La situación se va tornando cada vez un poco más oscura. La casa se tambalea. Caterham y Marussia se han encargado de levantar la careta de la F1, en la que todo parecía un ejemplo perfecto financiero. Y no. La coyuntura se complica y ya son varias las voces que se han levantado en contra del funcionamiento actual de este deporte. Hoy ha sido el turno para Eddie Jordan.

Extraña cuanto menos fue la carrera en Austin. Faltaban monoplazas y una sensación huérfana flotaba en el ambiente. Nadie se olvidaba de las dos escuderías que faltaban. Ambos en búsqueda de soluciones para sus respectivos futuros, todavía dubitativos. Y es que Eddie Jordan también estuvo al cargo de un equipo pequeño. Michael Schumacherdebutó en la F1 a los mandos de uno de sus monoplazas en 1991. El resto de la historia ya la conocen: Ferrari y siete campeonatos para el alemán. Esa oportunidad nos brindó una leyenda. Quién sabe si el próximo campeón se esconde tras los mandos de ambos equipos pequeños.

"Estoy absolutamente harto de la forma que está tomando la F1 actual", afirmó el irlandés a Reuters. Y en la BBC, en Austin como comentarista, tampoco se cortó: "Es totalmente injusto. Este negocio se trata de que exista competencia y hay que ser justo y parecer que lo eres. Sin los equipos pequeños se pierde el tejido mismo de la composición de la F1. Es una vergüenza la forma en la que están siendo tratados".

El fin de semana estuvo dominado, además de por Mercedes, por un debate sobre cómo se divide asimétricamente el dinero en la F1. O lo que es lo mismo, los grandes recibiendo más dinero que los iniciados en esto. Un informe publicado en la última edición de la revista Autosport afirmó que Ferrari recibió 132 millones de euros en 2013, mientras que a Marussia se le pagaba sólo ocho y a Caterham 25 millones de euros. Este pago de bonos de forma indistinta también hace entrar en ebullición la sangre a Jordan.

"Ellos (los pequeños equipos) ha sido engañados debido a que el presupuesto que les habían prometido nunca se les ha adjudicado. Nadie les prestó un poco de atención. Además de eso, ¿cómo puede funcionar un negocio cuando el director de la empresa sale y dice: ‘tal vez cada equipo corra con tres coches’?. Si alguno de los equipos más pequeños estaban hablando con un patrocinador, el patrocinador se ha ido como un tiro, pues no había muchas oportunidades de que Bernie quisiese verles cerca", añadía Eddie.

Y prosiguió con su discurso de defensor de los más débiles. "Sus nombres están en la pared y no están aquí y eso es una vergüenza. La sangre de la gente de los equipos está en las manos un montón de personas que deben rendir cuentas por ello. Es una vergüenza cómo hemos tratado a nuestros compañeros".

El irlandés sabe de lo que habla. También estuvo al mando de su propia escudería que ganó hasta cuatro carreras, terminando tercero en la general de 1999 con el campeón de 1996, Damon Hill, como piloto. No está mal. Pero se agotó y lo dejó. Eso sí, tras ser ayudado durante su estancia en el Gran Circo por Bernie Ecclestone. Luego llegaría Force India a resucitar las cenizas del equipo Jordan. Y es que según el propio Eddie, la mayoría de los campeones, en los últimos 25 años, comenzaron en equipos pequeños con cerebritos como Ross Brawn o Adrian Newey.

"¿Qué le ha pasado a la F1 que no puede cuidarse a sí misma? ¿Qué le ha ocurrido a nuestro deporte que permite que dos equipos no puedan llegar al final de la temporada cuando ya se les debía algo de dinero o lo que sea? Ciertamente se podría haber evitado la vergüenza para la F1, los garajes y pits vacíos a falta de dos carreras para el final. ¿Seguramente es posible darles un poco de ayuda ahora?", finalizó.