Nico Rosberg fue uno de los protagonistas en la jornada del viernes del GP de Bélgica, no especialmente por su buen rendimiento o su crono, sino por el problema que sufrió en el neumático trasero derecho. El incidente ocurrió cuando estaba efectuado una simulación de carrera con el neumático blando. Al salir de la curva 15 su monoplaza empezó a mostrar detalles de desgaste hasta que sólo unos metros más adelante reventó, haciendo que Rosberg trompeara, sin posibilidad de solucionar la situación, pero por fortuna sin consecuencias ni técnicas ni físicas.

Su director técnico, Paddy Lowe, ha confesado ahora que existió gran preocupación por que el problema se repitiera a lo largo del la carrera, para lo que adoptaron algunas medidas preventivas en el monoplaza y pidieron a la FIA que limpiasen mejor la pista.

"Estuvimos dentro del límite de los límites de cámber para ese neumático, pero pusimos un poco más de margen aquí, solo para asegurarnos; es un circuito muy duro. Creo que para la hora de la carrera estaba muy seguro que había sido un pinchazo, inicialmente no perdió mucho aire, era un pinchazo complicado, pero la raíz de ese problema fueron restos de suciedad. Por lo tanto teníamos la amenaza de los restos de suciedad en pista y eso lo dejamos claro con los pilotos por la mañana. También hablamos con FIA para que se hiciese una limpieza extra de los pianos donde podría haber trozos, así que estaba claro que la suciedad era un riesgo", ha señalado.

Así mismo, Lowe ha indicado que la causa del accidente no se debió al chasis del W06, ya que las pruebas que efectuaron en la jornada del sábado dejaron claro que no había contacto con la goma: "Hicimos un minucioso estudio de lo que podría haberlo causado. Comprobamos la geometría, y el chasis, que había estado en uso desde España, de hecho, no había ningún cambio aquí. Diría que en un exceso de precaución, hicimos algunos ajustes extras, pintamos esas superficies para los FP3 y no era el problema", ha concluido.