El rendimiento y durabilidad de los neumáticos Pirelli volvió a ser tema de discusión, en esta ocasión horas antes de iniciarse la carrera del Gran Premio de Bélgica. Ayer por la mañana, la Federación Internacional de Automobilismo (FIA) permitía a la casa milanesa suministrar 17 neumáticos nuevos a las escuderías que así lo pidieran debido al blistering que sufrían (ampollas que aparecen en la superficie del neumático). Uno de los equipos más perjudicados fue Red Bull, quiénes discutieron con Pirelli sobre el tema en cuestión.

Antes de iniciarse la prueba, Sebastian Vettel y el responsable en la Fórmula 1 de la marca proveedora, Paul Hembery, estuvieron hablando sobre el blistering y la falta de seguridad que ello suponía, especialmente cuando al alemán y a su compañero de equipo, Mark Webber, les dijeron que no podían empezar la carrera con neumáticos nuevos.

El diario alemán Der Spiegel recoge las declaraciones de un portavoz de Pirelli en las que aseguraba que 'tendrían que pensar' si las quejas del equipo austríaco sobre la seguridad de los neumáticos podrían tratarse de un caso de difamación. "Si Red Bull hubiera hecho como los demás y hubieran seguido nuestras especificaciones, nunca hubieran tenido problemas", afirmaba el portavoz del proveedor de neumáticos.

En un comunicado, Pirelli ha asegurado que el problema 'se debió al reglaje de algún monoplaza', creyendo que la caída (en inglés 'camber') del neumático y la presión fueron primordiales. "Estamos seguros de que no volverá a suceder una situación como ésta ya que se seguirán nuestras recomendaciones", afirmaba Hembery.

Los vigentes campeones aseguraban que las ampollas que aparecieron en los Pirelli durante la Q3 era una cuestión de seguridad, mientras que la marca milanesa afirmaba que el blistering era culpa de la propia escudería. "Francamente, al final de la carrera me sentí aliviado de que nuestros dos pilotos estuvieran bien", señalaba Adrian Newey a la BBC.

McLaren también se vio perjudicado por el blistering de sus neumáticos pero no llevaron las conversaciones tan lejos como Red Bull. El jefe de equipo de la escudería de Woking, Martin Whitmarsh, aseguraba que los austríacos llevaron el caso demasiado lejos. "Se trata de la seguridad de los pilotos. Perdimos un poco de rendimiento, pero ésta es la manera segura. Parece que otros equipos tienen una actitud diferente", señalaba el británico a Auto Motor und Sport.