No hacía falta conocer personalmente a Ken Block para saber quién era Ken Block. Todo lo que hacía falta era ver los increíbles vídeos que él y su equipo Hoonigan crearon, o entender que cuando competía sólo tenía dos posibilidades: la victoria o el accidente. Si después de eso te entraban ganas de salir con tu propio coche a hacer trompos, derrapar de costado y dejarte las ruedas en una inconcebible nube de humo, entonces ya comprendías a Ken Block.

Siempre silencioso, tranquilo, pensativo, de alguna manera introvertido, Ken prefería hablar con sus manos, sus pies, su corazón y sus 'cojones', todo ello unido a esas máquinas tan creativamente agresivas de miles de caballos de potencia, las cuales hacía pasar de lado por edificios o volando a través del fuego.

Los inicios profesionales de Ken ya habían sido impresionantes, cofundando DC Shoe y llegando a venderla por una cantidad de nueve cifras. Suficientes para que cualquiera en su sano juicio se hubiese pasado el resto de su vida surcando el Mar Caribe en un yate.

Pero su segunda faceta es lo que realmente le ha hecho dejar huella en este mundo, y es la razón por la cual lo apreciamos hoy y, también, el porqué nos ha conmocionado su fallecimiento. (Sin ánimo de ofender al resto de fundadores del sector del calzado, pero ésta es una publicación del motor)

Hace diecisiete años, Ken probó suerte en los rallys y se quedó prendado de ellos. El rally es un deporte de auténticos pilotos. Quienes salen de él para experimentar con otras disciplinas suelen hacerlo bien, lo cual raramente sucede a la inversa.

Para ser un gran piloto de rallys es preciso tener una mirada atenta, un pie pesado, manos rápidas, y la capacidad de pensar dos pasos por delante de tu coche, jugando con los 200 km/h a escasos centímetros de un árbol o el borde de un precipicio. Ken tenía esas herramientas, pero por sí solas lo único que se consigue son trofeos de plástico y cientos de dólares en premios económicos.

Para convertirte en figura mundial, en el Ken que conocíamos y amábamos, hacía falta algo más. Era preciso estar en el lugar correcto y exactamente en el momento correcto con la idea adecuada. Y entonces, sólo entonces, si esa idea triunfa, tienes que pisar a fondo con ella, con fuerza sobrenatural. Él lo hizo, y así nació la leyenda del Número 43.

Ken no inventó la 'Gymkhana'. El término ni siquiera se acuñó referido a los coches. Tiene su origen en los caballos, y se remonta a los tiempos de Genghis Khan. Pero apostaría dinero a que una gran mayoría de lectores de Road & Track escuchó por primera vez esta palabra asociada de algún modo a Ken Block.

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El primer vídeo 'DC Shoes: Ken Block Gymkhana Practice' se publicó el 11 de noviembre de 2008, en los primeros días de YouTube, y ahora tiene más de 16,5 millones de visualizaciones. Encantadoramente básico, crudo y casi sin producción para los estándares de hoy, nos dejó paralizados e inmediatamente marcó un rumbo, no sólo para Ken, también para toda la escena de vídeos sobre coches. ¿Para qué estaba ensayando? ¿Era un deporte real? ¿Está intentando cargarse ese coche? ¿Todos los Subaru molan tanto?

Por aquel entonces, yo trabajaba en un lugar llamado Next New Networks produciendo un pequeño programa llamado 'Garage419'. JF Musial, Mike Spinelli y yo vimos aquellos cuatro minutos y medio de vídeo en bucle, todo el día. El alarido del motor bóxer preparado por Crawford, el agonizante quejido de cuatro ruedas desfalleciendo por minuto durante cuatro minutos de rodaje y la icónica toma de Ken haciendo donuts alrededor del director, subido éste en un Segway, todavía permanecen en mi memoria. Sin música, tan sólo ruido de motor y neumáticos fundiéndose.

He visto muchos programas de 'Top Gear' pero, de alguna manera, ese vídeo fue el episodio de conducción más intenso jamás filmado. A lo largo de todo el vídeo Ken no habla, ni siquiera sonríe o muestra alguna emoción, a pesar de que hacer todas esas piruetas en un Subaru sobrepotenciado debió ser divertido. Dejó que todo eso permease a través del coche, y no de su boca. Parecía un robot conduciendo una máquina, pero en realidad era un artista.

La secuela, la 'Gymkhana 2', llegó a más del triple de visualizaciones y creó la leyenda. Supo encauzar la energía y el dinamismo de los patinadores de 'skate' y mezclarlos con los sonidos, olores y vistas de la cultura de las preparaciones caseras de coches, introduciéndola en los X-Games como un nuevo deporte recién inventado, y encima en el momento cumbre del "o lo tienes en vídeo, o no ha sucedido" dentro de la historia de la humanidad. Y aquello no era por trofeos de plástico, sino por las risas.

Ese fue el comienzo, pero la magia de Ken estaba en su perseverancia -junto a las sabias manos de su extraordinario productor y director Brian Scotto- para superarse a sí mismo durante catorce años. ¿Saltar con el coche a una barcaza en el agua? Sin problema. ¿Deslizarse por fuera del borde de Pike's Peak y recuperar el control? Hecho. ¿Cortar una de las autopistas más transitadas de Los Ángeles para hacer donuts con el beneplácito de la ley, mientras el resto de los mortales esperaban para pasar? Sí, eso también. ¿Reventar un juego de neumáticos dentro de un casino de Las Vegas? Lo hice el mes pasado.

