A sus 37 años, el siete veces campeón del mundo se retiró tras jugarse ante Alonso el campeonato de 2006, pero regresó al deporte el pasado año, en el que tuvo que sufrir por la falta de velocidad de su Mercedes y su propio estado de forma.

Algunos han apuntado a la edad del alemán (Schumacher cumplió 42 el mes pasado) como la razón principal de sus apuros para seguir el ritmo de los pilotos más jóvenes, entre los que se encuentra su compañero de equipo, Nico Rosberg, de 25 años.

"Lo cierto es que no es posible retrasar el reloj biológico", reconoce Schumacher en una entrevista a la revista ADAC Motorwelt magazine. "No soy el mismo ahora que hace 10 o 15 años".

"Pero en cuanto a si aún me siento lo suficientemente bueno, diría que sí", declara el alemán.

Schumacher insiste en que el mayor problema que tuvo el año pasado fue el coche de Mercedes, construido por el equipo cuando aún era Brawn y era supuestamente Jenson Button el que iba a estar al volante.

"Me subí a bordo en diciembre de 2009 y los ingenieros ya sabían que el coche no se adaptaría a mí", añade el kaiser, "pero, por supuesto, ya estaba hecho".