Para Häkkinen McLaren es una marca muy especial pues al fin y al cabo gano dos campeonatos del mundo de F1 al mando de uno de ellos, en 1998 y 1999. Solo se construyeron 106 McLaren Speedtail y a pesar de su estatus de campeón del mundo de F1 y de su relación con McLaren, Mika tuvo que hace la solicitud del coche y el correspondiente depósito de su precio para poder comprarlo, como cualquier mortal. La casualidad quiso que realizara esa solicitud casi al mismo tiempo que otro famoso fanático de McLaren, Rowan Atkinson, cuando ya solo quedaba disponible uno de los 106 Speedtail que se iban a construir.

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Kidston Motor Cars//Car and Driver

Según cuenta el propio Mika, los responsables de Mclaren le dijeron: “Quizás podamos proporcionarte tu coche, pero Rowan Atkinson también nos lo ha pedido, y ambos son VIP, pero solo nos queda una reserva. ¿Te gustaria?" Ante tal situación solo había una respuesta a tal pregunta y Häkkinen estrenaba dos años más tarde su Speedtail, con número de chasis 25 de 106, un guiño a las vueltas rápidas que logró en su carrera en la F1. Seguro que al histriónico Mister Bean todavía le dura el disgusto.

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Hecho a medida y cuidado con mimo

El coche conserva toda la documentación, un PDF de 15 páginas en el que se detalla con precisión cada elemento del Speedtail, como su pintura Volcano Red MCL/94564. El habitáculo está revestido en cuero Vintage Tan, los pedales son de aluminio mecanizado simple, mientras que otras secciones metálicas, como las levas del volante y las rejillas de ventilación, están fabricadas en aleación con un acabado arenado en gris galvánico. Solo hay otro color en el interior de este McLaren, el negro para los cinturones de seguridad, el aro del volante, la sección principal del asiento del conductor y el piso del conductor. En cada reposacabezas aparece grabada la marca de McLaren y las dos llaves del coche combinan el Volcano Red con negro.

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Desde que Häkkinen lo recibió en julio de 2020, el Speedtail ha estado cuidadosamente almacenado en Suiza y solo ha recorrido 50 km. Su situación fiscal permanece "en condiciones de servidumbre", por lo que el chasis "025" se puede exportar sin tener que hacer frente a los impuestos suizos. El coche lo tiene en venta Kidston Motor Cars, en Ginebra, pero su precio solo se comunica a los realmente interesados. Si tenemos en cuenta que nuevo costaba, sin impuestos, 2.240.000 euros, es fácil hacerse a la idea de que su precio estará todavía más lejos de las posibilidades de cualquier mortal.

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Pedro Berrio

Más de 30 años dedicado al periodismo del motor y el estilo de vida que siempre ha acompañado al automóvil, primero como director de tres publicaciones y ahora como colaborador. Por mucho que se empeñen en hacernos creer que los coches son simples instrumentos de movilidad, para mí son verdaderas obras de arte que provocan emociones y el primer artefacto moderno que proporcionó a la mayoría de la humanidad una forma real de libertad y de conocimiento de otros mundos, mucho antes de que existiera Internet.