El Salón del Automóvil de París del año 2018 sirvió para dar a conocer una variante muy especial dentro de la gama del pequeño crossover presentado por Audi dos años atrás. El Q2 recibía así su correspondiente versión deportiva acompañada de esa letra ‘S’ encargada de distinguir a una serie de modelos aspiracionales que no llegan a los niveles de sus hermanos RS, pero que son más que suficientes como para ofrecer fuertes sensaciones al volante. La receta volvía a ser la misma que en otras ocasiones: una estética vistosa, un interior con toques diferenciales, tracción en las cuatro ruedas, cambio automático y un vigoroso motor turboalimentado.

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Christian Colmenero

Ligeros cambios estéticos

Con esos ingredientes, el Audi SQ2 conseguía acelerar de 0 a 100 km/h en apenas 4,8 segundos y su velocidad máxima se limitaba a 250 km/h. Esas cifras se han mantenido inalteradas con el restyling introducido por la marca a finales del 2020, no así el apartado estético y tecnológico del pequeño todocamino. Como suele ser habitual en este tipo de actualizaciones de mitad de ciclo comercial, los cambios afectan a los paragolpes, una parrilla rediseñada así como unos faldones laterales, carcasas de los espejos retrovisores y un alerón que cambian su diseño, sin olvidarnos de unas llantas de 19 pulgadas novedosas, faros con tecnología led y una gama de colores externos ampliada. Todo ello pensando en ofrecer una imagen refrescada que consiga darle un impulso comercial al Q2 más prestacional del mercado.

Su interior está liderado por los tonos oscuros y materiales de buena calidad que acompañan a las versiones S de Audi, así como detalles y costuras en color rojo aportando un cierto toque de deportividad. Los asientos son bastaste cómodos y ofrecen una sujeción lateral más que suficiente como para mantenernos en el sitio a la hora de afrontar curvas, con un espacio más amplio de lo esperado para las piernas tanto en las plazas delanteras como en las traseras. Audi ha introducido su cuadro de instrumentos digital de 12,3 pulgadas, que viene acompañado de unos gráficos específicos visibles al conectar el encendido, mientras que la pantalla del sistema multimedia se mantiene inalterada. En cuanto al maletero, cubica 355 litros de capacidad, ampliables hasta los 1.000 l si se abaten los asientos posteriores, cuenta con una boca de carga generosa y dispone de una red muy interesante que limita el movimiento de los objetos depositados.

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El Q2 más efectivo de la familia

Tras haber tenido la fantástica oportunidad de probar toda la familia RS de Audi tanto en el circuito como en la calle recientemente, el siguiente contacto con esta gama de vehículos prestacionales ha sido con el miembro más pequeño de la estirpe, un Audi SQ2 que desde el primer momento trata de dibujarte una sonrisa en la cara gracias a sus atributos. No es un RS, de manera que no estamos ante un modelo radical, pero eso no significa que esté exento de diversión ya que presume de un chasis sobresaliente que incluso nos deja jugar con el eje trasero en el modo de conducción dynamic, siempre y cuando el piso esté algo deslizante, ya que de lo contrario se aferrará al asfalto con suma entereza.

Su eje delantero no se siente más voluntarioso que el de un Q2 estándar a la hora de entrar en las curvas, pero eso no es ninguna pega ya que te permite afrontar los giros con mucha decisión gracias, en parte, a una dirección sumamente rápida que presume de únicamente dos vueltas de volante entre topes. Esto hace que no tengas que desplazar las manos de su posición inicial para afrontar la mayoría de las curvas pues este sistema consigue que, cuanto mayor sea el grado de giro del volante, más directa sea la dirección. Esto también tiene el efecto contrario y es que, si realizamos pequeños movimientos a la hora de rodar por autovías a velocidades elevadas, notaremos cómo el coche se vuelve muy tranquilo ya que en estas circunstancias la dirección es mucho menos directa.

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Dicho esto, el SQ2 se nota mucho más efectivo que el resto de versiones del pequeño SUV de Audi cuando se trata de afrontar curvas rápidas y eso se debe a la suspensión deportiva S equipada de serie. Cuenta con amortiguadores y muelles más firmes, además de una carrocería rebajada en 20 milímetros, por lo que el centro de gravedad del vehículo se sitúa más cerca del asfalto. Con su presencia notamos cómo el coche gana en firmeza, aunque esta no puede ser alterada ya que no hablamos de un sistema adaptativo, una peculiaridad que quizás no sea del gusto de todos. En conducción deportiva se echa de menos un punto más de dureza para que así los movimientos de la carrocería estuvieran mejor contenidos, mientras que en entornos urbanos podría ser algo más blanda para así absorber los baches con un grado más elevado de confort. Audi ha buscado una suspensión equilibrada que logra aprobar con un notable alto en todos los exámenes, aunque no llega al sobresaliente.

