El máximo dirigente de la Fórmula 1, Bernie Ecclestone, ha testificado hoy en Múnich dada su imputación en un caso de sobrono al banquero Gerhard Gribkowsky, a quien pagó 44 millones de dólares para evitar la quiebra y poder vender los derechos del deporte a quien prefiriese y así mantener el poder.

Ecclestone ha señalado que Gribkowsky amenazó con avisar a las autoridades británicas sobre sus artimañas ilegales y, para no hacerlo, presionó a Ecclestone para que éste invirtiera 250 millones de dólares en un negocio de estado, aunque Bernie le dijo que "no estaba interesado".

"Le pregunté: ‘¿cuánto necesitas para hacer lo que tienes que hacer?’. Fui un poco sarcástico cuando le pregunté si 50 millones (de dólares) ayudarían", testificaba Ecclestone. "Fue la póliza de seguros más barata que he visto nunca".

No obstante, Mr.E asegura que no consideraría las acciones de Gribkowsky como "extorsión". Aunque el británico sí reconoce que temió que dichas acciones le llevaran a ser investigado, lo que le costaría billones.

"Esta es una alegación muy seria. No hubiera tenido el dinero suficiente para pagar dos billones de libras. Hubiera estado en quiebra y sin ni siquiera un reloj de muñeca a la edad de 76", afirmó.