- Al volante del GWM WEY 03: muy veloz en línea recta
- Nissan X-Trail e-Power vs Skoda Kodiaq RS: dos formas de llevar a la familia
La nueva generación del Renault Espace es diferente a todas las demás. Para crearla, la marca francesa se ha fijado en su modelo de mayor crecimiento en el mercado y eso significa dejar atrás el formato monovolumen con el que siempre se ha presentado. Quizás muchos no estén de acuerdo en la decisión adoptada por el fabricante automovilístico, pero el mercado le está dando la razón pues el recién llegado ya ha conseguido situarse por encima del referido Austral, siendo el modelo de la compañía que más ha crecido en lo que llevamos de año, algo que es entendible ya que es la principal novedad de la gama.
Adaptado a la moda SUV
Ahora cuesta más reconocer a este modelo como un Espace y eso se debe tanto a su nuevo formato SUV como al hecho de que estéticamente es sumamente parecido al Renault Austral. Esto es así porque la nueva generación es básicamente una versión de batalla extendida de este, lo que significa que las principales virtudes de su hermano están presentes, acompañadas de una mayor habitabilidad y la posibilidad de incorporar dos asientos más como parte de una tercera fila que, sinceramente, no termina de convencer. Este es el principal aspecto que echarán de menos los fieles de las anteriores generaciones.
Cuando tienes delante el Espace es prácticamente imposible diferenciarlo de un Austral pues tanto los grupos ópticos como la parrilla, paragolpes y capó son idénticos en ambos modelos. La cosa cambia en el lateral a medida que nos acercamos a la parte trasera ya que las puertas posteriores son más grandes, como también lo es el voladizo trasero, mientras que la zona del pilar D cambia para adaptarse a una línea de techo con una caída menos pronunciada y al portón, que se muestra más vertical. En cuanto a la zaga, se vuelven a conservar los pilotos, pero el paragolpes presenta unas formas diferenciadas y en los flancos aparecen una suerte de salidas de aire, totalmente incomunicadas.
Renault Espace - fotos
Disfrutarás mucho de sus plazas traseras
Las similitudes continúan en un habitáculo idéntico en el que para encontrar los cambios tendremos que acceder a las plazas traseras. Delante seguimos teniendo dos grandes pantallas para el cuadro de instrumentos y el sistema multimedia, un volante con mandos táctiles que no termina de ser redondo y una consola central muy generosa que dispone de una estructura para apoyar la muñeca y un comportamiento oculto al que solo podemos acceder si deslizamos el citado soporte. Por supuesto, cuenta con una superficie para cargar el teléfono móvil de forma inalámbrica, dos salidas USB-C, una toma de mechero, botones físicos para manipular el climatizador (algo que se agradece hoy en día) y un selector del cambio situado detrás del volante. Aquí también encontramos unas levas encargadas de regular el nivel de frenada regenerativa y el típico mando desfasado de Renault para subir y bajar el volumen del sistema de sonido.
Encontrar la posición de conducción adecuada me ha costado más de la cuenta, pero una vez conocidos todos los posibles ajustes es mucho más fácil sentirse cómodo. El volante permite un ajuste en profundidad muy amplio, el asiento presenta un margen de altura generoso de forma que podemos ir o muy bajos o muy altos y el reposacabezas puede bascular hacia delante o hacia detrás a nuestro gusto. El espacio en ambas plazas delanteras es bueno, pero la visibilidad no es tan buena como nos gustaría ya que, al ser los montantes gruesos y los retrovisores grandes, tenemos una zona en las esquinas un tanto limitada, de forma que habrá que tener cuidado con los peatones al acercarnos a algún paso de cebra. La trasera tampoco lo es debido a que el vidrio posterior es algo pequeño.
Los 7 centímetros adicionales de batalla se disfrutan, y mucho, en unas plazas traseras que proporcionan un nivel de confort muy elevado. El acceso a ellas es sencillo: las puertas abren en un buen ángulo (algo menos que un Nissan X-Trail), liberan un espacio generoso y no hay que agacharse mucho (mido 1,80 metros). Una vez dentro es muy fácil acomodarse debido a los geniales asientos posteriores, desde los que disfrutar de una distancia para las piernas y la cabeza sobresalientes, un buen nivel de anchura, banqueta regulable longitudinalmente y reposacabezas dotados de unas almohadillas brillantes. Vamos que irás como un señor. Eso sí, se echa en falta un climatizador trizona (solo hay salidas de aireación) y cristales laminados que ayuden a mejorar el nivel de insonorización general del coche. También nos hubiera gustado que al abrir y cerrar las puertas el sonido fuera diferente: se siente muy tosco, poco refinado.
