Aquellas personas que se hayan decidido finalmente por comprarse un vehículo eléctrico y que encuentren en el Tesla Model 3 la elección idónea, quizás estén dispuestas a considerar una alternativa que es muy parecida en lo que a estética y tecnología se refiere, pero que añade un plus de habitabilidad y espacio de carga gracias a sus mayores proporciones, sin llegar a los niveles del Model X. ¿Su nombre? Tesla Model Y, el nuevo SUV que acaba de aterrizar en nuestro país y del que la marca espera sacar una gran rentabilidad. ¿Lo conseguirá? No lo sabemos, pero de lo que sí tenemos certezas es que hoy nos espera un día muy entretenido. ¡Comencemos!

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Fernando Roi//Car and Driver

Más corpulento y elevado

Tesla ha triunfado con su Model 3, un coche que puede presumir de haber sido el vehículo eléctrico más vendido del planeta tanto en el 2019 como en el 2020, con unos datos en este 2021 que van por el mismo camino. Estamos, por tanto, ante el gran reclamo de la compañía estadounidense, aunque a partir de este mes de septiembre todo puede ser diferente y eso es porque Tesla tiene muchas expectativas puestas en su nuevo Model Y. Básicamente, estamos ante un Model 3 con una carrocería más voluminosa y elevada pues gana 6 cm a lo largo, 7 a lo ancho y, sobre todo, 18 a lo alto. Esto también hace que este coche sea 160 kilos más pesado que el exitoso sedán.

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El vehículo que tenemos con nosotros se corresponde con la versión Gran Autonomía, que es la única disponible por ahora en nuestro país. Por lo tanto, no goza de las llantas específicas de 21 pulgadas (nuestra unidad de pruebas equipaba unas de 20"), los frenos performance, la suspensión más baja y los pedales de aluminio de la versión Performance que llegará a principios del 2022. Dicho todo esto, estamos ante un modelo con una estética muy similar a la del Model 3. La mejor prueba la tenemos con el diseño del paragolpes, que mantiene sus formas, la entrada de aire inferior y las aperturas laterales, así como unos grupos ópticos prácticamente calcados a los del compacto. Lo mismo ocurre con el capó, los espejos retrovisores, el techo de cristal, los pilares A, B y C y las líneas de estilo que recorren la carrocería. En la zaga se conservan los pilotos, la forma del maletero con esta especie de alerón integrado, aunque cambia el diseño del paragolpes, que incluye un área de plástico negro, el mismo que se extiende por los pasos de rueda y toda la parte inferior del vehículo, aportándole un toque aventurero. Por último, cabe destacar que el Model Y puede incluir una bola de remolque, capaz de arrastrar hasta 1.600 kilos.

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Con respecto al interior las diferencias son mínimas y es que cualquiera que se suba en este coche pensará que está sentado en un Model 3, aunque la postura de conducción elevada le hará darse cuenta de que está equivocado. Los paneles de las puertas cambian ligeramente, pero por lo demás se conservan todos los elementos, incluyendo las dos zonas de carga inalámbrica para el smartphone y una pantalla táctil de 15 pulgadas desde la que se controlan todas, o casi todas, las funciones del vehículo. Exige un cierto periodo de aprendizaje dada la cantidad de opciones disponibles, pero pronto te acostumbras, al igual que sucede con el Model 3. Por cierto, el Model Y incluye un filtro HEPA de grado hospitalario, algo de lo que carece su hermano sedán.

A nivel de chasis nos encontramos con un vehículo que responde a las mil maravillas y que deja unas sensaciones muy parecidas a la del Tesla Model 3.

Un maletero muy generoso

El gran punto fuerte de este coche es la habitabilidad y el mayor espacio de carga con respecto a su hermano el Model 3. Con respecto a lo primero, de inmediato nos damos cuenta del generoso espacio del que disponemos para la cabeza y es que esos 18 centímetros de altura adicionales se dejan notar, y mucho. El espacio para las piernas sigue siendo muy destacado, los asientos vuelven a recurrir a un material vegano que sustituye al cuero y los respaldos en estas plazas traseras se pueden ajustar con tan solo pulsar un botón, lo que nos permite ganar más o menos espacio para la cabeza en función de la posición elegida. El Model Y también goza de aireadores en esta zona posterior y cuando nos desplazamos al asiento central, descubrimos una gran amplitud para mover los pies en cualquier dirección debido a la ausencia de un túnel central que no es el único elemento ausente pues también lo está el reposacabezas.

