Si le benefician o no las cinco puertas es pura conjetura, porque dependería del diseño que le hubieran dado a una hipotética carrocería de tres. Por ejemplo al Golf o al Auris las tres puertas no les han perjudicado en absoluto, pero al Astra o al Megane les hacen polvo por su trasera de cupé.
El Mazda 3 impone su tamaño. Es el más largo de la comparativa y, excepción hecha del BMW Serie 1 (que como tiene los motores en posición longitudinal no aprovecha la batalla de forma tan eficiente en beneficio del habitáculo como el resto) también tiene la mayor distancia entre ejes junto a su primo hermano el Focus.

Delante hay que reconocer que los hay mejores porque los asientos del Mazda 3 en todas sus versiones no los pensaron para el sexo. Como pasa en otros coches, el placer de conducción está reñido con otros placeres, así que delante lo mejor es centrarse en la carretera y cuando encontréis la mejor puesta de sol y estéis seguros de que no hay nadie mirando... al asiento de atrás sin dudarlo un segundo. El sofá trasero es plano y de los más amplios en todos los sentidos. Es cómodo tumbarse aprovechando su metro treinta y deja espacio para que quien se ponga encima pueda apoyar brazos y piernas dentro de los 52 centímetros que su “sofá cama” mide de ancho. Por altura las plazas traseras no son tan capaces como las del Golf, pero sólo por dos centímetros, así que en realidad casi disfrutamos del mismo espacio para jueguecitos que exijan subir y bajar. Sinceramente, probarlo fue un auténtico placer.

LO MEJOR
Para jugar, las plazas traseras

LO PEOR
Los asientos delanteros no se pensaron para el sexo

¿Qué coche es mejor para... el sexo?

Lettermark
Jose Carlos Luque

Experto y apasionado del motor y la comunicación en todas sus formas, recalé en Car and Driver a finales de 2007 y desde 2016 dirijo este site. Periodista de vocación y formación, conservo buenos contactos en el sector y trato de que la información que leas aquí sea la más inmediata, completa y veraz. Pero también realizo pruebas, comparativas, noticias, entrevistas... y en mis ratos 'libres' crío a tres niños pequeños que –con diferencia– es el trabajo más duro de todos los que he hecho jamás.