Kimi Raikkonen, y en año 2007 se dividió al vender el equipo de Formula Renault Inglesa y permanecer compitiendo en la F3 Euroseries. Luego ingresó en la Formula 1 como Manor GP que luego pasó a llamarse Virgin Racing y posteriormente Marussia F1, cuando la ex marca de deportivos rusos tuvo un porcentaje mayoritario de acciones hasta su debacle en 2014.

Ya conocemos la historia de su regreso, el administrador designado cogió para si la tarea de reflotar el equipo buscando inversores antes de sufrir su desmembramiento, tal como le sucedió a Caterham.

Caterham, a su vez, fue un equipo creado por el fundador de Air Asia, Tony Fernandes, que tras su decisión de entrar en la Fórmula 1 sufrió, en especial en su cartera, lo que es estar en el circo de la categoría. Primero lo quiso hacer con el nombre Lotus, que para ello había adquirido la licencia del uso del nombre de Lotus Racing y luego tuvo que cambiar a Team Lotus en 2011 para finalmente decantarse por usar el nombre de otra empresa que había adquirido: Caterham. Y sin olvidar que su largo litigio con Proton por la disputa del nombre Lotus requirió ingentes sumas de dinero en estudios de abogados de primer nivel, o sea unos recursos que de haberse dedicado al coche en pista hubieran resultado en mejores actuaciones.

En materia de sponsors, Caterham lucía poca publicidad, alguna de proveedores de Air Asia como General Electric y poco más, los fondos para tener los coches en pista provenía del bolsillo de su propietario hasta que decidió decir basta. La temporada 2014 con las nuevas unidades de potencia elevaban el presupuesto de la escudería a más de 100 millones de euros y fue la gota que rebalsó el vaso de la paciencia de su dueño que había creído en la palabra de Max Mosley que le había prometido que con 45 millones al año era suficiente.

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Fernandes decidió transferir el equipo a un oscuro consorcio de empresas del este europeo que poco no nada hicieron excepto hacer más dura la caída y Caterham no pudo terminar la temporada de ese año.

Volviendo a Manor, sabemos que una de los apoyos de su regreso es el poder cobrar los punto obtenidos por Jules Bianchi en 2014, junto con lo que aporta sus nuevos pilotos de pago Will Stevens y Jordan King, y por supuesto, las aportaciones de su propietario Steven Fitzpatrick, propietario de OVO, una joven empresa de distribución de energía en el Reino Unido.

Ahora bien, lo sucedido en el Gran Premio de Australia de esta temporada 2015 hizo saltar las alarmas, pues el equipo viajó al completo para poder competir con los coches de 2014 pero un problema de programación de la unidad de potencia dejó a los coches sin rodar, causando el enojo del Supremo de la F1, Bernie Ecclestone, que se negó a pagarle a la escudería los gastos de traslado de equipo y personal.

Y el barullo no termina allí pues su otro piloto, Roberto Mehri, se enteró que competiría en pleno vuelo a Australia, y si bien no es piloto de pago, su asiento corre peligro ante la posibilidad de que aparezca otro piloto pero aportando dinero o apoyos.

Este panorama nos deja a un equipo que, extinguido el dinero de los premios de la temporada 2014 y de su piloto de pago, sólo podrá sustentarse con los aportes de su propietario, quien pasada la magia de los primeros momentos en la Formula 1 puede que emule a Tony Fernandes cansándose de aportar ingentes sumas de dinero y dejando a Marussia Manor a su suerte o bien cerrarla o con mucha suerte venderla. Y éste es un escenario con muchas posibilidades de ocurrir.