Siempre estuvo al cabo no sólo de las últimas modas automovilísticas -compactos de rally AWD, preparaciones de turismo extremas, Porsches 'restomod' y, más recientemente, un electrificado y retrofuturista Audi Sport Quattro-, sino también de lo último en cámaras y técnicas audiovisuales. Siempre encontrando la manera de integrar el último truco cinematográfico en su próximo vídeo.

Ken siempre se las apañó para hacer la gamberrada definitiva en el sitio más imposible y capturarla de la manera más icónica. Recuerdo que la primera vez que vi un conjunto de cámaras DSLR listo para hacer un montaje 'esquiva balas' al estilo de Matrix o John Woo, fue en una Gymkhana. A Top Gear le costó un año entero utilizar una técnica parecida. Tenía a los mejores en el negocio peleándose por trabajar con él.

Luego, te hacía parte de aquello junto a tus ideas 'no de moda' sobre la cultura de los coches. Lowriders, 'donks', 'hoopties', Segways, ATV, antiguallas pesadas y camionetas tenían sus cameos en los vídeos de las Gymkhanas. Siempre con respeto hacia esas otras culturas, sin un ápice de menosprecio. Culturalmente hablando Hoonigan Industries era una de las compañías automovilísticas más multiculturales del entorno, abiertos a cualquiera dispuesto a liarla, sin importar su aspecto, sus inclinaciones o sus pronombres.

Y si bien Ken jamás deseó la atención fuera de las carreras, era suficientemente grande como para encontrarlo en una multitud. Siempre tenía tiempo para la gente ya fuesen fans, medios de comunicación o jóvenes pilotos buscando consejo. Sólo pude hablar con él en unas pocas ocasiones pero siempre fue muy atento, dispuesto a charlar sobre su última carrera o con excitación por su último proyecto, y siempre listo para la siguiente aventura.

Intentó durante un tiempo ser coleccionista de coches, comprando un Escort Cosworth y la máquina de rallys definitiva: el Ford RS200. Pero no terminó de calar en él, quizá porque Ken no se preocupaba tanto por los coches. Su preocupación era conducir lo más rápido posible en cada oportunidad que tuviera. Y esa mentalidad no encajaba con la del coleccionista, por lo que vendió el RS200 y no miró atrás. Para él el baile, el espectáculo, lo era todo. No quería añadir en esa ecuación algo como el 'valor de reventa'.

Y aunque el producto final pareciera diversión sin sentido, Ken sabía cómo sacar el máximo partido de sí mismo y de sus coches: la práctica y el trabajo duro. Todo el dinero del mundo no te hará increíble si no pones el debido esfuerzo, y él puso grandes cantidades de esfuerzo, viajes y dedicación en su tarea.

A lo largo de los años, otros pilotos en sus propios coches creados para las acrobacias publicaron sus propias versiones en vídeo de las Gymkhanas, convencidos de que podrían mejorar la fórmula de Ken. Ninguno llegó a igualar la magia de los originales.

salou, spain october 24 ken block of usa and alex gelsomino of usa compete in their monster world rally team ford focus during leg 3 of the wrc rally of spain on october 24, 2010 in salou, spain photo by massimo bettiolgetty images
Massimo Bettiol

Según acumuló éxitos, las oportunidades llegaron a él. Llegó incluso a pilotar en el Campeonato del Mundo de Rallys. Pero Ken Block no olvidó sus raíces, y siempre regresó a ellas. Fue un rico 'gentleman driver', pero sin comportarse como tal, y ciertamente no pasó mucho tiempo con los demás pilotos ricos del IMSA o el paddock de la Ferrari Challenge.

Él prefería charlar con entusiastas sin blanca en Long Beach y Compton, en ingratos tramos boscosos de rallys sin público o en remotas cabañas nevadas en las faldas de montañas con una tabla en los pies y una GoPro en el pecho. Fue capaz de convertir a gente que sólo quería hacer sus estupideces en celebridades, y dirigió la marca de ropa automovilística más exitosa de los últimos veinte años. Recientemente puede hablar en un instituto en East Los Angeles, y me quedé pasmado con la cantidad de 'merchandise' de Hoonigan que llevaban los alumnos. Y esos chicos no sólo lo lucían, creían en su mensaje.

El impacto completo de la influencia de Ken en el periodismo del motor todavía tiene que calcularse, y es increíblemente triste que no esté aquí para ver qué pasará en las próximas décadas, cuando esos jóvenes que inspiró se conviertan en pilotos y productores audiovisuales. La noticia del fallecimiento de Ken fue hace apenas unas horas, y ya cada creador de contenido que he conocido, colaborado o escuchado hablar está inundando las redes sociales con recuerdos suyos. Su impacto positivo en la escena actual de la prensa del motor es del 100%, porque hizo exactamente lo que quería cada día de los últimos diecisiete años.

Tenemos que considerarnos afortunados por ello. Buena suerte y hasta siempre, 43. Fuiste grande.

Vía: Road & Track
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Matt Farah
Editor-at-Large

Matt Farah is a lifelong car enthusiast who began his automotive career at dealerships, rental agencies, and detail shops before discovering the power of YouTube in 2006, with his channel The Smoking Tire. Farah has a Bachelors of Fine Arts from the University of Pennsylvania, with a concentration in Photography, helping not only create YouTube content but also providing his own photography for his Editor-at-Large position at Road & Track.


He has hosted and produced television series on NBC Sports, G4 Network, SPEED, and Esquire. The Smoking Tire Podcast is #1 in the category every week of the year. Now at 800+ episodes, The Smoking Tire podcast is the definitive guest stop for who’s who in the auto industry. Farah’s Westside Collector Car Storage is a game-changer in luxury, concierge parking that expanded to a second location in 2023.