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El 2024 pinta que será un año muy importante para MG. Y no sólo por cumplir cien años de existencia, sino también porque apunta a que será el año donde consigan sellar definitivamente en Europa su posición como marca de masas.
Y es que los británicos están entre bambalinas cocinando, ya la tienen casi a punto, una ofensiva de nada menos que diez modelos nuevos con motorizaciones de todo tipo, incluyendo eléctricos puros, y carrocerías de toda clase, incluyendo un roadster. Esa unión de electricidad y cielo abierto es precisamente la que prefigura al que, seguramente, será el producto más llamativo y aspiracional de semejante desembarco: el MG Cyberster.
Revelado por primera vez en 2021, el Cyberster supone el regreso de MG a lo que, por tradición, sabe hacer mejor. Esto es, deportivos compactos, ligeros y asequibles. Lo hicieron en tiempos pasados con los MGA, MGB y Midget, y en otros no tan lejanos siguieron haciéndolo con los TF. Ahora repiten la fórmula pero con un twist, otra vuelta de tuerca, haciéndolo eléctrico.
En conmemoración de su próximo centenario, una de las primeras unidades terminadas del Cyberster se encuentra recorriendo los 16.000 km que separan Londres de Shangái, pero ha decidido parar en Madrid para tomarse un respiro. Y hemos aprovechado la ocasión para conocerlo un poco mejor.
Más clásico de lo que parece, y eso es bueno
En tiempos como los presentes, donde a veces parece que los diseñadores de coches compiten por ser los reyes del cyberpunk, casi podríamos decir que resulta agradable comprobar que, en vivo, el MG Cyberster se antoja menos agresivo y futurista de lo que aparenta en sus fotos oficiales.
De hecho, en este 'cara a cara' resalta mucho más todo aquello que lo conecta con sus ancestros. Sus redondeadas líneas son bonitas sin paliativos, y sus proporciones cumplen con esa regla áurea de los biplazas ingleses: frontal largo y habitáculo escorado hacia atrás, dejando una zaga de voladizo corto pero musculosa.
Ya desde el primer momento destacan las dos generosas puertas, que se abren hacia arriba con un movimiento de tijera cuando pulsamos el botón situado en su borde superior. Un detalle rompedor y a la vez de calidad, ya que el mecanismo de apertura se sustenta sobre dos parejas de robustos resortes. Lo mismo se puede decir de sus vistosos frenos firmados por Brembo o su capota eléctrica, que según MG es la más rápida del mundo entre los cabrio asequibles ya que tarda apenas diez segundos en abrirse al cielo.
Lo que también queda desterrado contemplándolo al natural es la falsa idea de su semejanza con el Mazda MX-5, que no obstante será, con toda seguridad, uno de sus mayores rivales en lo comercial. Frente al nipón el Cyberster es sensiblemente más grande, tanto a la vista como con la cinta métrica en la mano ya que mide 4,53m de longitud por 1,91 de anchura y 1,32 de altura.
Por dentro, el Cyberster consigue combinar dos ideas que hasta el momento parecen antagónicas en los descapotables modernos. Por un lado, al sentarnos en el lugar del conductor todo nos queda a mano en una postura muy deportiva, con el final de nuestra espalda pegado casi literalmente al suelo (independientemente de la estatura de uno) y el volante prácticamente a la altura del rostro. Y al mismo tiempo, sus dos asientos recogen muy bien los cuerpos sin volverse molestos para las tallas más grandes, por no hablar de la gran cantidad de huecos portaobjetos que pueblan el habitáculo. Es decir, que además de invitar a la conducción espirituosa este modelo promete ser igualmente placentero en viajes largos, especialmente desde el lugar del copiloto, el cual cuenta con un espacio muy amplio para las piernas.
El salpicadero deja detrás del volante tres de las cuatro pantallas presentes en la cabina, las cuales quedan enseguida dentro del campo visual del conductor formando, así, un cockpit virtual con la información básica (velocidad, marcha, etc.) en el centro, información más secundaria a la izquierda y, a la derecha, la parte de la conectividad y el entretenimiento.
Todo ello, dirigido por potentes procesadores Snapdragon (los que habitan en los móviles de alta gama) y dotado con una vistosa interfaz desarrollada por MG sobre el motor gráfico Unreal Engine 4 (muy popular en el mundo del videojuego), con la cual podemos interactuar, además de tocando la pantalla, utilizando los dos mandos en forma de seta que se ubican en los brazos del volante. La calidad y respuesta del sistema nos ha parecido buena a priori, aunque no hemos podido (ni querido) trastear más de lo justo ya que los menús de este ejemplar venían en chino y nuestras nociones de la lengua de Confucio, por desgracia, son muy limitadas.
Por último, en cuanto a terminaciones, el Cyberster transmite muy buenas sensaciones tanto por el tacto y aspecto de sus materiales como por los ajustes, cumpliendo así con la vocación de vehículo aspiracional que la marca ha querido imprimirle. Por sacarle algún pero, quizá el espacio del maletero posterior (el único del que dispone) no parece demasiado profundo para embarcarse en unas largas vacaciones en pareja, aunque las formas son muy regulares y su capacidad no está limitada por el repliegue del techo.
Preparado para el próximo verano
Según las informaciones que MG España ha compartido con nosotros, los Cyberster que se comercializarán en España deberían comenzar a fabricarse a finales de agosto de 2024 y las primeras unidades llegarían a los concesionarios nacionales entre septiembre y octubre. Los precios, por ahora, siguen siendo desconocidos.
La oferta de este roadster para nuestro país se articulará en torno a tres variantes diferentes, siendo una de propulsión trasera y las otras dos de tracción integral. La primera parece concebida como una opción de acceso al modelo, con una conducción quizá más purista y una batería de 64 kWh que entrega, según el protocolo WLTP, una autonomía de 429 km.
Los dos Cyberster de tracción total, por su parte, se posicionarían como variantes más cercanas al full equip. Ambas están dotadas con la segunda batería disponible, de 77 kWh, pero nos ofrecen dos opciones completamente opuestas: mientras una preconiza las largas distancias con una autonomía de 496 km, otra sacrifica eso en beneficio de las prestaciones quedándose con 447 km.