Prestaciones garantizadas

El propulsor EA888 del Grupo Volkswagen siempre es garantía de éxito. Aquí desarrolla 300 caballos de potencia y un par máximo de 400 Nm, unas cifras más que suficientes como para mover con muchísima soltura a un SQ2 que cubre la maniobra del 0 a 100 en apenas 4,9 segundos. El empuje a partir de las 2.500 rpm es muy intenso y no decae hasta llegar a la zona roja del cuentavueltas, por lo que en un abrir y cerrar de ojos habrás alcanzado un ritmo verdaderamente elevado. Si tenemos que ponerle una pega, esa es la banda sonora. Si bien es cierto que desde fuera las cuatro salidas de escape emanan una melodía bastante sugerente en el citado modo de conducción dynamic, particularmente cuando levantas el pie del acelerador, desde dentro apenas se dejan sentir todos esos CV del motor turbo de 2.0 litros.

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Este bloque marcha asociado a una caja de cambios automática S tronic de siete velocidades, que hace una lectura de la situación bastante acertada cuando practicamos una conducción deportiva, aunque se echa en falta un modo puramente manual que nos permita mantenernos en la marcha elegida sin que el sistema cambie a otra superior cuando llegamos a la zona roja del cuentarrevoluciones. Es una transmisión que realiza las transiciones de una marcha a otra con rapidez, apoyándose en unas levas detrás del volante bastante pequeñas pero agradables de manejar. Su mejor aliado es el conocido sistema de tracción quattro de la marca, que es sinónimo de una motricidad brillante. El SQ2 no cuenta con el sistema torque splitter que sí está presente en el Audi RS 3, de manera que no puede distribuir el par de forma independiente entre las ruedas posteriores. En su lugar, aplica una determinada cantidad de frenado sobre la rueda interior al giro, una solución con la que se gana en agilidad y se limita el subviraje, pero con la que puedes llegar a saturar los frenos en conducción deportiva.

Y hablando de estos, el tacto que ofrece el pedal nos ha parecido fantástico. El SUV alemán recurre a unos discos de freno ventilados en ambos ejes, de 340 milímetros de diámetro delante y 310 mm detrás. Desde el primer momento ofrecen una respuesta a la altura de las circunstancias, induciendo grandes dosis de confianza en el conductor ya que este puede regular la fuerza de frenado que desea aplicar con un grado de precisión muy elevado debido a que el pedal se modula mucho más por presión que por desplazamiento.

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Cerca de los 10 litros

Por último, toca hablar del consumo de combustible. El motor de cuatro cilindros y la tracción total deben mover un total de 1.610 kilos, que es una cifra bastante respetable para un vehículo de su tamaño. Es por ello que el Audi SQ2 homologa 8,3 litros a los 100 kilómetros, una media que se puede lograr perfectamente siempre y cuando circulemos a ritmos suaves siendo cautelosos con el acelerador. Si se rueda con normalidad y dándole alguna que otra alegría al conjunto el gasto medio será de entorno a los 9,5 l/100 km.

Aquellos que estén interesados en adquirir este coche deberán darse prisa ya que su vida comercial tiene fecha de caducidad, tal y como confirmó el CEO de Audi a principios de este año. No habrá una segunda generación del Q2, como tampoco un reemplazo del A1. Los segmentos más pequeños ya no interesan en la casa de Ingolstadt pues todos los esfuerzos se centrarán en reforzar categorías superiores, que son más rentables. Esto significa que el próximo año nos tocará despedirnos del Audi SQ2, un crossover que destaca por la puesta a punto de su chasis, su elevada motricidad, la capacidad de aceleración y un diseño muy atractivo del que ya podemos empezar a olvidarnos. Todavía queda tiempo para conocer sus maneras, eso sí, habrá que pagar los 55.970 euros que pide la marca por él.

A favor: diseño, tracción quattro, prestaciones, tacto del freno, chasis.
En contra: precio, sonido del motor, sin suspensión adaptativa.