"Hablamos de eso en el equipo hace un mes", dice Rosberg a Stuttgarter Zeitung. "Michael quería el número siete".

No es la primera vez que Rosberg le cede su dorsal a Michael: el año pasado, cuando Schumacher decidió regresar a la competición, tuvo que darle el número tres al heptacampeón y quedarse él con el número cuatro.

Es una vieja costumbre de Schumacher, que cree que los números impares dan más suerte que los pares. Rosberg lo respeta e incluso argumenta las razones de Schumacher: "Primero, porque es supersticioso y cree que los números impares dan más suerte; y segundo, por sus siete campeonatos mundiales. No tengo ningún problema".

Pero Rosberg tiene su propia teoría sobre el número siete. Si los números realmente influyeran en los resultados, Michael le ha hecho un gran favor a Nico: "El número siete sólo me ha causado mala suerte en mi carrera, así que estoy contento con el ocho".

Números aparte, la mejor manera para prepararse para la nueva temporada no es eligiendo dorsal, sino entrenando. Rosberg se pasó la semana pasada por el simulador de Mercedes en Brackley, donde probó los nuevos botones del volante para la carga y activación del KERS y el alerón trasero ajustable: "Al principio era muy difícil. Hay tantas cosas que tener en cuenta al mismo tiempo".