Aunque haya sido una de las mejores carreras del año en cuanto a entretenimiento del espectador, el pasado Gran Premio de Estados Unidos no ha gustado a los organizadores del evento. Como confirma su jefe, Bobby Epstein, ha sido un fin de semana terrible para ellos.

"Fue un fin de semana duro", admite Epstein. La razón está en que las lluvias torrenciales y la tormenta eléctrica ahuyentan a los aficionados de las gradas incluso cuando las sesiones se disputaban, además de acumular muchísimas horas de espera, sobre todo el sábado.

"Fue un fin de semana a nivel financiero devastador para la empresa, perdimos millones de concesiones", por las condiciones climatológicas, citaba Epstein. "Y sufrimos por las malas experiencias que pudieron tener algunos aficionados que no volverán jamás, aunque confío en que cambien de parecer”, agrega.

El hecho de que el calendario de la FIA les haya juntado en dos fines de semana consecutivos de carreras junto al novedoso y renovado GP de México, cosa que nunca les había ocurrido en sus tres años anteriores de competición, en opinión de Epstein, "les ha herido".