Tras conocer las primeras críticas sobre Rush y ver los primeros artículos descubriéndonos la magia del filme, las expectativas antes de verla eran bastante altas y, aunque parezca extraño, han cumplido con nota.

Servidor no es para nada cinéfilo y ya en su día me costó lo suyo ir al cine a ver el genial documental 'Senna' de Asif Kapadia. Aquél día, salí emocionado del cine aún a sabiendas de lo que me iba a encontrar en la gran pantalla y fue de las pocas veces en las que, realmente, mereció la pena haber pagado por ver una película en la gran pantalla.

Ahora, tras haber tenido la gran suerte de ver Rush antes de su estreno el próximo viernes, he de decir que si aquellos que lean este artículo son amantes de la Fórmula 1 y de su historia, querrán verla no una, sino un par o tres de veces sin exagerar. Sin embargo, aquellos que busquen una película 'de carreras' al uso, quizás salgan algo decepcionados en ese sentido a pesar de que, desde el primer momento, quedó claro que esta producción buscaba contar la gran historia de valor, lucha y superación que compartieron dos hombres como James Hunt y Niki Lauda a los mandos de dos bestias de casi 500 caballos de potencia jugándose la vida en cada centímetro de los circuitos.

En ningún momento se ha tratado de relatar de principio a fin las carreras de aquella emocionante temporada de 1976 -que dan para mucho- o tener monoplazas dando vueltas por distintos trazados durante 123 minutos. Es por eso que, aunque parezca contradictorio, considero a Rush como la mejor película de carreras filmada hasta el momento porque su esencia, su fondo, sin que las carreras sean el foco de atención, capta perfectamente el sentimiento que provoca la Fórmula 1: esa pasión por la velocidad, el no conformarse, el buscar ese hueco que te lleve a la gloria con la que vibre todo un país.

Esa, para el que suscribe este artículo, es la razón por la que ver esta película es indispensable para cualquiera que ame el automovilismo. Ver que un mismo objetivo, el de ser campeón del mundo, lleve a dos hombres como Lauda o Hunt, Senna o Prost, Schumacher o Hill, a cruzar los límites con tal de vencer a su máximo rival, a su némesis, a ese hombre que te hace ser mejor en cada vuelta porque no te da respiro…no tiene precio.

Ese mismo sentimiento es el que te hace estar pegado a la butaca desde que se apagan las luces de la sala hasta que aparecen los títulos de crédito. Los sonidos de los motores V8 Cosworth DFV, unidos a una gran banda sonora de Hans Zimmer, perfectamente seleccionada para las distinas escenas, le dan ese plus épico que busca la película a la hora de ver las batallas en la pista, el accidente de Lauda o su recuperación mientras ve por la tele como Hunt "se llevaba sus puntos", como él mismo dice.

EN LOS 70, TODO ERA DISTINTO

Otro de los puntos claves para ver esta película no es otro que el ambiente de la Fórmula 1. Cualquier aficionado que se precie, recuerda su primer fin de semana en las carreras durante toda su vida, aunque sólo haya pisado la grada y sueña con tener la oportunidad de poder pisar el paddock por el que 'viven' durante el fin de semana los pilotos y los integrantes de los equipos.

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James Hunt (Chris Hemsworth) posando para los fotógrafos en plena parrilla de salida antes de un Gran Premio

En la época a la que nos traslada Rush, la de los 70, todo era mucho más desenfadado. Podías ver a los pilotos fumando por el pitlane al término de la carrera, bebiéndose una cerveza antes de subirse al coche para 'activarse' o hacerse fotos a escasos minutos de comenzar una carrera. Una época en la que la tecnología aún quedaba en un segundo plano, las viseras se empañaban y para evitarlo, les hacían dos agujeros en ella, con el casco puesto y un taladrador de mano.

Invasiones de público en Monza hasta el pitlane para celebrar el cuarto puesto de Lauda en la carrera de su regreso tras el grave accidente que le quita la vida, el hombre de la bandera a cuadros dentro de la pista que -sinceramente- se echa de menos, las 'eternas' paradas en boxes o las piezas de magnesio como as en la manga para aligerar el peso del coche, son detalles que contextualizan mucho más esta gran historia y que te meten de lleno en el bullicio del Gran Circo de aquella época, mucho más distinto que el actual y por lo que quizás llame más la atención del espectador que ve todo tan calculado al milímetro en la actualidad.

