UNA ESPINA MENOS

Estaba claro desde el mismo sábado que Sebastian Vettel se había empecinado en terminar con su mala fortuna en Montreal (cinco intentos infructuosos). Sacarse muchas espinas (como cuando perdió la victoria en la última vuelta en 2011 frente a Jenson Button) era su objetivo para este fin de semana, cuyos preludios estuvieron bien marcados por las polémicas de los Pirelli, las pruebas secretas de Mercedes y Ferrari.

Pasar por primera vez por la recta principal a dos segundos del segundo era toda una declaración de intenciones: esta vez tanto él como su RB9 estaban dispuestos a no perder comba y mantener un ritmo infernal que les librara de cualquier sobresalto: hasta se permitió el lujo de salirse de la pista en la vuelta 54ª y regresar al asfalto como si tal cosa (como hiciera en su día el propio Michael Schumacher en 2000, que también acabó ganando). Vettel prefirió salirse recto de la pista por la escapatoria asfaltada a tratar de controlar el coche y realizar presumiblemente un trompo que habría sido fatal para sus aspiraciones.

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Gran Premio de Canadá de 2011, cuando Vettel perdió la victoria en la última vuelta

Sebastian se había propuesto abrir todo el hueco posible para distanciarse de sus rivales y sortear a los doblados y a posibles incidencias desde una perspectiva cómoda. Y lo logró. Parece que en RBR se han reconciliado con los Pirelli, aunque el propio campeón alemán asegura que no cejarán en presionar al fabricante de gomas: "No es cuestión de rendimiento, sino de seguridad", dijo tras la carrera canadiense.

COMO EN LOS VIEJOS TIEMPOS

Vettel, salida de pista aparte, fue como un martillo, controlando la situación y, aunque sin firmar la vuelta rápida en el último giro como le gusta, ha demostrado que está en su mejor momento de la temporada. "No estaba desesperado por ganar aquí", aseguró en la rueda de prensa. "Pero estoy contento porque es una carrera muy bonita". Todos los pilotos coinciden en que es una de las carreras que cuenta con el mejor ambiente del Mundial, por su escenario y por sus aficionados.

Por detrás, el podio lo completaron dos viejos conocidos: Fernando Alonso y Lewis Hamilton. Los archienemigos del pasado que hoy compiten de tú a tú en duelos magníficos que dan sentido, vida, alegría, colorido y pasión a este deporte. Duelos limpios, pero en los que hemos visto salir disparado algún trozo de alerón que otro: "Creo que fue una parte de mi alerón", aseguró el inglés de Mercedes. "Estuvimos cerquísima. Fue una buena lucha".

A pesar de todo, ya no hay acusaciones ni rayos, truenos y centellas entre el español y el inglés, sino una sana rivalidad aderezada con maniobras al límite: "Fue muy limpio", reconoció Lewis. Hamilton se siente contento con su nuevo equipo, y cree que van por buen camino: "El coche cada vez es mejor. Los chicos están haciendo un trabajo fantástico".

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Fernando Alonso, momentos antes de adelantar a Mark Webber y Nico Rosberg


ALONSO, REMONTADA EN CASA

Por su parte, excepto con Nico Rosberg (que le ha adelantado en boxes), Fernando Alonso ha tenido que sobrepasar en la pista a todos sus rivales para remontar desde la sexta posición de la parrilla hasta el segundo escalón del podio. Remontada de la casa para un piloto acostumbrado a tener que recuperar en carrera lo perdido en la clasificatoria: "Creo que no hacemos una ‘pole’ en seco desde septiembre de 2010; no es el punto fuerte del equipo", se lamentaba el español.

La fiesta de adelantamientos comenzó con Valteri Bottas, cuyo sueño de salir entre los primeros pronto se deshizo como un Pirelli superblando, y todo el mundo le adelantó en los primeros compases. Más adelante, el español de Ferrari que entusiasmó al público local protagonizó duelos apasionantes: "Es bueno tener esas batallas con pilotos tan talentosos e inteligentes, con los que uno se siente seguro luchando rueda a rueda a 315 kilómetros por hora. Uno siente que está pilotando y compitiendo en carrera reales".

Está claro que Fernando está más contento que en Mónaco, donde no sólo fue incapaz de adelantar, sino que fue adelantado en varias ocasiones: "Estoy más contento después de Monte Carlo, porque es un poco diferente". Como él mismo dijo, es "un segundo puesto que sabe a victoria", que le permite subir una posición y ser segundo en el Mundial.

FIASCO EN MCLAREN

Mark Webber tuvo que conformarse con la cuarta posición y lo lamentan en el equipo: "Fue una pena que su carrera estuviera comprometida por Van der Garde, que cerró la puerta inexplicablemente y dañó su alerón", dijo Christian Horner. La actuación de los numerosos doblados fue muy criticada, e incluso Adrian Sutil se llevó un 'Stop and Go' de diez segundos (él dice que fue una penalización exagerada) al obstaculizar a Lewis Hamilton, que estaba en plena lucha con Fernando Alonso.

