Tan opaco era el Telón de Acero que mantuvo Europa dividida en dos durante casi cuarenta años, que todavía se desconocen muchas de las historias que tuvieron lugar en su lado oriental, el dominado por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Bajo el régimen comunista de Moscú, el entretenimiento y la práctica de las aficiones eran poco menos que un artículo de lujo. Y aunque, contrariamente a lo que se piensa, los deportes del motor no estaban prohibidos, sí resultaban tan prohibitivos que muy pocos afortunados podían reunir los recursos y la locura suficientes para correr u organizar carreras y campeonatos.

Aun así, unos pocos locos consiguieron dejar su humilde huella. La ciudad báltica de Tallín fue el origen de la longeva saga de monoplazas Estonia y, bastante más abajo en el mapa, en Checoslovaquia, la marca patria Skoda comenzaba a dejarse ver en los escasos rallys que se autorizaban.

En las especialidades de circuito, por debajo de la Copa de la Paz y la Amistad (sic.), el constructor estatal ruso GAZ mantuvo por un tiempo una copa monomarca con su berlina GAZ-24 Volga. Un certamen del que se sabe muy poco en Occidente aún a día de hoy y cuyos participantes, a juzgar por historias como ésta, además de sus habilidades al volante, estiraban su ingenio hasta límites insospechados.

Una pieza genial con un inusitado donante militar

La historia la cuenta, a través de The Drive, la web rusa Za Rulem, y en ella se reflejan los mil y un problemas de los pilotos, los mecánicos, los equipos y hasta de los propios técnicos de GAZ para conseguir según qué componentes y materiales.

Uno de los puntos más delicados eran las ruedas. Las preparaciones de los Volga exigían introducir ruedas más anchas para ayudar a mitigar el terrible comportamiento del coche de serie y, si podían ser más ligeras, pues mucho mejor. Pero buscar unas llantas de aluminio en la URSS era tarea imposible, ya que el Ejército Rojo tenía la prioridad en el uso de las aleaciones de aluminio para sus aplicaciones militares.

russia holds 75th anniversary victory parade over the nazis in wwiipinterest
Handout//Getty Images

En un momento dado, uno de aquellos aventureros encontró la solución donde menos esperaba: en las ruedas que utilizaban para posarse en el suelo varios modelos de helicópteros de combate.

a group of tirespinterest
Za Rulem

Para este menester los Mil Mi-4 y Mi-8, destinados al transporte y despliegue de tropas, montaban una llanta denominada K2-116 (según la nomenclatura aeronáutica soviética), con un tamaño de 14 pulgadas y, lo que más interesaba a estos carreristas, una construcción modular que permitía adaptarla sin mucho problema a los bujes del Volga.

a car driving on a roadpinterest
Dzen.ru

La K2-116 tenía, además, otra ventaja, y es que estaba hecha íntegramente en magnesio, un material metálico todavía más ligero que el aluminio y que le confería un peso de sólo 8 kg (como referencia, muchos deportivos actuales montan llantas que pesan más de 10 kg). Asimismo, era una llanta considerablemente ancha que permitía montar neumáticos gruesos con un resultado muy racing, tanto estético como dinámico.

a race car on a trackpinterest
About Motorsport

Poco a poco entre sobornos, miradas para otro lado y retoques imaginativos en los inventarios, las llantas K2-116 (y sus gemelas KT 192-020, extraídas del carro ligero BRDM) fueron apareciendo en los GAZ-24 de carreras, en no pocos casos luciendo también los aros aerodinámicos que podían montarse para lograr un aspecto muy de los ochenta.

youtubeView full post on Youtube

Y así, con éste y muchos otros inventos más, los Volga vestidos para la competición salían a la pista en Moscú para deleitar a los pocos privilegiados que podían permitirse dejar por un día su puesto en la fábrica o el despacho, amén de mantener despiertos a los ilustres camaradas miembros del Politburó, omnipresentes en el palco. Una historia, sin duda, con una moraleja que sigue vigente: el ingenio humano es más fuerte que cualquier tiranía.

Lettermark
Diego García

Especializado entusiasta en motor, competición, historia y técnica del automóvil. Eterno aprendiz, también, en el novedoso sector de la movilidad sostenible. Licenciado en Periodismo con varios años de experiencia en esto de hablar sobre las cuatro ruedas.