NO SE OLVIDAN DE LAS POLÉMICAS

Algo que han tenido a bien recordar en el film y que, a buen seguro agradecerán todos aquellos que lo vean, son algunos de los momentos claves de aquella temporada 'más allá' del duelo Lauda-Hunt o del accidente del austríaco.

El escándalo del Jarama, en el que tras lograr Hunt su primera victoria con McLaren en 1976, éste sería descalificado ya que su M23-D era 1,5cm más ancho en el tren trasero. Así, los puntos de la victoria irían a parar a manos de Lauda, que fue segundo, y se escapaba en el campeonato con tres victorias en cuatro carreras por tan sólo un segundo puesto de Hunt hasta el momento.

Sin embargo, McLaren apeló este asunto y, algunas carreras después recuperaría los puntos de aquella victoria, coincidiendo con el 'regreso' del M23-D, que desde España había perdido todo su potencial aerodinámico al haber tenido que adaptarse a las medidas del reglamento.

También hacen una pequeña mención a lo que hoy conocemos con el término 'piloto de pago' ya que Lauda decide comprar su asiento en el Gran Circo en 1973. El equipo elegido fue BRM, escudería que necesitaba el dinero para poder continuar en la categoría. Esta acción no le gustó a Hunt, que pidió Lord Hesketh que hiciese lo posible para colocarle en la parrilla de Fórmula 1 de ese año junto a Lauda, su gran rival.

Hesketh en ese momento decidió que, como la F2 y la F1 no distaban mucho en lo que a presupuesto se refería -se equivocó-, era mejor gastar el dinero y estar en la Fórmula 1 para tener una publicidad mucho más grande. Así, ambos pilotos continuaron su batalla en 1973, ya en el Gran Circo, aunque en aquella temporada ninguno de los dos brilló demasiado. Pese a que el austríaco contaba con una mejor máquina que la del británico y que este último no participó en muchas carreras del año, Hunt finalizó muy por encima de Lauda aunque esto no pudo evitar que Niki fichase por Ferrari de cara al año siguiente.

Por último, otro pequeño guiño a la historia en la película fue el de meter ligeramente la controversia que creó Ferrari con Lauda tras su accidente. El austríaco luchaba por su vida en el hospital y llegaron a darle por muerto, con extrema unción incluida. Sin embargo, el equipo italiano no tardó en buscar sustituto al vigente campeón sin saber aún que ocurriría con él: Carlos Reutemann. Este movimiento no hizo gracia a Lauda y así lo hizo ver en su regreso a las pistas, dejando claro que el gesto del equipo italiano no fue elegante y que ya se vería donde terminaba cada uno en Monza, donde Ferrari correría con tres monoplazas. Lauda partía quinto aunque rápidamente caería a la zona trasera del pelotón. Tras una gran remontada, en la que superó entre otros a Reutemann, el austríaco finalizó cuarto mientras que el argentino sólo pudo ser noveno.

INTERPRETACIONES MAGNÍFICAS

Los actores son la salsa de la película y, tras ver sus interpretaciones, es difícil pensar que algún otro pudiese hacerlo mejor. Ambos se ganan la simpatía del espectador y sus personalidades opuestas hacen que te identifiques con uno u otro pero, algo muy bueno en esta historia, no odias al 'contrario' como puede pasar en otras proyecciones. En este caso, no hay un héroe ni un villano. Estamos ante dos héroes.

Sin embargo, cabe destacar la gran interpretación de Daniel Brühl en el papel de Lauda. El actor alemán con orígenes españoles, pasó mucho tiempo junto al piloto e incluso fue a Viena para aprender el acento vienés y clavar el inglés del verdadero tricampeón al que prácticamente se llega a ver en la pantalla en la piel de Brühl.

El momento en el que vuelve a las carreras tras su dura recuperación y finaliza cuarto en Monza, es uno de los momentos álgidos del film.

