El experimento se ha realizado con doce voluntarios durante dos jornadas de pruebas. Un día se realizaron después de haber consumido alcohol con tasas en sangre por encima de lo legal y otro el test se llevó a cabo mientras los conductores hablaban por el teléfono móvil.

Al comparar la reacción de los conductores en ambos casos, se comprobó que mantener una conversación por teléfono o contestar a un mensaje de texto provocaba una pérdida de concentración similar a la de conducir con el doble de la tasa de alcohol permitida.

Incluso el manos libres demostró provocar un importante riesgo para la conducción. Si la conversación era sencilla, su efecto sobre la atención del conductor era el mismo que 0,04 gramos de alcohol en sangre, todavía permitido por la legislación española. Pero si requería por parte del conductor un esfuerzo cognitivo mayor, se equiparaba entonces a una tasa del 0,7 gramos.

La conclusión del trabajo apunta que deberían estudiarse más a fondo las consecuencias del uso del teléfono móvil al volante en cuanto a la seguridad.