Una de las joyas de la corona del automovilismo está a un paso de la desaparición. Único en el mundo, el circuito de Nürburgring es uno de esos reductos que nacieron en el pasado, cuando los pilotos de F1 de la época se jugaban el tipo en sus rampas del 17% de desnivel, cambios de rasante en una pista bacheada y estrecha. Hasta ahora, cualquier aficionado ha tenido la posibilidad no sólo de visitarlo, sino también pilotar en los 20,7 kilómetros más emocionantes de su vida.

Si has tenido la suerte de acudir a Nürburgring, seguro que te has visto abrumado por las numerosas competiciones y actividades que se dan cita allí cada año. Prácticamente no existe fin de semana que no se celebre un festival, encuentro para aficionados o carreras, eso cuando no toca Gran Premio de F1 o la prueba de resistencia de 24 horas.

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Todo esto te lleva a preguntarte, cómo un lugar lleno de actividad y que recibe miles de visitantes cada día puede estar al borde de la bancarrota. Sucedió como en muchas otras ocasiones, la avaricia rompe el saco.

En 2007 un grupo de promotores quiso hacer del mítico circuito, un gran complejo turístico en el que tuvieran cabida un parque de atracciones, múltiples centros comerciales, nuevos hoteles y restaurantes. En cierta medida podríamos pensar que esta nueva oferta de actividades podría suponer un crecimiento exponencial del 'Ring' y por ende una vida ilimitada. Sin embargo, las cosas se torcieron por varios motivos.

El primero es que en 2009 cuando se finalizaron las obras, de un presupuesto inicial de 215 millones de euros se había realizado una inversión total ascendía a casi el doble, 400 millones.

Esto a priori podría ser subsanable gracias al triunfo del proyecto y un alto número de visitantes. Sin embargo, este éxito nunca llegó, ya que las cifras de asistentes presentadas para el proyecto estaban muy por encima de las reales. Y así nace el verdadero problema. Las cuentas no salen ya que el proyecto está sobredimensionado y los inversores privados reclaman su dinero mientras la deuda se incrementa día a día.

En 2010, el gobierno local trata de garantizar la supervivencia y adquiere el complejo incluidas las cuantiosas deudas que acumula. Por primera vez en la historia, Nürburgring se encuentra en manos del estado y se alquila a organismos privados.

El principal causante de la situación actual de bancarrota es el sobredimensionado complejo turístico

Pese a los esfuerzos, la situación a día de hoy es insostenible y la entidad pública encargada de gestionarlo, Nürburgring GmbH, debe 330 millones de euros. El estado alemán, como es lógico por otra parte y dada la actual crisis, se niega a poner un euro más. Desde la UE las noticias tampoco son alentadoras y Bruselas no está dispuesta a pagar los platos rotos para salvar el mítico circuito.

En consecuencia, si no llegan inversores y dinero pronto, la temporada 2013 y eventos tan importantes como el GP de Fórmula 1 o las 24 Horas de Nürburgring podrían desaparecer ya que desde ayer 18 de Julio se ha declarado la bancarrota.

El magnate de la Fórmula 1, Bernie Ecclestone ya ha declarado que "hará todo lo que sea comercialmente factible para salvar el Gran Premio". En caso contrario el 'gran circo' se desplazaría a Hockenheim.

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No quiero acabar este pequeño repaso a la pésima situación actual sin destacar a la plataforma Save the Ring –no confundir con Love the Ring, creado por los promotores del parque temático que ha llevado a la ruina al circuito, con la intención de equivocar a los aficionados-. Esta organización, con el apoyo de pilotos locales como Sabine Schmitz lleva luchando desde hace años por la supervivencia de Nürburgring y denunciando la lamentable gestión de los últimos años. Propone soluciones como separar la gestión del complejo turístico del propio circuito, el apoyo de la industria local o poner de gestor a alguien realmente comprometido con el proyecto y el mundo del motor.

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