Cada año por estas fechas ponemos el grito en el cielo con las diferencias que existen en el impuesto a los vehículos de tracción mecánica que emiten los ayuntamientos. El importe a pagar debido a este conocido “numerito” puede resultar hasta un 300% mayor o menor en función del municipio en el que tengamos fiscalizado el coche.
Como se podrán imaginar, “hecha la ley, hecha la trampa”. Algunos consistorios ven en este vacío legal una oportunidad de oro para llenar sus arcas bajando el importe de este impuesto para resultar atractivos y las empresas, especialmente las dedicadas al rent a car, acuden a esta llamada como moscas a la miel. ¿Resultado? Pueblos como Relleu (Alicante, 1.090 habitantes), La Cerollera (Teruel, 124 habitantes), Rajadell (Barcelona, 470 habitantes) o Robledo de Chavela (Madrid, 3.599 habitantes) presentan un parque móvil muy superior a su población. La media de estos 'paraísos fiscales del motor' supera los diez coches por habitante y la lista de poblaciones es larga.
La crisis no ha hecho sino agravar este problema y ahora los casos más escandalosos se han producido en Aguilar de Segarra (Barcelona 250 habitantes y 60.000 vehículos registrados) y Rajadell, un pueblo cercano con 543 habitantes y casi 40.000 coches inscritos.
Esta tasa, que se creó en el año 1990, contempla unos márgenes demasiado amplios que han dado lugar a auténticos 'paraísos fiscales del motor'. Sólo entre las distintas provincias españoles, las diferencias son notorias y entre los pueblos de una misma región el importe puede ser hasta siete veces superior. El marco legal justifica la actuación de empresas y municipios pero, ¿hasta cuando?
Experto y apasionado del motor y la comunicación en todas sus formas, recalé en Car and Driver a finales de 2007 y desde 2016 dirijo este site. Periodista de vocación y formación, conservo buenos contactos en el sector y trato de que la información que leas aquí sea la más inmediata, completa y veraz. Pero también realizo pruebas, comparativas, noticias, entrevistas... y en mis ratos 'libres' crío a tres niños pequeños que –con diferencia– es el trabajo más duro de todos los que he hecho jamás.
