La llegada de la plataforma MEB al Grupo Volkswagen ha provocado que las principales marcas que lo componen lancen al mercado unos vehículos eléctricos con estilos diferentes, pero con una misma genética. Hoy tenemos con nosotros al representante de Skoda, un Enyaq que se postula como un modelo familiar de estética crossover, con una aerodinámica optimizada y una gama de motores con tracción trasera o total, siendo la unidad que hoy nos acompaña una de las más interesantes pues es la de mayor autonomía, la denominada iV 80. ¿Será este SUV el eléctrico que muchas familias están buscando? Vamos a descubrirlo.

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Christian Colmenero

Un diseño más agresivo

La apuesta de la marca checa es bastante similar en lo que a dimensiones se refiere con respecto a su hermano de padres alemanes, es decir, el Volkswagen ID.4. Nuestro compañero de viajes mide 4,65 metros de largo por 1,88 de ancho y 1,61 de alto, de manera que su longitud crece en 7 centímetros; la anchura, en 3 y la altura disminuye en otros 3. Todo ello con una batalla idéntica de 2,77 metros y una altura libre al suelo de 16 centímetros. No, no vamos a probar sus aptitudes off-road porque este vehículo ha nacido para rodar sobre el asfalto y eso nos lo deja claro desde los primeros metros. Pero antes de ponerse en marcha es hora de descubrir sus principales rasgos visuales.

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Estéticamente nos encontramos con un vehículo que no puede camuflar ese lenguaje de diseño plasmado por Skoda en sus últimos lanzamientos, con unos grupos ópticos afilados, la enorme parrilla hexagonal que lidera el frontal, un capó con diferentes nervaduras y un paragolpes con líneas marcadas que renuncia a las formas romas de su hermano el ID.4. En este último elemento descubrimos una entrada de aire inferior y otras dos laterales, totalmente funcionales que dirigen el flujo de aire hacia el paso de ruedas.

El perfil nos vuelve a dejar claro que la marca checa no se ha decantado por las superficies suaves y redondeadas del Volkswagen, sino que introduce un diseño más agresivo en el que destacan esta línea de estilo en la parte superior, que une el faro delantero con el trasero, y otra en la parte inferior. Las llantas crecer hasta las 21 pulgadas, como es el caso de nuestra unidad de pruebas, montadas sobre unos neumáticos de diferentes medidas: 235/45 delante y 255/45 detrás. Otro detalle a destacar es un techo con una clara caída a medida que se acerca a la parte trasera del vehículo. En este sentido cabe destacar que Skoda ya está preparando una versión coupé de este coche, el Enyaq Coupé, que llegará con una caída del techo aún más pronunciada.

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Por último, nos queda hablar de una zaga en la que no encontramos unos pilotos unidos entre sí, como es el caso del citado VW ID.4. Aquí, Skoda ha utilizado una solución más convencional, con unos faros estilizados cuya firma lumínica nos recuerda a la de otros modelos de la marca, con un portón no muy grande atravesado por esta línea de estilo, dejando hueco para la matricula en la parte inferior. Por debajo de esta aparece un paragolpes robusto en el que, obviamente, no encontramos ninguna salida de escape. Tampoco podemos olvidarnos del alerón integrado a la perfección en la carrocería y de esta generosa tercera luz de freno.

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El Skoda Enyaq es un vehículo muy noble y tranquilo.

Un interior que no defrauda, en absoluto

Ya en el habitáculo, lo primero que llama la atención es esta gran pantalla táctil de 13 pulgadas. Su manejo puede resultar algo confuso al principio, pero luego te acabas acostumbrando. Echo en falta que esté un poco más orientada hacia el conductor y que la calidad de la imagen sea mejor. No es mala, pero podría ofrecer una mayor resolución. Dicho esto, otro elemento a destacar es un cuadro de instrumentos bastante pequeño, de apenas 5,3 pulgadas, que muestra la información de manera minimalista. Junto a él no encontramos el selector del cambio ya que este se ha pasado a una consola central de estilo flotante, muy diferente de la de su hermano ID.4. Cuenta con un área inferior en el que podemos dejar diferentes objetos, mientras que en la superior aparecen dos portavasos, un hueco grande a la derecha y una zona reservada para la carga inalámbrica, así como un generoso reposabrazos con mucha capacidad. Por cierto, me ha gustado la calidad general de los materiales utilizados, aunque estos crujidos, no tanto, y los botones físicos para las luces, en lugar del panel táctil del Volkswagen, así como unas plazas delanteras bastante espaciosas.

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Igual de amplias son las plazas traseras, sin duda, uno de los principales puntos fuertes de este coche ya que dos adultos podrán viajar bastante cómodos en estos asientos y digo dos porque la plaza central no está pensada para realizar largos trayectos, no por el espacio que ofrece, que es muy amplio, sino por la dureza del respaldo. Dicho esto, el espacio que presenta el Enyaq para las piernas, la cabeza y los hombros es muy destacado, lo que permite a los ocupantes disfrutar de silenciosos viajes bajo unas condiciones de temperatura regulables pues estas plazas posteriores cuentan con climatización y calefacción en los asientos, así como unas interesantes cortinillas para evitar los molestos rayos del sol y un reposabrazos central que cuenta con dos posavasos. También disponemos de bolsillos para guardar objetos, incluyendo uno más pequeño para el teléfono móvil, dos entradas USB-C y una toma de 230 voltios.

