El nombre, Richard Mille UP-01 Ferrari, no resulta especialmente sugerente y parece que toda la imaginación y creatividad la han puesto los técnicos de Richard Mille en su sorprendente maquinaria. Con solo 1,18 milímetros de altura para todos sus engranajes, este prodigio de la relojería es responsable de su casi increíble escaso grosor, con un peso de solo 2,82 gramos y una reserva de marcha de 45 horas.

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Richard Mille//Car and Driver

La caja está realizada en titanio, tanto para asegurar la ligereza como para proteger esta maquinaria ultraplana de posibles alteraciones por impactos o deformaciones. Los dos cristales de zafiro, uno sobre los indicadores de tiempo y el otro colocado sobre el regulador para mostrar el funcionamiento del movimiento, también tienen un espesor reducido a solo dos décimas de milímetro con un diámetro calculado para asegurar su resistencia a pesar de su limitado grosor.

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Richard Mille//Car and Driver

Padrinos de excepción

En una caja tan plana es imposible poner una corona tradicional en el lateral, por lo que las funciones de darle cuerda y ajustar el funcionamiento horario se realizan mediante las dos engranajes sobre el propio reloj, sobre los que se inserta un instrumento especialmente diseñado que permite realizar los giros necesarios para estos dos ajustes.

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Richard Mille//Car and Driver

La colaboración entre los equipos de Richard Mille y Ferrari se ha centrado en la elección de los materiales y la ejecución del reloj, con la firma del “cavallino” realizada con láser sobre la caja de titanio. Como no podía ser de otra forma los pilotos del equipo Ferrari de Fórmula 1 fueron los encargados de presentar este exclusivo instrumento de precisión; de modo que nuestro Carlos Sainz es a día de hoy, uno de los pocos afortunados que disfruta de una de las 150 unidades que se van a fabricar, con un precio de 1,8 millones de euros cada uno.