Una pesadilla. Ha pasado más de una semana pero el recuerdo durará mucho más tiempo. El mundo de la F1 sigue consternado. Todos los oídos están atentos esperando noticias sobre una persona: Jules Bianchi, ese hombre que sigue luchando en una habitación del hospital de Yokaichi. Y lo va a seguir haciendo. No lo hace solo, el mundo se ha volcado con él. Empujando desde el muro en la carrera más importante, la de la vida. Y no hay nadie mejor que su padre para afirmar que su hijo va a continuar combatiendo.

Así lo ha hecho Philippe Bianchi en declaraciones a La Gazzetta dello Sport, hablando sobre la delicada situación en la que se encuentra su hijo. Con rabia y tristeza: "La situación es desesperante. Cada vez que el teléfono suena, sabemos que puede ser del hospital para decirnos que Jules está muerto. Al principio me dijeron que las primeras 24 horas eran cruciales. Luego paso a ser las primeras 72 horas y aquí estamos todavía con Jules, que sigue luchando".

Sin embargo, su padre no pierde la esperanza. Alguien capaz de lograr dos puntos con el inferior Marussia puede conseguirlo todo. Philippe lo sabe: "Va a lograr dar la vuelta de calificación más importante de su vida. No va a renunciar, estoy seguro de eso. Lo puedo ver. Creo en él. Hablo con él. Sé que puede oírme. Sus médicos nos han dicho que esto ya es un milagro, nadie ha sobrevivido alguna vez un accidente tan grave. Pero Jules no se da por vencido. Su entrenador Andrea dice que si hay una persona que puede hacer que esto suceda, con su voluntad, es Jules".

No hay nada peor que la incertidumbre, el no saber qué va a pasar. El padre de Bianchi relata que es algo que les está haciendo daño: "Es duro. En una semana la vida de esta familia ha sido destruida. ¿Qué estamos haciendo aquí? Vivir una pesadilla en un lugar muy lejos de casa. Pero cuando Jules se ponga un poco mejor quizás podamos trasladarlo, tal vez a Tokio y las cosas serán un poco más fáciles. Pero, ¿quién sabe cuándo sucederá? No hay certezas, sólo tenemos que esperar".

Así, el accidente de Michael Schumacher es el punto de referencia para Philippe: "Yo estaba muy triste cuando sucedió el accidente. Me preguntaba, como alguien más '¿por qué no nos dicen más sobre cómo está?' . Pero ahora estoy en la misma posición y lo entiendo. Todo el mundo me sigue preguntando cómo está Jules, pero no puedo responder, no hay respuesta. Está muy grave, pero estable. Un día parece que un poco mejor, otros días son un poco peores. El daño causado por el accidente es muy grave, pero no sabemos cómo va a evolucionar. Incluso Schumacher tardó varios meses en salir del estado de coma. Jean Todt dijo que espera que Michael algún día sea capaz de tener una vida normal. Un día, espero que podamos decir lo mismo de Jules".

También quiso agradecer todas las muestras de apoyo que están recibiendo por parte de los aficionados y, sobre todo, los pilotos, entre las que se encontró el ‘círculo de la solidaridad’ formado por ellos en el trazado de Sochi que quedará para el recuerdo. Unidos entre sus brazos que descansaban en los hombros de otro compañero, para recordar que esto no es sólo un deporte, aquí se juegan la vida.

"Nos tocó muy profundamente. Damos las gracias a cada uno de ellos. Muchos de ellos están en contacto, escribiéndome a mí; Alonso, Vergne, Massa han dado mensajes fuertes de ánimo. Hamilton me escribió un hermoso correo electrónico en el que dice que si hay algo que pueda hacer, él está allí. Valentino Rossi y Márquez de Moto GP también. Estamos seguros de que todo este amor, esta energía, Jules puede sentirla, al igual que Marussia y Ferrari", contaba Philippe Bianchi, que confiesa no haber visto, por el momento, el vídeo del momento del accidente. "Me volvería loco. Ahora necesito energía positiva".

El mundo de la F1 sigue volcado con Jules y con toda su familia. Las emociones siguen en punta de espada. Analizando la serie de despropósitos que dieron lugar al accidente. Las informaciones siguen llegando. Sport Bild afirma que en una transmisión de la FIA registrada en el momento de incidente del francés se decía: "Bianchi no ha reducido la velocidad con la bandera amarilla".

Además, la revista acusa Marussia de instar a Bianchi a empujar con fuerza, para recuperar el espacio perdido con el Caterham de Marcus Ericsson. Varios corresponsales de Sport Bild dicen que, los mensajes de radio no mencionados por el director de carrera, Charlie Whiting, durante su rueda de prensa en Sochi la semana pasada, se registraron. Esto no coincide, efectivamente, con lo que dijo el otro día donde además negó queFelipe Massa estaba "gritando" por la radio en el momento del accidente del francés para que la carrera se detuviera debido al empeoramiento de las condiciones.

"Eso no es cierto", insistió Whiting, de acuerdo con Speed Week. "Grabamos todo lo que él (Massa) dijo: ‘Las condiciones de lluvia son cada vez peores". Aquí la confrontación, ya que el brasileño insiste en que avisó para que la carrera se detuviera: "Es la verdad. Grité y era bastante agresivo. No estoy seguro de si él lo oyó, pero se que dije que era inaceptable y demasiado peligroso conducir en tales condiciones".

En la publicación austríaca Sportwoche, cuentan que, varios médicos de prestigio, han hablado con los padres de Bianchi planteando la posibilidad de apagar los sistemas de soporte de vida del de Marussia en Japón, por la aparente gravedad de las lesiones cerebrales de Jules.

"¿Han olvidado ya a Bianchi?". Así titulaba el periódico suizo Blick, con una foto de un grupo de pilotos sonrientes, tras la carrera, disfrutando de una fiesta a bordo de su jet privado en Rusia. El tema sigue candente y muy caliente. El presidente de la FIA, Jean Todt, ha sido criticado por estrechar la mano de todos los pilotos en la parrilla de Sochi, salvo la de Fernando Alonso, de lo que se defendió confesando que, en realidad, abrazó el español de antemano. Aquí hay también polémica.

Mientras tanto, el jefe deportivo de Marussia, Graeme Lowdon, no ha querido decir nada acerca de los rumores que sitúan a Alexander Rossi como el piloto del segundo Marussia en Austin dentro tres semanas: "Vamos a utilizar este tiempo para decidir cuál es la mejor solución".

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