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James Hunt (Chris Hemsworth) y Niki Lauda (Daniel Brühl) durante el rodaje de Rush

Chris Hemsworth, por su parte, con toques de ironía que hacen saltar alguna carcajada en la sala, aprovecha su físico -al igual que lo hacía Hunt-, para ganarse la atención de las mujeres, algo de fanfarronería para ser el piloto más querido entre sus compañeros y, a todo ello, le suma sus ganas de divertirse por encima de cualquier cosa, de vivir cada día como si fuera el último, algo que en aquella época, tenía mucho sentido aunque sin la necesidad de tener tantos excesos como los del británico.

Sin embargo, más allá de las interpretaciones, ambos pilotos muestran dos estilos contrapuestos pero que a su vez se complementan. Lauda era el piloto modelo, trabajador, disciplinado, sin alardes… vivía por y para las carreras. Por su parte, Hunt era justo lo contrario. Descuidado, vago, irresponsable… pero lleno de talento y agresividad en la pista. Se 'necesitaban' el uno al otro.

Dos estilos que, a lo largo de los años, de una u otra forma, se han podido ver en la parrilla de distintas temporadas. Algunos con éxito y otros sin pena ni gloria, pero lo que queda claro es que esta 'pareja de dos' fue única e irrepetible.

Además, para conocer más sobre cómo trabajo Daniel Brühl su personaje de Niki Lauda en Rush, aquí tenéis una entrevista exclusiva de CarandDriverTheF1.com con el actor alemán.

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Niki Lauda en su regreso a la competición en el GP de Italia de 1976

El casco del austríaco se rompió con el impacto, lo que provocó que, unido a que las prendas 'ignífugas' no resistieron el infierno de las llamas, el austríaco sufriese grandes quemaduras en cara y manos. Desde entonces, se investigó mucho más en materia de seguridad para intentar evitar este tipo de sucesos.

Además, en la prueba de Monza se puede ver como los fotógrafos se colocaban en las mismas escapatorias de césped, a centímetros del asfalto por el que pasaban los monoplazas a gran velocidad, para captar las mejores instantáneas, una temeridad que poco a poco también fue evolucionando hasta los viales actuales en los que trabajan los medios gráficos con algo más de seguridad ante posibles contratiempos.

NO ES PERFECTA… PERO CASI

Por último, y no por ello desmerecerá el gran trabajo de Ron Howard, Peter Morgan y todo su equipo, en Rush se echan de menos algunos puntos que podrían haber redondeado esta gran película.

Cabe destacar que el film fue rodado entre los circuitos de Snetterton, Cadwell Park, Brands Hatch y el temido Nordschleife, por lo que cualquier escena en circuitos como Monza, Jarama, Interlagos, Kyalami… realmente no son filmadas allí y, aunque los cambios de imagen intentan minimizarlo, hay ocasiones en las que se nota que no están trazando curvas de un mítico como Monza, por ejemplo.

Sin embargo, haber pasado por todos y cada uno de los circuitos para filmar estas escenas habría supuesto un desembolso mucho más grande del que se realizó finalmente, que ascendió a 38 millones de euros.

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En la misma línea, se aprecia mucho más que es una ficción, cuando vemos durante muchas curvas a ambos pilotos en paralelo luchando por posición. Bien es verdad que en el pasado eso era mucho más factible al no depender tanto de la aerodinámica y poder estar pegado al coche de delante o en paralelo 'sin perder eficiencia'. Sin embargo, más allá del duelo entre Villeneuve y Arnoux en Dijon 1979, no era algo muy habitual de ver en la pista.

Por otro lado, cabe destacar una pequeña anécdota que no deja de ser sólo eso, pero que si no conoces la historia, puede llevar a confusión. Ron Howard se toma la 'licencia' de comenzar la rivalidad entre Lauda y Hunt con un incidente en una prueba de la Fórmula 3 en Crystal Palace. Ambos se tocan cuando luchaban por posición y el austríaco queda fuera de carrera mientras que el británico gana.

Esto ocurre en la película. En la realidad, Hunt se toca con Dave Morgan cuando éste último intenta superarle para hacerse con la segunda posición y ambos quedan fuera de carrera. Hunt, enfadado, se bajó del coche y se abalanzó sobre Morgan propinándole un puñetazo. Curiosamente, Lauda nunca acudió a ese evento.

