Dicotomía en la mente de Christian Horner. Sí pero no. Su cruzada contra la descongelación total de motores, o el optar por un V6 alternativo, también sufre lagunas. Ese motor híbrido diferente que propone el jefe de Red Bull para reducir sus altos costos. Un propulsor integrado con los sistemas de recuperación de energía estándar en lugar de que cada fabricante desarrolle el suyo propio.

Tal idea será antagonizar al poderoso imperio de Brackley. En Mercedes consideran este elemento híbrido como su más preciado tesoro. Si tal plan siguiera adelante, podría derivar en que Mercedes se mosqueará. Un posible cortocircuito por el que acabe dejando la parrilla de F1, sabiendo que el título de 2015 es, a priori, bastante factible. O al menos eso piensa Horner. Claro que, no hay que tener miedo. El inglés reconoce que existe el riesgo de que eso ocurra, pero que los jefes de la F1, deben tener en cuenta que el resto de proveedores también se marcharían si las reglas no cambian.

"¿Qué puedes hacer? Si lo dejas como está, es probable que conduzcan los motores de Renault y uno o dos más. Por lo tanto, hay que hacer lo que es correcto para el deporte, en lugar de lo que es correcto para un fabricante individual. No podemos darnos el lujo de dejar todo así en 2016. Tenemos que deshacernos algunos de los artilugios y hacer que el conductor conducir el coche. La cantidad de comunicación en términos de gestión de energía, y así sucesivamente, es demasiada. Tenemos que reducir eso y lograr que los pilotos conduzcan el coche", opina Horner.

Las claudicaciones no existen fuera del asfalto. El discurso continúa. Y lo argumenta el jefe de Red Bull. Con la descongelación por bandera. Pide una revolución en la F1. Legalidad, libertad y fraternidad. Bueno, fraternidad y libertad…

"Básicamente tenemos una elección: podemos decir ‘libertad total para 2016 y que cada uno se gaste lo que quiera en el desarrollo de su monoplaza’. No creo que ninguno de los fabricantes quiera eso, y probablemente pierdas uno o dos si sigues en ese camino. O puedes decir, 'vamos a tratar de reducir costes y tratar de hacer algo que permita la competencia, pero que es mucho más comedida y responsable en lo que se proporciona a los clientes. A mí me parece una ruta mucho más lógico a seguir. Por supuesto que no será una medida popular, pero si nos fijamos en lo general, sería mejor para la F1". La batalla de 2014 ha concluido. La guerra de los propulsores no ha hecho más que comenzar.