El gran fiasco del fin de semana fue McLaren. Undécimo y duodécimo son resultados propios de otros equipos, no de McLaren. Error en la estrategia, en la elección de los neumáticos, que comprometió su gran premio: "Creo que debimos empezar con los medios en lugar de con los súper blandos", aseguró Jenson Button. Aun así, el inglés asegura que no es sólo cuestión de una estrategia incorrecta: "Creo que independientemente de la elección de las gomas no hubiéramos sido más rápidos; nuestro coche funciona mejor en circuitos veloces como Malasia o China". No es de extrañar que Jenson tenga ganas de ir a Inglaterra. "Hemos probado nuevos componentes que aquí no han funcionado, pero que deberían hacerlo en Silverstone". Lo veremos en la próxima carrera.

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Mecánicos de McLaren durante la carrera

VILLENEUVE, HACE 35 AÑOS

Gilles Villeneuve sólo ganó seis carreras. La primera de ellas fue muy especial: inaugurando el circuito en la isla de Notre Dame de Montreal que más tarde llevaría su nombre. Aquel 8 de octubre de 1978 ya había un campeón mundial coronado: Mario Andretti. Pero en la última cita de la temporada el piloto de Ferrari quería dar una alegría a su público. Y desde luego que lo consiguió. Tras abandonar el tradicional circuito de Mosport Park de Toronto, el agua del río San Lorenzo y de los lagos del Parque Jean-Drapeau se antojaba exótica. Al igual que este año, la lluvia hizo de las suyas al inicio del fin de semana; el barro inundaba las escapatorias y los árboles brillaban por su ausencia en las inmediaciones del asfalto, por lo que la pista parecía menos un parque y más un montón de carreteras bordeando un inmenso mar dulce.

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Gilles Villeneuve consiguió su primera victoria en 1978 durante el primer GP de Canadá en el circuito que lleva su nombre

Jean-Pierre Jarier logró la Pole de forma sorpresiva, con Jody Scheckter segundo y Villeneuve tercero. El canadiense tardó veinticinco vueltas en adelantar al sudafricano de Wolf-Ford, y cuarenta y nueve en ver al Lotus-Ford abandonar sin presión de aceite, regalándole la primera posición. El público no paró de alentar al canadiense, que agarró una bandera de cuadros y dio la mejor vuelta de honor, probablemente, de su vida a lomos del 312T3 034. Todavía hoy, casi 35 años después, los aficionados que estuvieron presentes en el circuito sin terminar, y con frías temperaturas, tienen grabadas en sus retinas aquella mágica victoria, la primera del admirado Gilles.

LA FÓRMULA 1 SIGUE ANIMANDO NOTRE DAME

Villeneuve le sacó entonces a Jody Scheckter, segundo clasificado, 13,3 segundos. Sebastian Vettel acaba de ganar sobre Fernando Alonso con 14,4 segundos de ventaja. El alemán de Red Bull Racing tacha de su lista de circuitos malditos este de Notre Dame; está en su haber, y se siente mejor que nunca. Y no es para menos: ha doblado a todos menos a Alonso, Hamilton, Webber y Rosberg. Pero el F138 de Ferrari promete; tanto Massa como Alonso han regalado luchas preciosas que mantienen las esperanzas de los tifosi por todo lo alto, y su pasión en las gradas recuerda a cuando espolearon a Gilles hace casi 35 años.

UN TRISTE FINAL

En nuestro anterior 'El Túnel' hablábamos con satisfacción de que desde 2001, con la muerte de un comisario en el Gran Premio de Australia, llevábamos una buena cantidad de años sin lamentar una pérdida humana en este deporte. Pero la maldita y traidora parca se empeña en ser siempre cruel, y se ha llevado la vida de un comisario de pista que, al agacharse a recoger su radio, ha tropezado y ha sido atropellado por la grúa que retiraba el Sauber accidentado de Esteban Gutiérrez, que se había salido de la pista en la primera curva, la Ese de Senna, cuando quedaban pocas vueltas para el final.

Cuando redactábamos a última hora esta nota se desconocían muchos datos del incidente e incluso la identidad del malogrado, que era miembro del Automóvil Club de la isla de Notre Dame; no sabemos si los pilotos sabían del accidente cuando subieron al podio; no hubo información alguna y ahora parece esperpéntica la actuación de Eddie Jordan en el podio celebrando un fin de fiesta que no debió de ser así. Son momentos confusos en los que la falta de información quizá propicia situaciones injustas cuando un ser humano está debatiéndose entre la vida y la muerte: "No hay nada que celebrar", aseguró Fernando Alonso nada más enterarse del fallecimiento del comisario. Prácticamente todos los pilotos y equipos han apoyado a la familia con mensajes parecidos a los del español. Ni qué decir que hoy todos los miembros de la Fórmula 1 sienten que no hay muchos motivos para sonreír, sino para ser respetuosos con la familia. No podemos más que dedicar nuestro último pensamiento a este trágico hecho y a agradecer a todos los voluntarios que, cada carrera, hacen que este deporte tan tecnológico sea más humano; aunque muchas veces se nos olvide.

Vettel rompe el maleficio y firma su primera victoria en Canadá, con Alonso segundo