Que Fernando Alonso acabase de disputar la segunda sesión de entrenamientos libres del Gran Premio de Brasil, no le impidió llegar a la rueda de prensa que la NASCAR había previsto en el ISM Raceway, un óvalo situado en Phoenix donde la categoría disputa una de sus últimas carreras de la temporada. Para ellos se ayudó de un portátil y una videoconferncia, con un micrófono pegado al altavoz que por encima de todo, daba imagen de improvisación.

Jimmie Johnson, que se intercambiará el vehículo con el piloto español, ejerció de maestro de ceremonias entre Fernando y la prensa, la cual estaba deseosa de obtener respuestas del bicampeón del mundo de Fórmula 1. Alonso comenzó explicando que el objetivo del test era únicamente divertirse, experimentar. Como ha explicado en más ocasiones, nuevas técnicas de trabajo, nuevos vehículos, te hacen mejor piloto.

Antes de plantearse siquiera la posibilidad de competir en NASCAR, Fernando explicó que tenía que probar el vehículo, ver cuánto se podía divertir en él y comprobar si se adaptaba a su pilotaje, por lo que, fuese como fuese, serían preguntas para el futuro.

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Alonso aseguró que ha recibido muchas preguntas sobre el tema del paddock de la Fórmula 1, desde rivales a ingenieros de todos los equipos, sin olvidar por supuesto a los aficionados. El piloto reconoció que se sabe poco de NASCAR en el mundo Fórmula 1, y que su normativa o el sistema de finalizar campeón puede resultar complejo, lo cual no evita el tremendo respeto que se le tiene a la categoría.

Más emocionado incluso que el propio Fernando Alonso se mostró Jimmie Johnson, que afirmó que el resto de pilotos de la categoría estaban muy celosos, y que el equipo está muy entusiasmado, tanto por el viaje, como por la oportunidad de este intercambio. “Será un día divertido”, aseguraba el cuatro veces campeón, mientras decía que probablemente todo el equipo se acerque a Yas Marina a ver la última carrera de Fórmula 1, la que será, de momento, la despedida de la Fórmula 1.