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Christian Colmenero
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En cuanto al maletero, el Enyaq ofrece unos destacados 585 litros de capacidad, ampliables hasta los 1.710, con unas superficies regulares que vienen acompañadas de diferentes ganchos en los laterales, una toma de 12 voltios, redes de carga y un doble fondo con un hueco profundo para guardar los cables de carga. Por cierto, los asientos posteriores se pueden abatir fácilmente mediante el accionamiento de unos tiradores y lo mismo ocurre con la bola de remolque instalada en el vehículo, que aparece con solo tocar un botón. Un detalle más a destacar es que el portón es de apertura automática y cuenta con una interesante función que nos permite abrirlo con tan solo mover el pie por debajo del paragolpes. Ideal para cuando vamos con las manos ocupadas.

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El tren trasero, al mando

Sus 204 caballos de potencia y los 310 Nm no llegan a intimidar en ningún momento, principalmente porque estamos ante un vehículo que pesa un total de 2.075 kilos y eso se nota cuando aceleramos con mucho ímpetu, con una respuesta lineal y progresiva, no tan brusca como en otros vehículos eléctricos, sino más en línea como un Peugeot e-2008 o el modo de aceleración relax de los Tesla. Las dos toneladas también hacen acto de presencia si circulamos en los modos eco, confort o normal ya que los movimientos de la carrocería son más acusados pues la suspensión no presenta un tarado muy firme que digamos, más bien blando, aunque claro, contamos con amortiguadores adaptativos y eso es una gran ventaja para camuflar todo esto que estamos contando ya que simplemente basta con activar el modo sport o configurar el DCC en los niveles de mayor dureza. Esto nos garantiza un cabeceo y un balanceo mucho más controlados, sin que la suspensión llegue a ser incomoda por exceso de firmeza. Simplemente es un reglaje más duro propio de una conducción deportiva.

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Pero claro, este coche no está pensado para esta practica ya que desde el primer minuto nos deja patentes cuales son sus intenciones y es que el Skoda Enyaq es un vehículo muy noble y tranquilo que disfruta con los desplazamientos por autovías y autopistas, aunque los limites que nos impone su autonomía hagan que la ciudad sea su entorno predilecto. En estas circunstancias, sus grandes dimensiones pueden ser un tanto limitadoras a la hora de buscar aparcamiento y es que cabe recordar que este SUV eléctrico se va hasta los 4,65 metros de largo. No obstante, su conducción sosegada, el silencio que transmite y su buena visibilidad sí que van en consonancia con un uso urbano.

El tacto de los frenos no es del todo malo ya que camufla esa sensación un tanto extraña, artificial y esponjosa que transmiten muchos de los vehículos electrificados. Al principio sí que puedes notar su naturaleza eléctrica, pero poco a poco te vas acostumbrando y logras modular la fuerza de frenado de forma satisfactoria. Cabe recordar que este coche monta frenos de tambor en el eje trasero, aunque en la práctica no notas la ausencia de unos discos, salvo que decidas irte a una carretera de curvas y darle un uso muy intensivo al sistema. En cuanto a la dirección, me gusta el peso que tiene en todo momento y su tacto en general, siendo capaz de guiar al eje delantero con un nivel de precisión elevado.

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Hora de recargar energías

A la hora de reponer energía este coche puede extraerla de una toma de corriente alterna a un máximo de 11 kW, o por la vía rápida, utilizando corriente continua con potencias de hasta 125 kW para aquellos ejemplares que incorporen la batería de 77 kWh, como es el caso de nuestra unidad de pruebas. Las de 58 kWh se tendrán que conforman con un pico de potencia de 100 kW. Durante estos días al volante del Enyaq el gasto energético medio ha sido de 18,1 kWh cada 100 kilómetros, cifra que está por encima de los 16,8 que homologa esta versión iV 80. No obstante, es fácil conseguir cifras por debajo del consumo declarado por la marca, siempre y cuando viajemos por ciudad, pero si salimos a carretera abierta la cosa cambia. Con el dato que hemos obtenido, la autonomía real es de unos 425 kilómetros, que es la misma cifra que marcaba el cuadro de instrumentos cuando recogimos el vehículo con la batería cargada al 100%. Por cierto, en lo referido a la frenada regenerativa, este coche cuenta con unas pequeñas levas tras el volante que nos permiten modificar la retención en base a cuatro niveles disponibles, aunque también podemos activar una función automática para que sea el propio vehículo el encargado de seleccionar el nivel adecuado según las circunstancias de conducción.

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Después de pasar unos cuantos días con este coche he descubierto que es un vehículo ideal para viajar por carretera, ya sea por el silencio de marcha, su puesta a punto relajada o su notable confort, aunque cabe tener en cuenta que los 535 kilómetros anunciados por la marca solo son accesibles si viajamos por entornos urbanos o autovías de circunvalación a ritmos suaves. Su precio, desde 46.500 euros, le sitúa en un mismo escalón que su hermano el ID.4, pero si aprecias la habitabilidad, el maletero y los acabados, no tengo duda de que este es el vehículo eléctrico familiar que estás buscando.

A favor: Reacciones seguras, suspensión adaptativa, maniobrabilidad, habitabilidad, maletero, acabados.
En contra: Peso, autonomía real, ayudas electrónicas poco permisivas en conducción deportiva.