Aston Martin le ha cogido el gustillo de lanzar ediciones especiales limitadas de sus modelos (recordemos, incluso, que creó el One-77, un cupé del que sólo se van a fabricar 77 unidades a un precio de un millón de euros), a imagen y semejanza de lo que está haciendo Lamborghini (al Reventón y el Sesto Elemento, se le suma las múltiples variantes del Gallardo, como la última LP 570-4 Super Trofeo Stradale) otra forma de hacer negocio y aumentar la exclusividad de sus modelos. Basado en el DBS Carbon Black de 2009, el DBS Carbon Edition no es más que una vuelta de tuerca del Black, al que se le han incorporado al catálogo inéditas tonalidades para bañar su carrocería deportiva (Flame Orange, en la imagen superior, y Ceramic Grey), que seguirán el proceso de pintado normal de las otras disponibles, es decir, emplear siete capas de color y 25 horas de pulido.

El cupé costará 257.912 euros mientras que el descapotable Volante, 272.913 euros

Los detalles de carbono, que sirven para identificar a esta versión, se reparten por las coquillas de los espejos retrovisores, los engarzados de los pilotos y los propios de los paragolpes delantero y trasero. El conjunto exterior queda rematado por unas llantas de 20 pulgadas y 10 radios dobles en forma de estrella. Si abrimos la puerta y accedemos al interior, comprobaremos la labor de los tapiceros que, durante 72 horas, han trabajado la piel natural de todo el habitáculo (consola central, partes alta y baja del salpicadero, paneles de las puertas y asientos), que contrasta con las molduras de carbono.

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En la parte mecánica no hay novedad al respecto y se sigue confiando en el 6.0 V12 de 517 caballos (4,3 segundos para lanzarse hasta los 100 por hora y una velocidad máxima de 295 kilómetros/hora para el cupé). ¿Lo veremos en la próxima entrega de James Bond?