Se dice que el tiempo pone a cada uno en su sitio y parece que la ocasión idónea para que el Mercedes Clase A demuestre que puede ser todo un referente dentro de su segmento ha llegado, especialmente en el de los compactos deportivos. Lejos queda aquel año 1997 en el que conocimos a una primera generación, que apenas superaba los tres metros y medio de longitud y cuyo motor más potente ofrecía 140 caballos. Ahora, el modelo alemán ha evolucionado a pasos de gigante y el mejor ejemplo de ello nos llega con nuestro compañero de viajes para los próximos días, el Mercedes-AMG A 35, o lo que es lo mismo, la versión de acceso a la gama más deportiva de Affalterbach, un producto que busca ser la mezcla perfecta entre un coche de uso diario y otro destinado al fin de semana. Veamos que nos ofrece.

preview for Prueba Mercedes-AMG A 35: Deportivo y civilizado

Presentado el pasado año, y con unas dimensiones de 4,43 metros de largo por 1,79 de ancho y una altura de 1,40 m, así como una batalla de 2,73 metros, el alemán no quiere ser uno de esos coches extravagantes que se reconozcan a distancia, aunque eso no es ningún impedimento para que este ejemplar presente una serie de rasgos característicos que lo diferencien del resto de la gama del Clase A. En este sentido, el AMG A 35 presume de una imagen más deportiva y agresiva, gracias a la presencia de unos paragolpes modificados con unas entradas de aire más grandes, parrilla frontal rediseñada, faldones laterales específicos y un prominente difusor en la parte trasera, así como dos generosas salidas de escape. Además, esta unidad de pruebas cuenta con un paquete aerodinámico específico que añade unos aletines en el paragolpes frontal, llantas de 19 pulgadas –en medidas 235/35 R19– y un alerón de grandes dimensiones.

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Esa imagen tan atractiva nos indica que este es un automóvil diferente, uno que ha sido puesto a punto por AMG para ofrecer unas sensaciones al volante únicas y, a decir verdad, lo han conseguido. Inmediatamente, uno se da cuenta de que el A35 es un compacto equilibrado que puede utilizarse perfectamente para los trayectos del día a día, sin ser muy radical, pues su firme suspensión –de esquema McPherson delante y paralelogramo deformable detrás– nunca llega a desagradar, sus excelentes frenos –discos perforados de 350 mm en el eje delantero y 330 mm en el trasero– son muy dosificables, y el cómodo habitáculo es perfecto para que viajen cuatro personas.

Descubriendo su interior

Este, es uno de los más destacados del segmento ya que pone a disposición del conductor un espacio donde la tecnología y la deportividad hablan por sí solos. Entre las cosas más destacadas encontramos una doble pantalla de 10,25 pulgadas e instrumentación digital que nos ofrece multitud de opciones y una serie de elementos relacionados con la conducción de lo más interesantes como, por ejemplo, la potencia y el par motor desplegados en cada momento, un medidor de las fuerzas G, o un cuadro de instrumentos con cuatro formas de visualización diferentes. Todo ello se puede manejar haciendo uso de los mandos del volante, o a través del panel táctil de la consola central o, incluso, desde la propia pantalla. En un principio puede resultar bastante complicado y enredoso, pero una vez nos hemos acostumbrado a su funcionamiento y al lugar que le corresponde a cada apartado, no tenemos ninguna queja sobre el sistema de infoentretenimiento MBUX de Mercedes.

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Los 400 Nm se entregan contundentemente entre las 3.000 y las 4.000 rpm.

A la hora de hablar del espacio ofrecido por este compacto deportivo no podemos ponerle ninguna pega, en absoluto. Dadas las proporciones del A 35, los ocupantes se encontraran con un habitáculo espacioso en el que poder viajar cómodamente y sin sobresaltos. Tanto las plazas delanteras como las traseras cumplen a la perfección, lo que provoca que las personas que van a bordo se sientan plácidamente y no tengan que preocuparse ni por el espacio de las rodillas, los hombros ni la cabeza, y eso que esta unidad de pruebas equipaba un techo solar panorámico. Junto a este, los ocupantes pueden disfrutar, además, de un espectáculo de luces multicolor una vez la noche ha cobrado todo el protagonismo, pues la ambientación interior del Mercedes es espectacular.

A la hora de cargar nuestros objetos personales, compras y todo tipo de utensilios, el maletero pone a nuestra disposición un total de 370 litros –ampliables hasta los 1.210–, es decir, una cifra con la que se posiciona por encima de sus rivales más directos.

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Hora de ponernos en marcha

Ahora sí, es el turno de ponernos en marcha y para ello decidimos arrancar su propulsor haciendo uso de la función Emotion (el número de vueltas del ralentí se eleva brevemente y las mariposas del escape se abren para ofrecer un sonido más pronunciado). Para activarlo únicamente tenemos que tirar de una de las levas del cambio y pulsar al mismo tiempo el botón de arranque. De inmediato, uno se da cuenta de que un motor ‘gordo’ ha empezado a latir y es que gran parte del encanto de este coche se debe al bloque que se esconde debajo del capó, un 2.0 litros turboalimentado de cuatro cilindros que ofrece la potencia necesaria como para divertirnos tanto en las rectas como en las curvas. Un total de 306 caballos (entre las 5.800 y 6.100 rpm) así como un par máximo de 400 Nm, que se entregan contundentemente entre las 3.000 y las 4.000 vueltas, aunque por debajo de este régimen no encontraremos gran cosa. Pero una vez hemos alcanzado el número tres del cuentarrevoluciones, todo comienza a cobrar sentido y nuestra emoción no cesa hasta que la aguja sobrepasa el seis. Es en ese rango donde el propulsor empuja con mucha fuerza, pegándonos al asiento con bastante vehemencia y permitiéndonos disfrutar de una caja de cambios de doble embrague y siete relaciones que siempre está donde se la necesita.

