Tal vez, si nos encontrásemos en el año 2004, el Salón del Automóvil de Ginebra hubiera servido para ver una criatura salvaje alimentada por gasolina como aquel Apollo que causó sensación. Sin embargo, en unos días donde los fabricantes están cada vez más preocupados de la eficiencia y emisiones de sus vehículos, la realidad ha sido diferente y la representación de Gumpert se reduce a su último e innovador proyecto.
Absorbida hace unos años por unos propietarios con sede en Hong Kong, la marca automovilística decidió exhibir en la importante cita del motor dos ejemplares del Gumpert Nathalie, es decir, de su última creación. Por un lado, una unidad de color naranja mate que se antoja muy cercana a la variante de producción que veremos en Europa; por otro, un prototipo de color azul que está enfocado claramente al mundo de la competición.
Si empezamos por el modelo de calle, el naranja, lo primero que tenemos que decir es que es muy similar al prototipo original que se presentó a principios de 2018, tal y como te contamos aquí. En líneas generales conserva el diseño de aquel ejemplar de color púrpura, aunque si nos fijamos detenidamente en su parte trasera nos encontramos con una actualización en forma de unos grupos ópticos que ahora están formados por seis luces circulares independientes, conservando las otras seis horizontales de marcha atrás, así como una delantera prácticamente idéntica a la del concept.
Si pasamos al prototipo de color azul, nos encontramos con un ejemplar que presenta un diseño muy similar al del modelo que vimos en el 2018, pero ahora se beneficia de una serie de elementos más agresivos y aerodinámicos. Por ejemplo, se han instalado un alerón trasero de grandes dimensiones, pasos de rueda ensanchados y un splitter frontal de lo más llamativo, entre otras cosas.
Recordemos que el Gumpert Nathalie cuenta con cuatro motores eléctricos que reciben la energía necesaria de una pila de combustible que no funciona con hidrógeno, sino con metanol. Este sistema de propulsión es capaz de ofrecer 546 caballos, con un par máximo de 900 Nm, y unas prestaciones propias de los mejores deportivos del momento, pues declara una aceleración de 0 a 100 km/h en apenas 2,5 segundos, con una velocidad máxima de 300 km/h.
A diferencia de la mayoría de coches eléctricos, el Nathalie utiliza una transmisión de dos marchas, dividida en dos conjuntos que se sitúan en ambos ejes, estando reservada la del tren delantero a la relación más corta (pensada para el 0 a 100) y la del trasero a la más larga. Además, este ejemplar puede presumir de ofrecer un rango de funcionamiento bastante amplio y es que su autonomía es de 850 kilómetros.
Especialista en temas de motor y tecnología. Apasionado de la mecánica y las cuatro ruedas desde niño, ahora trato de transmitir mis experiencias a todo aquel que disfrute con el olor a gasolina, la velocidad, el placer de conducir, el diseño y el sonido de esos motores que nos ponen los pelos de punta