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Fernando Roi

En cuanto al maletero, Tesla no nos ha facilitado la capacidad de carga de un cofre delantero que es mucho más generoso que el del Model 3 –en el sedán cubica 117 litros–, pero sí del principal, el trasero y es que este ahora crece hasta los 854 litros para así ofrecer un volumen total de nada menos que 2.158 litros. Es una cifra muy destacada y también el principal argumento a favor del Model Y con respecto a su citado hermano. Los asientos traseros se pueden abatir muy fácilmente con tan solo pulsar un botón situado en la parte izquierda de un maletero que también goza de un compartimento bastante más generoso (reservado para guardar los cables de carga) y de dos zonas laterales que nos permiten almacenar diferentes objetos. Una vez se abaten los respaldos, tenemos el hueco suficiente como para introducir un pequeño colchón y disfrutar de una noche estrellada gracias al gran techo de cristal del coche. (Corrección: el cofre delantero del Tesla Model Y cubica 117 litros por los 88 l del Model 3)

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Hora de ponerse en marcha

A nivel de chasis nos encontramos con un vehículo que responde a las mil maravillas y que deja unas sensaciones muy parecidas a la del Tesla Model 3. Quizás la principal diferencia es que vamos en un puesto de conducción más elevado, con una visibilidad muy destacada, aunque la dirección sigue siendo muy rápida –con dos vueltas de volante entre topes– y la suspensión mantiene un control de movimientos de la carrocería muy notable. En carreteras rotas, por ejemplo, no notas ningún rebote desagradable y en todo momento mantienes la trayectoria, así como un balanceo y un cabeceo despreciables. Los frenos siguen respondiendo a las mil maravillas y el pedal nos permite dosificar la fuerza de frenada perfectamente sin que notemos ninguna sensación artificial o extraña debido a la recuperación de energía cuando acudimos a él.

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Junto a esa posición de conducción más elevada, el principal cambio entre ambos vehículos lo encontramos en esos 160 kilos adicionales del Model Y, lo que tiene una repercusión directa en el comportamiento del SUV a la hora de afrontar giros cerrados y practicar una conducción más deportiva, con unas inercias que están más presentes. Pero, en líneas generales, las sensaciones son muy parecidas y la experiencia de conducción es bastante agradable, a lo que contribuyen dos motores eléctricos que ofrecen de manera conjunta un total de 378 kW de potencia –unos 507 CV–, ahí es nada. Apenas se necesitan 5 segundos para alcanzar los 100 km/h, aunque lo más importante no es el tiempo en sí, sino las sensaciones a la hora de pisar a fondo el pedal derecho y quedarte pegado contra el asiento, independientemente de la velocidad a la que vayamos.

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El Tesla Model Y no es un todoterreno ni pretende serlo, pero eso no impide que su conductor se pueda adentrar en vías sin asfaltar, siempre y cuando estas no estén en muy mal estado. En estas circunstancias la suspensión vuelve a cumplir de forma notable pues ofrece cierto grado de confort y los rebotes brillan por su ausencia, mientras que la tracción total garantiza grandes dosis de motricidad y un agarre sobresaliente. Cabe señalar que no disponemos de un modo off-road pero sí de una asistencia específica que desconecta el control de tracción y eso nos ofrece un mayor grado de libertad a la hora de desplazarnos por caminos de tierra como el que encontramos a nuestro paso.

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Batería mejorada a final de año

Tesla homologa un consumo energético de 16,8 kWh cada 100 kilómetros recorridos. La batería de 76 kWh de capacidad admite recargas de hasta 250 kW de potencia en corriente continua y de 11 kW en alterna, por lo que una carga completa requerirá de unas siete horas en este último caso. Durante nuestra prueba no hemos tenido la oportunidad de recorrer largas distancias con el Model Y, por lo que tendremos que esperar unas semanas para poder hacerlo y medir de forma más fiable tanto los consumos como la autonomía de este SUV –la marca homologa 507 kilómetros según el ciclo WLTP–. Pese a ello, si circulamos a un ritmo relajado se pueden conseguir fácilmente esos 16,8 kWh de gasto energético, incluso cifras más bajas, pero en cuanto pisamos el acelerador la cosa cambia ya que nos moveremos en unos registros más elevados, de entorno a los 19 kWh cada 100 kilómetros.

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Por otro lado, cabe destacar que los primeros Tesla Model Y que acaban de aterrizar en nuestro país son diferentes de los que lleguen en los próximos meses y eso se debe a que estos últimos incorporarán una batería de 82 kWh, que le permitirá al SUV ganar unos 40 kilómetros de autonomía adicionales. Claro está, los que ya hayan adquirido una unidad no podrán realizar el cambio de batería.

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¿Un precio excesivo?

Tras nuestra jornada de pruebas con el nuevo SUV de Tesla toca analizar aquello que sí nos ha gustado, y también lo que no. Nos convence su estética, su comportamiento, la habitabilidad y, especialmente, el generoso maletero, aunque siguen sin convencernos la excesiva dureza de los reposacabezas delanteros y la visibilidad posterior no es de las mejores que digamos, principalmente por el diseño de la parte trasera del vehículo, con esa línea de techo descendiente que culmina en un atractivo spoiler. Y qué decir de los 64.980 euros que la marca estadounidense pide por la versión Gran Autonomía del Model Y, es decir, 12.000 € más que la misma variante del Tesla Model 3, la cual presume de mejores prestaciones y de un rango de uso mayor –614 kilómetros de autonomía–. Con todo ello, nos ha encantado pasar un día a los mandos de un coche que terminará siendo toda una referencia dentro de su segmento.

A favor: Estética, comportamiento, prestaciones, habitabilidad, maletero.
En contra: Visibilidad trasera, reposacabezas, peso, precio.