Red Bull ha comunicado mediante a un escueto texto a la prensa que consideran que no hicieron nada fuera de la norma después de haber sido públicamente acusados por Michael Berger, director de la estación de esquí de Kitzbuhel, en la que la semana pasada Max Verstappen realizó una exhibición delante de 3.500 aficionados.

Berger cree que los de Milton Keynes causaron daños a la naturaleza y después de reclamar una multa que ronda los 30.000 euros, asegura que lo tetracampeones del mundo no pidieron permiso. Red Bull lo ha desmentido con un comunicado oficial que hoy ha sido publicado en Autosport:

"Desde nuestro punto de vista, actuamos de forma correcta. No queremos realizar más comentarios sobre los procesos que se están desarrollando", se podía leer en el escrito. Tras pilotar el coche, el holandés describió la exhibición como algo "muy especial".