La F1 es un deporte de hombres, de personas. Son ellos quienes le han dado la épica, quienes han escrito su historia de riesgo, de superación, de genio y victoria. Muchos discuten esta hipótesis, pero es la mejor manera de explicar victorias como la de Jenson Button en Hungría. Allí había otro McLaren en pista, el de Lewis Hamilton, pero éste erró la estrategia, recibió una penalización y no pasó del cuarto puesto. Los italianos lo explicaban muy bien en sus primeros titulares: "La classe non è acqua", que significa algo así como que los océanos están llenos de agua, pero el talento sólo llega a pequeñas tacitas.

En Budapest también llovió para todos, pero sólo Button pudo expresar su finura en mojado y esa tranquilidad cuando el asfalto está delicado que los demás simplemente no tienen.

De todos modos, una victoria no convierte a Button en el mejor piloto de la historia, ni tampoco a este artículo en un panegírico, porque la mejor noticia es otra: el rubio de McLaren pudo expresar su pequeño plus gracias a la tremenda igualdad que hay entre los tres equipos punteros, Red Bull, McLaren y Ferrari. Ya lo vimos en Alemania; allí ganó Hamilton gracias a un toque de genialidad y a la facilidad del MP4-26 para rodar rápido con el compuesto medio de Pirelli, pero es un matiz que Alonso casi compensa con su mayor cuidado de los neumáticos. La victoria hubiera podido ser de Ferrari si el asturiano hubiera adelantado una vuelta su pit stop. ¡Y Webber también andaba al acecho!

En definitiva, cuando los coches están más igualados, más fácil es distinguir ese componente humano que felizmente podemos apreciar hoy en día.

Más complejo sería averiguar cómo hemos llegado hasta aquí:¿se ha desinflado Red Bull? No a nuestro entender, incluso mantienen una ventaja sustancial en calificación. En carrera sí hay relevo: los Ferrari son muy constantes, y los McLaren encontraron un nuevo mapa de motor en Nürburgring que les dio dos o tres décimas de oro. Ambos son unas centésimas mejores que Red Bull en esta fase del campeonato, aunque no lo suficiente como para darle la vuelta a la clasificación general, ni mucho menos. Esto sólo podría haberse logrado con la prohibición taxativa de los difusores soplados en retención, que se han demostrado un factor clave en las prestaciones como ya vaticinamos en artículos anteriores. A la espera de las evoluciones que puedan desequilibrar de nuevo la balanza, quien suscribe prefiere disfrutar de las carreras una a una, sin pensar en un campeonato que casi saborea Sebastian Vettel.

AMORES DE VERANO

Como siempre por estas fechas, ya tenemos el primer surtido de rumores para el mercado de fichajes. El primero, que es más noticia que rumor, esla inminente renovación de Mark Webber en Red Bull para una temporada más, y la posterior retirada del australiano. Hasta ahí todo correcto, pero no lo han sido tanto unas declaraciones de Helmut Marko en las que da serias esperanzas a Daniel Ricciardo de ocupar ese lugar en 2013. Hasta ahora, el pupilo de Red Bull no ha demostrado tanto como para que el rígido consejero del equipo austriaco le ensalce por encima de los pilotos de Toro Rosso, que luchan a brazo partido precisamente para ganarse ese asiento en el primer equipo. Aún más impactante resulta que Aldo Costa se mueva en la órbita de Mercedes GP y de su antiguo jefe en Ferrari, Ross Brawn, para volver a las carreras tras su destitución como director técnico en Maranello. Con Schumacher, Brawn y Costa juntos, sólo faltaría que volviese Rory Byrne como director técnico a la casa de la estrella.

Por último, y esto no es un rumor, la televisión pública británica BBC ha dado un paso atrás y sólo emitirá diez carreras del Mundial 2012 en abierto, mientras que Sky Sports –canal deportivo de pago de Rupert Murdoch– televisará el campeonato entero. No hay indicios de que nada similar pueda pasar en España, pero como reza el dicho popular, cuando las barbas de tu vecino veas cortar…