Después de coronar a Nigel Mansell, Alain Prost, Damon Hilll, Jacques Villeneuve… Adrian Newey dejó Williams en su mejor momento. Y, desde entonces, atraviesa el peor de su historia. Fue en 1997 cuando las desavenencias entre Frank Williams y Adrian Newey propiciaron un divorcio que acabó con el dominio de la escudería inglesa. Mientras que Newey fichó por McLaren y encumbró a Mika Häkkinen, Williams se fue hundiendo poco a poco en el pelotón. Y, desde entonces, no levanta cabeza. ¿Cómo no arrepentirse? Frank lo reconoce: "Desde luego, en retrospectiva, fue un error. ADrian es un individuo extraordinario".

Un individuo extraordinario que ha ido dejando un reguero de éxitos por cada equipo que ha visitado. Ahora, en Red Bull Racing, es el más codiciado ingeniero. Por eso Williams busca su propio genio, y tras lograr su peor resultado en un mundial en 2011, Frank ha iniciado una renovación del personal para levantar cabeza: el despido de Rubens Barrichello y el fichaje de Bruno Senna es sólo el pico de un iceberg cuya base es más importante: llega Mike Coughlan como director técnico tras la marcha del mítico Patrick Head. Además, Mark Gillan es el nuevo como ingeniero jefe de operaciones, y Jason Somerville es el cerebro de la aerodinámica. "No soy ingeniero", asegura Frank Williams. "Pero he visto muchos coches buenos y muchos coches malos. Y los nuestros no eran lo suficientemente rápidos".

Frank es sabio pero humano, comete errores pero se le tiene mucha estima y respeto. Además, tiene esa capacidad de autocrítica que sólo la experiencia y los años pueden otorgar: "Era deficiente en la mayoría de las áreas importantes, pero lo era más todavía en la más importante de todas: la aerodinámica", asegura de su decepcionante FW33 de 2011. "Y quizá también le faltaba potencia. Simplemente no era un coche rápido", asegura.

La temporada 2012 es una nueva oportunidad. El cambio de motor recuerda a temporadas pasadas, cuando las victorias eran algo normal que celebraban asiduamente con champagne, bebida que hace demasiado tiempo que no prueban: "El motor Renault nos da esperanza. Tenemos a tres nuevos técnicos. Tienen diferentes experiencias de tres diferentes equipos", asegura ilusionado ante una nueva etapa. Cree que es posible mejorar los paupérrimos resultados del año pasado (cinco puntos en el mundial de constructores), aunque hay una persona que quizá le amargue la empresa: "Aún hay un problema; se llama Adrian Newey", asegura.