Durante más de una década la compañía Venturi ha estado desarrollando un vehículo eléctrico de exploración que tendrá que hacer frente a condiciones climatológicas extremas en la Antártida. La tercera versión de este rover se ha presentado este mismo mes y su objetivo es adentrarse en una importante misión que le llevará al continente helado a finales de año.
Apoyo de la realeza
El rover de Venturi se creó en 2009 después de que el Príncipe Alberto II de Mónaco regresara de un viaje a la Antártida desconcertado por el hecho de que las estaciones de investigación no usaban vehículos más limpios. Su fundación se asoció con Venturi para crear un modelo sin emisiones que pudiera transportar científicos y equipos por el continente helado. Desarrollar un vehículo eléctrico listo para hacer frente a carreteras llenas de nieve, hielo y rocas en el frío más extremo del mundo no es una tarea fácil, y ha sido un avance lento pero constante hacia la línea de meta.
Tras realizar una serie de pruebas en condiciones de bajas temperaturas en el norte de la Columbia Británica, el prototipo V2 ha ido evolucionando hasta su tercera iteración. Su diseño se caracteriza por presentar un habitáculo que consta de dos asientos separados entre sí por los controles del joystick, así como por una caja trasera que alberga un par de bancos plegables para dos personas, de forma que este rover es capaz de dar cabida hasta un total de seis pasajeros. El habitáculo y la caja posterior están separados por una estructura tubular.
Venturi dice que la tercera versión del vehículo de exploración ha ganado 500 kilos de peso, pero también su autonomía ha aumentado hasta los 50 kilómetros. Su paquete de baterías de 52,6 kWh de capacidad alimenta dos motores eléctricos de 60 kW y tarda entre dos y 18 horas en cargarse, según la infraestructura que realice la carga. El vehículo está diseñado para funcionar a temperaturas tan bajas como -60 °C y utiliza un sistema de orugas para moverse.
Directo a la Antártida
Venturi presentó el nuevo modelo como parte de la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente a principios de este mes, con el objetivo de enviarlo en diciembre a la base belga Princess Elisabeth (Princesa Isabel), que es la primera estación de investigación cero emisiones de la Antártida. Además de servir en lugar de un vehículo tradicional impulsado por un motor de combustión interna, este rover estará disponible para llevar a los científicos en viajes que normalmente harían a pie por temor a contaminar sus muestras.
"Con Venturi Antártida, los científicos se benefician de un vehículo eficiente, fácil de manejar con muy buen comportamiento. Podrán realizar su investigación en condiciones óptimas, sin contaminar los sitios donde la calidad de los análisis debe ser precisa hasta la última molécula”, comenta Gildo Pastor, presidente de Venturi. Antes de poner el rover en manos de esos científicos polares, Venturi continuará desarrollándolo a través de una serie de duras pruebas en tierra seca para garantizar que los frenos, controles y otros sistemas funcionen sin problemas.