En cuanto a la tercera fila de asientos, lo mejor será elegir este coche en configuración de cinco plazas. De esta forma ganaremos 104 litros de maletero y podremos ir muchísimo más cómodos en las plazas traseras, ya que de lo contrario la presencia de los dos pequeños asientos posteriores nos limita un poco las posibilidades. El acceso es difícil, el espacio para las piernas se antoja prácticamente nulo y damos con la cabeza en el techo. Digamos que son plazas pensadas para niños y aún así, sería necesario deslizar unos centímetros la banqueta de la segunda fila hacia delante para liberar algo de espacio, lo que restaría confort a estos ocupantes. En este sentido, en un Dacia Jogger de siete plazas se viaja muchísimo más cómodo ya que el acceso es bastante mejor y hay espacio suficiente para dos adultos. Además, es mucho más barato.
Ágil, eficiente y con buena pisada
Las familias que se decanten por el Espace se van a encontrar con un coche muy equilibrado, uno que proporciona buena dosis de confort para el uso diario y un dinamismo elevado para permanecer entretenido cuando se cambian las rectas por las curvas. El chasis es el gran responsable: la suspensión goza de una capacidad de absorción de los baches notable y la presencia del eje trasero direccional le brinda al conjunto una destacada agilidad, permitiendo que el SUV francés se sienta directo y decidido a la hora de afrontar los giros más cerrados. El disponer de cuatro ruedas directrices no solo mejora su comportamiento en carretera, sino que también afecta a la hora de ofrecer una mejor maniobrabilidad. Esto es de agradecer cuando nos movemos por la ciudad, aunque la visibilidad no es todo lo buena que nos hubiera gustado y eso se debe tanto al grosor del montante del parabrisas como a los generosos retrovisores laterales. No obstante, asistentes como la cámara 360 grados y los diferentes sensores que rodean la carrocería nos ayudan a mejorar nuestra visión el entorno.
En este ámbito urbano circularemos la mayor parte del tiempo en modo eléctrico, algo que es de agradecer dada la suavidad de marcha en estas condiciones y el ahorro en el consumo de combustible que supone. Sí, el Espace gasta poco y esa es una de sus grandes virtudes. Quizás sus 200 caballos no son lo que esperarías de una cifra como esa, pero están llenos de eficiencia, arrojando 5,7 litros a los 100 kilómetros durante nuestros días de convivencia con el SUV francés. La potencia se entrega de forma muy progresiva, sin rastro de brusquedades, siendo más que suficiente como para mover el conjunto con cierta soltura, pero no con demasía. El ruido del propulsor tricilíndrico de 1.2 litros no es muy acusado cuando le pedimos la máxima aceleración (el aislamiento del habitáculo es notable, no sobresaliente) y el cambio de marchas automático se encarga de hacer todo el trabajo por nosotros pues ni siquiera nos indica en qué relación circulamos (hay unas levas detrás del volante, pero solo sirven para regular la frenada regenerativa en base a cuatro niveles). Eso sí, hay ocasiones (a unos 80 y 120 km/h) en las que se produce una marcada discontinuidad en la entrega de potencia, digamos que los cambios entre las distintas velocidades se notan más de la cuenta.
A través del Multi-Sense podemos actuar sobre la respuesta del motor, pudiendo elegir entre las configuraciones Eco, Normal y Sport; de la dirección, con otras tres programaciones; sin olvidarnos del sistema 4Control Advanced, que podremos variar en base a 13 posiciones diferentes. Cuanto más nos acerquemos al número de la superstición para muchos, más notoria será la actuación del eje trasero direccional, es decir, lograremos una mayor agilidad. Sobre lo que no podemos interferir es en la firmeza de los amortiguadores, ya que estos tienen una puesta a punto determinada, muy bien elegida. También nos gusta el tacto del pedal de freno. Vale, no es perfecto, ni mucho menos, ya que tiene un pequeño recorrido inicial no muy consistente, pero una vez superado te permite modular la fuerza de frenado satisfactoriamente.
Equipamiento abundante y precio razonable
Renault comercializa el Espace de nueva generación en los acabados Techno, Techno Esprit Alpine e Iconic, siendo este último el elegido para nuestra unidad de pruebas. Desde el más básico de la gama el SUV francés ofrece un equipamiento generoso en el que no faltan los faros LED Adaptative Vision, llantas de 19 pulgadas, sistema multimedia con pantalla táctil de 12 pulgadas (incluye navegador y servicios Google+), portón de apertura automática con función manos libres, ayuda al aparcamiento delantero y trasero con sensores laterales, detector del ángulo muerto y prevención de cambio de carril, entre otras cosas. Eso sí, el acabado de acceso no incluye el sistema de dirección en las cuatro ruedas, totalmente recomendable debido a los beneficios dinámicos y de maniobrabilidad que supone. Los precios parten desde los 42.253 euros, pero pueden superar los 50.000 € si se opta por un Espace totalmente equipado. Estas tarifas le sitúan al mismo nivel que rivales como el Nissan X-Trail o el Hyundai Santa Fe, siendo mucho más barato que otros como el Kia Sorento. Por cierto, la configuración de siete plazas no tiene coste adicional.
A favor: habitabilidad trasera, consumo de combustible, sistema 4Control, comportamiento equilibrado.
En contra: sin climatizador trizona ni cristales laminados, plazas de la tercera fila, maletero con todos los asientos disponibles, sonido al abrir y cerrar las puertas.
