Después de que Sebastian Vettel y Mark Webber fueran los claros dominadores en la calificación en Melbourne, el jefe de McLaren, Martin Whitmarsh, sugería que ese dominio estaba impulsado por un sistema de regulación de altura que permite a los coches rodar más bajo de lo que deberían en la clasificación para después llenar más el depósito en la carrera del domingo.

Whitmarsh se mostró directo y dijo claramente que había "pruebas de que algunos equipos estaban usando sistemas de control de altura que mucha gente pensaba que no eran permisibles". Señaló a Red Bull como la principal escudería que los usa y también a sus principales rivales, refiriéndose a los Ferrari.

La guerra está abierta. McLaren acusa a Red Bull de tramposo. Mientras que el jefe de la escudería lo niega tajantemente: "Puedo garantizar absolutamente que el RB6 no posee dicho sistema de control de altura", aseguró Horner a la BBC.

En Red Bull parecen estar tranquilos y convencidos que no están haciendo nada ilegal. Pero lo que sí piensan es que todo este juego de declaraciones de McLaren es una venganza porque Red Bull fue uno de los que más se quejó del polémico alerón trasero e instó a la FIA a revisarlo y el propio Horner fue el encargado de hacer sonar el silbato sobre el F-Duct de McLaren.Razones a McLaren para intentar boicotear a Red Bull no le faltan porque en las dos últimas semanas ha sido esta escudería la más crítica con algunas actuaciones de la escudería británica.

Por todo esto, en Red Bull creen que quieren vengarse y no saben cómo. "Hay cosas raras que están sucediendo en McLaren. Ron dijo que teníamos un problema de combustible y ahora Martin reconoce que tenemos un sistema de control de altura", explicó Horner.

Pese a ello, en Red Bull no quieren que ronde ninguna sospecha de trampa sobre ellos. Quieren que haya transparencia. Precisamente por esto, Ros Brawn afirmó anoche que es consciente de algunas declaraciones que aseguran que tienen un sistema de altura y para zanjar el tema instó a la FIA a que revisará el RB6 y tomará una decisión. Lo que está claro es que una nueva polémica está servida en la F1. Y este sólo es el primer capítulo de este culebrón que seguramente traerá algún que otro episodio más.