Jaguar nunca construyo un XJ-S shooting brake y esta es la primera particularidad de este modelo. La transformación la realizó el carrocero inglés Lynx, desde su taller en Hastings, y denominó Eventer a su creación. El XJ-S era un 2+2 y en Lynx pensaron que se le podía sacar más partido a su interior al alargar el techo, retrasar los asientos posteriores, reposicionar el depósito de combustible y colocar un portón trasero, todo ello con un cuidado diseño y un trabajo artesanal. El resultado era realmente llamativo y, además, se aumentaba también la capacidad del maletero. No está claro cuantas de estos Eventer realizó Lynx pero se calcula que fueron alrededor de 70 los XJ-S que salieron de sus talleres.

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Bonhams//Car and Driver

El nacimiento de este Jaguar Gucci es realmente curioso porque tiene lugar en medio de la mediática guerra entre los miembros de la familia italiana propietaria de la firma de moda. Paolo Gucci, nieto el fundador de la marca y uno de los accionistas, fue director de diseño y vicepresidente de la firma desde finales de los años 60. En los últimos años 80 la marca estaba en plena decadencia y Maurizio Gucci, primo de Paolo y accionista mayoritario de la empresa, decide contratar a un joven diseñador norteamericano para relanzar la marca, Tom Ford. Paolo crea por su cuenta una línea de moda y diferentes productos con su nombre, sin conocer las consecuencias legales de usar el apellido Gucci.

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Bonhams//Car and Driver

Una ajetreada presentación

Llega el salón del automóvil de Ginebra de 1990 y allí se presenta el Jaguar XJ-S Lynx Eventer disegno di Paolo Gucci, en un stand propio y con una gran atención mediática. Era el primero de una serie limitada de 20 unidades en dos tonos de azul en el que Paolo utilizó materiales de lujo y trabajo artesanal para crear un interior excesivo y ostentoso, como cualquier cosa firmada por Gucci hasta ese momento. Las puertas y el salpicadero lucían una carpintería de madera de raíz de olmo lacada en azul con unas líneas cruzadas incrustadas en la propia madera. Los relojes de la instrumentación tenían fondo blanco y la tapicería de piel de becerro italiano trabajada y teñida a mano se combinaba con unos reposabrazos con efecto cocodrilo. El interior del techo era de Alcantara mientras que el volante y el pomo del cambio estaban realizados en cuero cosido a mano y tenían incrustaciones de lapislázuli. El colofón era un “jaguar” bordado en la moqueta del maletero.

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Bonhams//Car and Driver

El segundo día del salón de Ginebra los abogados de Gucci se personaron en el stand e hicieron ver a Paolo que no tenía derecho a usar su nombre. Se retiraron todos los carteles e inscripciones que hicieran referencia al apellido Gucci, el stand se renombró como Lynx y el coche tuvo que ser retirado. Poco después Paolo Gucci vendió de forma particular “su” Jaguar Gucci al difunto David Andrew Richards (de ahí la matrícula especial DAR) aunque años más tarde intentó volver a comprarlo pero no lo consiguió.

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Bonhams//Car and Driver

Desde entonces el coche fue visto pocas veces hasta que la hija de David Richards lo puso a la venta en la subasta de Bonhams en Oxford en diciembre de 2014, donde lo compró el coleccionista de Jaguar, Ian Berg. Para poder realizar su restauración completa, Ian localizó a dos personas que habían trabajado en 1990 en el coche, Gordon Russell y Phil Gould. El coche se desmanteló, restauró y volvió a pintar por completo, además de realizar una restauración completa de la mecánica. El interior también se reconstruyó en su totalidad, con un proceso laborioso y completo que implicó volver a lacar las chapas de madera de olmo y pasar horas igualando los colores de las maderas así como de las tapicerías, ya que algunas zonas habían quedado decoloradas por el tiempo y el sol. La rocambolesca historia hace de este Jaguar algo único que ahora podrá adquirirse en la subasta de Bonhams del Goodwood Festival of Speed, con un precio de salida de 70.000 libras, muy inferior a las 100.000 libras por las que se vendía en 1990 en el stand del salón de Ginebra.

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