Antes de convertirse en una carrera más de las V8 Supercars entre Fords y Holdens, el Nissan Skyline GT-R R32 ganó dos veces la Bathurst 1000. La tiranía de aquel coche en Australia terminó hace más de 30 años, cuando su sistema de tracción integral se convirtió en un problema. Pero hace apenas un año, un Skyline R32 artesanal todavía consiguió generar algunos titulares con su aparición en un evento que servía de apoyo a esta prueba de resistencia de 12 horas.

En lugar de partir de un GT-R, el infame Skyline de Brad Sherriff comenzó como un GTS-T. Su RB26 turboalimentado entrega, supuestamente, 1.170 CV a las ruedas traseras, más de cinco veces su potencia original. Esto fue suficiente para que el coche alcanzase en pista una velocidad punta oficial de 327 km/h. Los datos que maneja el propio Sherriff sugieren que, en realidad, llegó a alcanzar los 338 km/h.

facebookView full post on Facebook

Estas velocidades están muy por encima de lo habitual en la categoría del coche, las National Sport Sedan Series, haciendo que cualquier vídeo de ese fin de semana de carrera sea absurdo de ver. Los comisarios del evento, desde entonces, cambiaron las reglas para dejar fuera a los coches tan abrumadoramente potentes, de manera que para seguir corriendo Sherriff tuvo que construir un Skyline R34 algo más equlibrado.

Su anterior coche está ahora a la venta, al completo y con toda la potencia que necesita para arruinar cualquier competición. Si por casualidad te sobran 119.808 euros y necesitas un coche de carreras australiano que precisaría modificaciones para seguir corriendo en su campeonato original, todavía está disponible en la web de My105.

Vía: Road & Track
Lettermark
Diego García

Especializado entusiasta en motor, competición, historia y técnica del automóvil. Eterno aprendiz, también, en el novedoso sector de la movilidad sostenible. Licenciado en Periodismo con varios años de experiencia en esto de hablar sobre las cuatro ruedas.