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En un polígono destartalado, a las afueras de París, existe un mundo de ensueño para el aficionado al motor en general y el enamorado de Citroën en particular. En el boulevard André Citroën, en Aulnay-sous-Bois, existe una nave de una única planta de altura que guarda auténticos tesoros de la automoción gala: todos los coches que forman parte de la historia de Citroën. En realidad, hay una representación, pues las instalaciones no son muy grandes. Según uno de los responsables de esta peculiar colección de coches clásicos, en la nave hay unos 200 coches; los 400 restantes que componen el catálogo están en la fábrica de Sochaux, a unos 450 kilómetros de distancia y unas cinco horas en coche.
Además, existe una pequeña tienda y un taller en el que se pueden realizar tareas de mantenimiento de cualquier turismo, sin necesidad de que sea histórico. Justo en el momento de nuestra visita, son varios los vehículos en los que se trabaja, como un precioso Peugeot 505 Coupé subido a un elevador.
A través de la asociación “La Aventura Citroën” y de iniciativas como la “Amicale Citroën Internacional”, que agrupa a clubes, aficionados y coleccionistas de los vehículos de la marca, el Conservatoire cobra vida. Las puertas de este centro de 5.000 metros cuadrados abrieron en 2001. España se ha convertido en una buena fuente para comprar coches, algunos de ellos, procedentes de colecciones privadas y, otros, de la Guardia Civil.
Le Conservatoire de Citroën - fotos
Cuánto cuesta la entrada y qué se puede ver exactamente
El Conservatoire abre de martes a sábado. Dependiendo de la jornada, sólo hay un turno (9 AM ó 9.30 AM) y muy ocasionalmente, dos (9 AM y 2 PM). El precio de la entrada oscila entre los tres euros de los chavales entre 12 y 18 años que sean hijos de empleados de Stellantis a los 11 euros del común de los mortales. Sólo los menores de siete años entran gratis. Se da la oportunidad de que personas sin recursos y estudiantes puedan acceder a precios más contenidos (seis euros).
El tour comienza entrando por la boutique. Nada más terminar ésta, y a la derecha, se abre una puerta que da acceso al paraíso. Según accedes, te encuentras los coches estacionados unos al lado de otros, en filas, algunas veces sin mucha lógica, como el Formula E de última generación estacionado entre los prototipos del 2CV y los Traction de 1955. Los primeros modelos de la historia sí que están bien posicionados, con el Type A de 1919 presidiendo la sala junto a un busto de André Citroën, parte del mobiliario del despacho de éste y una selección de maquetas de arcilla de los coches fabricados por la marca. El Type A es el primer Citroën de calle.
Los 2CV son los más numerosos, ya sea por los modelos de desarrollo utilizados antes de la Segunda Guerra Mundial, así como del coche que se comercializó en sus distintas versiones, como el Sahara con dos motores y tracción integral, el Spot con sus llamativos colores naranja y blanco, y el 007.
La competición y los prototipos ocupan asimismo una buena parte del Conservatoire. De los primeros, sobresalen los ZX utilizados en el Dakar, los Xsara y C4 de Loeb y Elena y un C2 con el que Dani Sordo se proclamó campeón del mundo. En cuanto a los concepts, existen de todos los tipos, tamaños y conceptos. Entre la amplia selección podemos elegir tres: la furgoneta futurista Tubik, el 19-19 creado para conmemorar los 100 años de Citroën y el Karin.
También hay espacios especiales: uno dedicado a la historia reciente de DS Automobiles, y otro a los DS presidenciales, con la gigantesca berlina que utilizó el general Charles de Gaulle o el recientemente 7 Crossback utilizado en el segundo mandato de Macron. También hay una parte dedicada a los vehículos industriales, con tractores amarillos (imaginamos que estás pensando en la canción de Zapato Veloz), un camión de bomberos y diversas furgonetas.
Incluso hay un helicóptero. Citroën quiso diversificar su línea de negocio probando suerte en la aeronáutica. A pesar de que el helicóptero realizó hasta 200 vuelos con éxito, el elevado coste del programa hizo que se desestimara a pesar de utilizar algunos componentes de coches de calle, como los abridores de las puertas del 2CV y el motor rotativo del GS.
Hora del merchandising
Incluso el acceso a los toilettes están personalizados. Antes de entrar al retrete, puedes ver una placa del 90 aniversario de la marca formada por infinidad de micromachines y muchas más obras de arte en forma de cochecitos. Justo antes tienes un Xsara inmaculado, uno de los grandes éxitos de la compañía.
Antes de abandonar esta peculiar nave, que recuerda y mucho a la A-122 de Seat de la Zona Franca, hay que adquirir un recuerdo. Tienes desde una maleta tipo trolley por 51 euros a una bandolera por 12 euros pasando por moldes de silicona para hacer galletas del 2CV (12 euros), una taza del 2CV de color roja o verde (20 euros en ambos casos), imanes y llaveros o una infinidad de maquetas, con precios que van desde los 5,50 euros.
Tampoco hay que olvidarse de las colecciones de ropa, que incluyen ropa interior (llamativos unos calzoncillos del ‘dosca’), gorras (a partir de 11 euros) y camisetas (desde 15 euros), entre otros.
Carlos es periodista experto en coches y automoción con una trayectoria en medios de comunicación de más de 16 años. Aterrizó en Car and Driver en 2007, donde su principal ocupación son las pruebas de producto, que muestra a la audiencia a través de vídeos en Youtube y de extensos análisis en web y papel sobre las últimas novedades presentadas. Como apasionado del motor que es, también le podrás leer entrevistando a diferentes líderes del sector, dándote las últimas noticias relacionadas con la conducción y contándote las curiosidades más sorprendentes de las marcas más punteras.
Su extensa trayectoria también abarca trabajos en otros medios como El Mundo, Coche Actual y AutoScout24, e hizo sus pinitos en televisión en el programa de entrevistas “El Círculo Neox”, emitido en el canal homónimo de Atresmedia. Mucho antes de eso, prácticamente de niño, fue lector de Car and Driver, cuando la cabecera estaba dirigida por el piloto de Fórmula 1 Emilio de Villota, con quien tuvo la suerte de trabajar.
Dentro del grupo editorial Hearst España, Carlos ha escrito las secciones de motor de revistas como Qué Me Dices, Emprendedores y deViajes y, ahora lo hace día a día en Car and Driver y ocasionalmente en Esquire. Si no está en la oficina, lo encontrarás en un avión destino a cualquier parte del mundo con un único fin: conducir la última novedad del mercado, tenga pilas o no. ¡Ah! Y es ferviente defensor de los clásicos, aunque ya no tenga su Volkswagen Golf GTI mk3.
Gracias a su trabajo, ha tenido la suerte de correr con un Mercedes-AMG GT en Laguna Seca y ha hecho sus pinitos como piloto en el mítico Nordschleife a los mandos de un BMW M2. También ha conocido sitios tan exóticos como las montañas de Dhofar en Omán, que recorrió a bordo de un Audi RS 3 Sedán; la espectacular Isla de Vancouver, por la que viajó en un Porsche Panamera Sport Turismo; y las playas de Essaouira gracias al salvaje Ford Ranger Raptor.
