Según las estadísticas de la DGT, el 40% de las víctimas mortales por accidente de tráfico se producen por la noche, a pesar de ser la franja horaria con menor circulación en todo tipo de vías. Y es que, entre todos los factores que influyen y como concluyen desde la encuesta que han realizado el RACE y la Fundación Alain Afflelou a 1.342 conductores, la pérdida de visibilidad propia de la oscuridad que afecta sobremanera a la capacidad de reacción es vital para arrojar estas cifras.
Para comprobar en primera persona cómo se sienten el 73% de los conductores que han declarado que no les resulta seguro conducir por la noche, nos pusimos al volante de varios Mercedes Clase B parapetados en el madrileño trazado del Jarama. El objetivo era comprobar si respondíamos bien o mal ante diversos estímulos ópticos.El primer Clase B iba sin apenas sistema de iluminación y con el cristal delantero sucio, que ayuda a que los deslumbramientos sean más intensos.
Para ponernos las cosas más difíciles y simular una carretera normal, dimos el giro en sentido contrario y los monitores nos pusieron obstáculos en la calzada para localizarlos. Circulando a una velocidad de 70-80 kilómetros/hora y con una visibilidad nefasta, nos topamos con un vehículo averiado; a pesar del reflectante del triángulo colocado detrás del coche y los catadióptricos del mismo, apenas lo vislumbramos. Suave volantazo para esquivarlo. Continuamos la marcha y, tras superar un repecho, otro Clase B nos deslumbra con las largas. Sabemos que estamos en un circuito y que no vamos a una elevada velocidad, pero de ocurrir esto en carretera abierta, trazar una curva tras un fogonazo de luz no es fácil.
A continuación nos montamos en otro Clase B con una iluminación superior. En el tramo nos topamos con un muñeco que simula ser un peatón, otro coche parado en el asfalto ‘averiado’ con su triángulo correspondiente y un deslumbramiento. La visibilidad es superior, de todas formas, no nos llegamos a sentir seguros al 100%.
En la última parte del circuito, nos subimos en un Clase B con iluminación xenón óptima y la luna totalmente limpia. La visibilidad mejora enormemente y los impedimentos que nos encontramos en la carretera, como una bala de paja u otro automóvil, lo detectamos con más antelación que en los casos anteriores.
La Fundación Alain Afflelou y el RACE recomiendan a todos los conductores hacerse una revisión de los ojos, al menos, una vez al año. Si se detecta pérdida de la visión, por mínima que sea, acudir al oftalmólogo a la óptica de rigor y si se emplean gafas graduadas para conducir, es importante mantener limpios los cristales (que, de pase, es bueno que sean antirreflejantes).