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Los cambios de marcha son rápidos y precisos, y llegan acompañados de una serie de petardazos y detonaciones en las reducciones si llevamos activado el modo Sport +, algo que no ocurre en el resto de modos de conducción (Slippery, Comfort, Sport e Individual) los cuales afectan a la respuesta del motor, transmisión, dirección, Start & Stop y tren de rodaje. Pero la transmisión no solo destaca en una conducción deportiva ya que desde parado y a ritmos suaves muestra una fluidez y un refinamiento sobresaliente. Siempre que queramos cambiar de velocidad por nuestra cuenta sin que intervenga la electrónica, lo único que tendremos que hacer es pulsar el botón del modo manual situado en la consola central, con lo que todo el control estará bajo nuestras manos.

El complemento perfecto es la tracción a las cuatro ruedas 4MATIC, que reparte el 100% a las ruedas delanteras o la mitad en cada eje, dependiendo de la situación, ayudándose de un embrague multidisco alojado en la parte trasera. Su presencia es fundamental para que el A35 muestre un aplomo y un agarre muy alto a la hora de afrontar los giros y salga de las curvas con mucha determinación y con la sensación de estar como en casa.

El A35 es equilibrado, puede utilizarse perfectamente para los trayectos del día a día.

Otro de sus puntos más destacados es la excelente puesta a punto de una dirección muy directa y lo suficientemente comunicativa como para ser conscientes de la cantidad de agarre que nos queda antes de la que las ayudas electrónicas pongan todo en su sitio. La precisión con la que guía al tren delantero es soberbia, recordándonos en cierto modo a las sensaciones ofrecidas por un kart, ya que los cambios de dirección se realizan con una precisión y una rapidez que resultan muy adictivas, haciendo que el A35 sea el ‘juguete’ perfecto para sacarnos una sonrisa siempre que la necesitemos.

No obstante, si uno desea acercarse a los límites del coche lo podrá hacer, siempre y cuando active el modo Sport Handling del ESP, con lo que el sistema de tracción a las cuatro ruedas se pondrá en modo deportivo y las ayudas electrónicas nos dejarán jugar un poco más con los movimientos del coche. Es en esta situación donde el conductor puede descubrir el carácter subvirador del A 35, que lo tiene. Y eso que contamos con la presencia del citado sistema 4Matic, aunque todo vuelve a la normalidad al levantar el pie del acelerador y corregir ligeramente la trazada con el volante.

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Diego Rueda Matesanz//Car and Driver

Todo ello no debe suponer un problema, pues la sensación de seguridad que transmite este coche es muy elevada, con esa gran pisada que exhibe, sus giros rápidos y precisos, así como un equipo de frenos que ofrece un rendimiento sobresaliente. Y es que no hay mejor aliado para detener el ritmo tan elevado que es capaz de alcanzar el AMG en cuestión de segundos que sus discos perforados con pinzas de cuatro pistones delante y uno detrás, los cuales actúan de forma impecable ofreciendo una gran frenada. Otro aspecto a destacar es la sensibilidad que ofrece el pedal de freno; con el que podemos graduar perfectamente la intensidad y mordiente del sistema.

El A35 muestra un aplomo y un agarre muy alto a la hora de afrontar los giros. Un terreno en el que se siente como en casa.

Pero todo tiene un precio y no es otro que el consumo de combustible. Y es que para alimentar todos y cada uno de los 306 caballos se necesita una dieta rica en gasolina, lo que se traduce en un gasto medio bastante sensible al uso del acelerador. Circulando con suavidad por carreteras bajo los límites establecidos, el compacto alemán se moverá en torno a los 7,1 litros a los 100 km, mientras que si nos disfrazamos de piloto, la cifra subirá rápidamente por encima de los 14. Nuestra media realizada durante más de 400 kilómetros, mezclando vías secundarias, autopistas y ciudad ha sido de 9,5 litros, una cifra que puede considerarse elevada al tratarse de un motor de cuatro cilindros. Para tratar de contener ligeramente el gasto medio, Mercedes ha instalado un sistema de conducción ‘a vela’, es decir, una función que se activa con el modo más conservador del motor y que le permite desconectarse de la cadena cinemática mientras llaneamos a un ritmo normal en carretera.

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Pero si dispones de los 58.550 euros que pide Mercedes por este coche, no creo que te importe el elevado gasto de carburante. Además, por esa cifra podrás disfrutar de uno de los compactos deportivos más destacados de su segmento, capaz de adentrase en la ciudad con sigilo y suavidad, y transformarse por completo en las carreteras de curvas, dándote cuenta de que los 4,7 segundos que tarda en alcanzar los 100 km/h no son ninguna broma. Por cierto, para conseguirlos, contamos con un control de salida que se activa con mucha facilidad y nos regala unos instantes mágicos. Tan solo deberemos seleccionar el modo Sport+, pisar al máximo el pedal del freno con el pie izquierdo y hacer lo propio con nuestro otro pie en el acelerador, encendiéndose de ese modo un testigo en el cuadro de instrumentos que nos avisa de la activación del sistema. Suelta el freno y el A 35 saldrá disparado.

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Mercedes lo ha logrado, ha desarrollado un coche con el que sentirnos afortunados de su presencia en nuestro garaje, un automóvil que nos sirve tanto para los desplazamientos diarios como para disfrutar de su comportamiento y prestaciones en carreteras reviradas. Podrás ser cauto o llamativo, solo tú tienes la última palabra.

A favor: Prestaciones, estética, dirección, comportamiento.
En contra: Consumo, precio.