En 2014 la Dirección General de Tráfico dispondrá de dos radares instalados en sendos helicópteros para localizar y multar a los conductores que excedan el límite de velocidad tanto en autopistas y autovías como en carreteras convencionales. El departamento que dirige María Seguí lo tiene claro, este sofisticado y costoso sistema es el más eficaz para controlar el cumplimiento de los límites de velocidad así que después de anunciar que no invertiría más dinero en radares fijos ha decidido hacerlo en un hermano pequeño del 'Pegasus'.

Por este motivo, al conocido dispositivo 'Pegasus' que se incorporó en la pasada Semana Santa y multiplicó por ocho el número de sanciones impuestas–según las últimas estadísticas–, se unirá el año que viene este nuevo radar de helicóptero, cuya compra se ha cifrado en 177.000 euros y cuya instalación está prevista para antes del día 31 de diciembre del presente año.

De esta forma, la DGT dispondrá en 2014 de los dos primeros radares aéreos empleados para controlar la velocidad en carretera. Ambos se basan en una tecnología derivada de la industria militar y aeroespacial y son capaces de localizar a los vehículos infractores, calculando su velocidad de forma instantánea hasta los 360 km/h y permitiendo fotografiar su matrícula a 300 metros de altura.

Tanto el Pegasus como este nuevo radar constan de dos cámaras de vídeo y aparte de sancionar a los conductores que exceden la velocidad, también pueden multar al instante a quienes cometen otro tipo de infracciones como adelantamientos indebidos, giros prohibidos o a quienes circulan de forma temeraria.

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Jose Carlos Luque

Experto y apasionado del motor y la comunicación en todas sus formas, recalé en Car and Driver a finales de 2007 y desde 2016 dirijo este site. Periodista de vocación y formación, conservo buenos contactos en el sector y trato de que la información que leas aquí sea la más inmediata, completa y veraz. Pero también realizo pruebas, comparativas, noticias, entrevistas... y en mis ratos 'libres' crío a tres niños pequeños que –con diferencia– es el trabajo más duro de todos los que he hecho jamás.