Japón aglutina como archipiélago, más de 6.800 islas de diversos tamaños, sumando 378.000 km2 de superficie, el 60% de la superficie de la Península Ibérica, para un censo de más de 126,5 millones de pobladores. Todos juntos, desde hace muchas décadas, producen una riqueza mayor que Alemania, casi 6 billones de dólares, lo que constituye el tercer PIB mundial. Con solo tirar de disco duro, podemos nombrar de memoria empresas como Bridgestone, Fuji, Hitachi, Honda, Mazda, Mitsubishi, Nissan, Olympus, Toyota, Sony o Suzuki entre otras. Algunas de estas, tienen una característica que las hace especiales, su multidisciplinaridad, dado que lo mismo fabrican motos, coches, trenes, barcos o aviones. Por el contrario su alta densidad de población y escasa superficie destinada a la agricultura, hacen de este país muy dependiente de las importaciones de productos alimentarios y de energía.

La bandera de Japón es un símbolo patrio por excelencia. Conocida como Nisshóki o "Bandera del sol", también la denominan Hinomaru o "Disco solar". Esta enseña la conocemos todos, pero seguro, pues consta de un círculo rojo, representando el sol, sobre un fondo blanco, que representa la paz; desde luego en el colegio, siempre fue la más fácil de dibujar. Cuna ancestral donde se fusionaron varias religiones, por ello allí tuvo lugar la aparición del sincretismo, es decir, simbiosis. En cuanto a su gastronomía, domina claro está el arroz, acompañado de verduras, sashimi, sushi, gambas, tofu, aderezados con distintas salsas y regado todo ello con té. De postre wagashi o los distintos dulces que allí elaboran y para animar el espíritu, nada mejor que la ingesta de vino de arroz o sake, que significa "bebida alcohólica", pues su graduación varía desde los 14º a los 20º etílicos. Se toma a pequeños sorbos, dentro de reducidos y finos recipientes.

En el plano vehicular, nunca mejor decir aquello de nos vendieron la moto, aunque hablemos de una buena ristra de coches sin faros ni matricula, cuando decían que la Fórmula 1 era un laboratorio donde testear los avances para los coches de calle. Para este, en parte, camelo, fueron necesarios miles y miles de millones cada año, además de decenas de cambios en la reglamentación, de idas y venidas, de cambalaches varios, de temporadas de rodillo, de aburrimiento, muermo y sopor. Pues ahora dicen, que los citados coches son excesivamente fáciles de conducir. Solo fue necesario el anuncio de la llegada de un imberbe holandés para la temporada 2015, recién bajado por cierto de los karts, para caer en la cuenta de que estos mono@plazas los puede conducir hasta eso mismo, un mico. Daniel Ricciardo reconoce que son "más fáciles de conducir que hace dos años", mientras Alain Prost piensa "que son lentos".

Así que la FIA piensa remangarse para otro nuevo cambio, uno que complique el acceso al circo de Bernie. Evidentemente, las ideas no son para tirar cohetes, montar una fiesta de aúpa, saltar hasta el amanecer. Dicen que estudiaran las medidas del vehículo, su aerodinámica y el agarre de los neumáticos. Lo anterior no es broma, pues aseguran que lo han pensao y to, que les brotó del cerebro. Yo iría más lejos y propongo que el solicitante de la superlicencia sea eso, licenciado, gaste espesa barba o bigote, tenga cumplido el servicio militar en la OTAN, grazne con voz ronca y gaste cara de malote, como los de las pelis de inadaptados o la resultante tras un combate de boxeo. Para los coches, nada de pijadas tipo V6 híbridos, llenos de cables y baterías, sino V12 o mejor V16, con mogollón de carburadores y nada de inyecciones que eso duele. De calzado, gomas tochas ultralisas adelante / atrás, más el regreso del efecto suelo. ¿Hay quien dé más?, pues se admiten sugerencias salvajes.

