España es un país de coches usados, las ventas de coches de segunda mano superan a las de coches nuevos todos los años y hasta el mes de noviembre de 2021, el ratio comparativo de ventas era de 2,3 coches usados por cada coche nuevo matriculado. Eso hace también que el parque móvil español sea uno de los más viejos de Europa, aunque para muchos aficionados tener un coche entrado en años no es precisamente un problema.

No obstante, sí parece ser un problema tener un coche de segunda mano con motor eléctrico, porque según datos de un nuevo estudio de Publicis Sapient, los usuarios se muestran reticentes a comprar coches eléctricos de segunda mano. Hasta ahora, la tecnología ha evolucionado muchísimo y se han mejorado las prestaciones, al tiempo que se han aumentado las autonomías, pero los precios siguen siendo elevados y las dudas en cuanto a disponibilidad de cargadores son muchas. Además, está el hecho de la degradación de las baterías.

Preocupa la degradación de la batería

La degradación de las baterías es un tema que preocupa a muchos usuarios, porque no están dispuestos a pagar por un vehículo que no responde al 100%. Las baterías pierden capacidad de carga con el uso y con ello, pierden también autonomía hasta que llega un momento que hay que reemplazar las baterías, cuyo coste es bastante elevado. Si hacemos caso a lo que afirman los fabricantes, las baterías deberían tener, tras cinco años de uso, alrededor del 80% de su capacidad de carga original. Tesla, por ejemplo, afirma que sus baterías pierden un 5% de carga a los 40.000 kilómetros y hay quien afirma haber perdido hasta el 35% tras ocho años de uso. La teoría dice que las baterías tienen asegurada su longevidad, al menos, 150.000 kilómetros con una capacidad teórica del 75%.

Cosas que, conociendo la picaresca que existe en el mercado de coches de ocasión y sus típicas “afeitadas” al odómetro, hace dudar todavía más en lo referente a las baterías. Haría falta algún tipo de certificado para conocer el estado de las baterías o, por el contrario, que el coche almacenara esa información en su memoria interna para su comprobación cuando fuera necesario.

Los coches eléctricos de segunda mano siguen siendo más caros

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Por otro lado, es evidente que con los precios de los coches eléctricos, uno de segunda mano tendrá un coste de adquisición más alto que uno equipado con un motor de combustión y además, tendrá mucha menos autonomía que cuando era nuevo. Sin embargo, un coche con motor de combustión sigue consumiendo lo mismo que cuando era nuevo, al menos en teoría.

Si buscamos en el mercado coches eléctricos de segunda mano, veremos que opciones tenemos, pero son modelos que no pueden compararse en cuanto a autonomía y tiempos de carga con ninguno de nueva generación. Además, sus precios son más elevados que opciones similares con motores de combustión, que ofrecen menos quebraderos de cabeza a la hora de repostar y menos incertidumbre en cuanto a los desplazamientos que se pueden hacer con ellos.