Se echa de menos un mayor protagonismo para Clay Regazzoni -compañero de Lauda en Ferrari- quién tuvo grandes actuaciones en 1976 con una victoria en Long Beach a lo que sumó otros tres segundos puestos, alguna aparición más para Emerson Fittipaldi o Mario Andretti e, incluso, un papel algo más destacado para el mítico Enzo Ferrari, quién sólo aparece en escena en los test de Fiorano en los que participa Niki Lauda antes de su presentación con Ferrari, en la que también aparece escuetamente Don Enzo.

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Clay Regazzoni Emerson Fittipaldi Mario Andretti

Por último, hay un detalle de aquella intensa temporada de 1976 que se queda en el tintero por tener que comprimir toda esta historia en dos horas de película, y que creo que es digno de mención ya que quizás para el aficionado, pueden ser importante a la hora de dar su veredicto final de la película.

En este caso, hablo de la controversia de Brands Hatch. Lauda era líder del campeonato con una cómoda ventaja de 26 puntos cuando tomó la salida desde la Pole, seguido de James Hunt, que pronto perdió su posición en beneficio de Clay Regazzoni.

En la primera curva del circuito británico, el suizo intentó adelantar a su compañero de equipo, le tocó y trompeó en mitad del pelotón. Hunt intentó sobrepasar el incidente por el exterior de la curva, pero se tocó con un neumático del Ferrari de Clay y salió volando. Lauda pudo continuar, pero Hunt no. La carrera quedó suspendida con bandera roja. Durante el tiempo hasta la nueva salida, los mecánicos de McLaren prepararon el coche reserva de Hunt y lo pusieron en la parrilla ante la atenta mirada de un Niki Lauda que había podido completar la primera vuelta con una cómoda ventaja. ¿Podía Hunt tomar la nueva salida?

Mientras se decidía, los mecánicos de McLaren habían reparado el coche accidentado de James, y lo pusieron en la parrilla . Sin embargo, llegó la decisión: quien no hubiera completado la primera vuelta no podría tomar la nueva salida. Eso significaba que Hunt estaba fuera. El estruendo generado en las gradas por las protestas de los aficionados ingleses y la organización decidió hacer 'la vista gorda' y dejar que Hunt compitiera. Curiosamente, el británico ganó. Ferrari presentó una reclamación a pesar de que su piloto Regazzoni también había tomado la segunda salida sin haber completado la primera vuelta aunque, en su caso, Clay había abandonado antes de ver la bandera de cuadros.

Dicha reclamación prosperó y, unas semanas más tarde, Hunt sería descalificado de aquella carrera y los puntos de la victoria serían para Lauda, unos puntos que con el austríaco en el hospital tras su grave accidente en el GP de Alemania, le dieron una renta aún mayor sobre Hunt mientras se recuperaba y que propiciaron que la batalla, a partir de Monza con tan sólo dos puntos de distancia entre el austríaco y el británico, fuera titánica hasta Japón.

INDISPENSABLE

De toda esta mezcla de historia, velocidad y epicidad, nace Rush para llegar a lo más hondo del corazón de los aficionados a la Fórmula 1, de los que conocen el verdadero guión que escribieron Lauda y Hunt hace casi cuarenta años e incluso, de cualquiera que sea arrastrado al cine para acompañar a algún fan y no supiera de la existencia ni de Lauda ni de Hunt.

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Lauda y Hunt charlando en el Gran Premio de Bélgica de 1977

No necesitas saber quienes eran los protagonistas, ni conocer los circuitos o los monoplazas que pilotaban, sólo disfrutar con el afán de superación y las ganas de llegar a lo más alto a cualquier precio. Es tal el cosquilleo que te recorre el cuerpo cuando ves planos del piloto cambiando rápidamente de marcha con una rudimentaria palanca de cambios, su juego de pies o las miradas agresivas… que te dan ganas de acelerar a ti también. Es algo mágico.

Ambos se envidiaban y respetaban, amigos fuera de la pista y rivales dentro de ella, dos caballeros que galopaban por los circuitos viviendo al límite, que lo rozaron e incluso lo sobrepasaron por alcanzar su sueño: ser campeones del mundo de Fórmula 1. Por suerte, quedará reflejado en la historia para siempre y Rush lo grabará en nuestras memorias.

Fotos: Capturamos Rush en 20 fotogramas