Toro Rosso confirmo al "chavea" de Max Verstappen para los libres 1 de Japón, algo que ya se había adelantado previamente hace escasas fechas. Y fueron casi los mismos días que cumpleaños tiene el zagal antes mencionado. Será Jean-Eric Vergne el damnificado, obligado a ver esos entrenos desde el muro. Para que el milagro tome forma, el bisoño neerlandés tuvo que pasar un examen por exigencia de la FIA en Helsinki, a base de escáneres y pruebas médicas. Por su parte, dice haberle dado mucha caña al simulador de la escudería, en especial claro está, al trazado de Suzuka. Con respecto a estar sobre el asfalto, el de verdad dijo, "no voy a romper ningún record, solo necesito ganar experiencia". Yo que también le doy al Codemaster y si pudiera, le diría en voz baja a Max: "no, no rompas nada, recuerda lo de las calles de Rotterdam".

Bien sabemos que la paradoja del "vaso medio lleno o medio vacío", va de optimismo o de pesimismo, de ver el cielo azul o por el contrario, otearlo del color del carbón de antracita. Pero lo de Kevin Magnussen es de hipocondría, tras saber de sus labios que "de no tener éxito con ellos, nunca seré lo suficientemente bueno". Que al referirse a "ellos", se refiere a las gentes de Woking, las tropas comandadas por Ron Dennis. Lejos de quitarse un peso de encima, el danés siguió a la carga con "si no rindo este año, pues se acabó". Para remate esto: "ansío ganar y de no poder hacerlo, no seré capaz de continuar en la F1". Yo de ser el padre de Kevin, el expiloto Jan Magnussen, me plantearía una prolongada sesión de zen, otra de yoga, más una de meditación transcendental. Ya lo decía el gran Andrés Montes "la vida puede ser maravillosa", incluso a bordo de un Escarabajo 1300, de color rosa y lleno de margaritas amarillas.

En el polo opuesto nos encontramos con el nuevo jefe de Caterham, Manfredi Ravetto, que como bien sabemos sustituyó recientemente a un muy estresado Christijan Albers. La personalidad optimista de "Man", quizás en exceso, quedó rápidamente demostrada desde su llegada tras el gran premio de Monza. Ahora con Japón a la vista, no solo descarta a Marussia como rival directo, sino también a escuderías como Sauber y Lotus. Dos son los argumentos en los que el italiano basa su euforia para Suzuka y grandes premios sucesivos; las mejoras importantes sacadas del túnel de viento y en especial de otro nuevo alerón delantero. Finalizó asegurando su presencia en la parrilla del 2015 añadiendo "en este equipo las sorpresas nunca acaban, así que seguimos haciendo milagros". Poéticamente enseguida yo me puse Lorqueño con lo de: "verde que te quiero verde, verde viento … verdes plantas".

Como si se tratase de una mesa de juego, con un tapete color césped, presidida por una rueda numerada que da vueltas con una brillante bola dentro, fichas de diferentes colores, cuadros rojos y negros, lugares designados con palabras como par e impar, pase o manque, en la fórmula 1 resuena lo tantas veces oído en un casino de "hagan sus apuestas señores". Es cierto que el mercado de pilotos suele bullir más unas temporada que otras, pero en la actual y nunca mejor dicho, todo anda "al rojo corsa". Lógico pues Fernando Alonso es la llave maestra para abrir o cerrar cancelas y puertas. Lo último cuchicheado es un trueque entre ALO & HAM para la temporada 2016, e incluso antes, de no coronarse el británico campeón del mundo con su plateado Mercedes.

De agarrarnos al refranero y en multitud de ocasiones, vemos que este es contradictorio. Por ejemplo, tenemos lo de "a quien madruga Dios le ayuda", aunque luego nos topamos con "no por mucho madrugar, amanece más temprano". Yo me quedo con "a quien madruga, ni Dios le quitará el sueño, así que tarde o temprano siesta necesitará". Pues Honda, se quedó en el punto justo, ni pronto ni tarde, a la hora de presentar su unidad de potencia, esa que impulsará a los McLaren en la temporada 2015, dicen, a reverdecer viejos laureles. Por tanto será durante el gran premio de Japón y en el stand de la empresa, donde se podrá ver un video informativo del artilugio en cuestión, así como escuchar su rugido. Yo esto último lo dudo, viendo y oído a sus "compañeros" ya en pista, pues mantengo que las motos de Jorge Lorenzo, la de Crivillé o la del sonriente Marc Márquez, suenan igual o parecido.