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El mundo moderno es extraño como él solo. Si en otros tiempos la gente rica, famosa y beautiful competía por tener el sedán más largo, ahora gustan de trasladarse de bolo en bolo a bordo de vehículos que, a pesar de su forma de furgonetas (que lo son), encierran dentro un micromundo paradisíaco repleto de comodidades, entretenimiento y tecnología. Piensa en algo así como el armario de Narnia, pero con ruedas.
Algunas marcas de lujo, sabedoras de esto, ya ofrecen propuestas listas para disfrutarse nada más estrenarlas (y que hemos probado con orgullo y satisfacción), pero aquí la mano ganadora la tienen los artesanos y preparadores que trabajan a la carta con sus selectos clientes.
Uno de estos últimos es el especialista británico Clive Sutton, quien comienza el año presentando su particular transformación de la actual Mercedes-Benz Sprinter en un palacio rodante donde las vibras VIP emanan de todos sus rincones.
La auténtica primera clase
La conversión de Clive Sutton transforma la parte posterior de la Sprinter en un espacio muy similar a un minicine premium donde el negro lo cubre todo (o casi todo) mientras siete afortunados pasajeros se acomodan en sus respectivas butacas individualizadas. Éstas, además de los preceptivos cinturones de seguridad, cuentan con múltiples opciones de ajuste eléctrico.
Siendo todos estos asientos prácticamente igual de cómodos, la única duda está en si queremos sentarnos en la primera fila a contramarcha para tener a mano la nevera de las bebidas o, por el contrario, beneficiarnos de los reposapiés eléctricos y las mesitas individualizadas de la segunda fila.
Eso sí, independientemente de nuestra posición, podremos disfrutar de cualquier película, serie o programa de televisión mientras viajamos gracias a dos televisores (difícil llamarlos pantallas) de 40 pulgadas con tecnología de imagen 4K y sonido surround. Y si en algún momento el ambiente se vuelve claustrofóbico, basta con levantar las cortinillas eléctricas que tapan las ventanillas laterales y el enorme techo acristalado.
Pero aún hay más porque, si el cliente elige como base alguno de los carrozados más grandes de la Sprinter, Clive Sutton ofrece un espacio de almacenamiento trasero, accesible por los portones, que puede personalizarse como un aseo con lavabo o un armario vestidor. Desde luego, esta VIP Class Sprinter (así se llama) es todo un capricho al alcance de las élites por un precio base de 180.000 libras esterlinas, unos 208.682 euros al cambio.
Especializado entusiasta en motor, competición, historia y técnica del automóvil. Eterno aprendiz, también, en el novedoso sector de la movilidad sostenible. Licenciado en Periodismo con varios años de experiencia en esto de hablar sobre las cuatro ruedas.