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Cuando las autoridades de tráfico nos insisten en lo mucho que hay que cuidar la conducción durante estas fechas, es por una buena razón. Son tiempos en los cuales tenemos la cabeza siempre ocupada con pensamientos muy diversos: la familia que se reúne, los regalos que todavía no se han comprado, el plato fuerte en la cena de Nochebuena... De todo, menos prestar atención a la circulación.

Por tanto es lógico pensar que en estos días del año los accidentes por despistes o distracciones aumentan considerablemente. Y con consecuencias que, si tenemos la suerte de que no sean fatales, al menos nos dejan un buen susto en el cuerpo.

Esto último fue precisamente lo que le ocurrió a una familia estadounidense que se había juntado con su hijo en Boston para celebrar el Día de Acción de Gracias. Lo que iba a ser una ansiada celebración se convirtió, en unos segundos, en un Maserati Ghibli para el desguace.

Un susto de varios miles de dólares

Según cuentan en Carscoops la familia propietaria del Maserati se encontraba en Boston para reunirse con uno de sus hijos, estudiante en la universidad de la ciudad. El plan, como es propio en el Día de Acción de Gracias, consistía en recoger al joven y dirigirse a un restaurante para cenar un suculento pavo asado, tal y como manda la tradición.

Sin embargo, ya en el distrito universitario, el padre (y conductor del coche) realizó un giro a la izquierda para tomar otra calle. Una maniobra que estaba prohibida mediante señal, ya que implicaría invadir las vías del tranvía que discurrían en paralelo a la calzada.

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CBS Boston / YouTube

Pero el conductor, bien por desconocimiento, bien por distracción, ignoró las indicaciones e invadió el espacio de los raíles con su Maserati. Con tan mala fortuna que, justo en ese preciso instante, un tranvía de la 'Green Line' llegaba al cruce y no podía evitar el choque.

La cabeza de la máquina se hundió en el lateral del Ghibli, empujándolo lateralmente varios metros durante los cuales también derribó un semáforo y golpeó otros elementos de la calzada.

Afortunadamente todos los ocupantes salieron ilesos y por su propio pie del coche, que al fin y a la postre fue la única víctima. Con las puertas del lado izquierdo aplastadas, varias lunas estalladas y la rueda trasera derecha arrancada de cuajo, el diagnóstico es un siniestro total listo para el desguace.

Sin duda, un buen susto con una abultada factura a la cual el propio padre de familia (y causante del incidente) procuraba quitarle gravedad. "Ha sido por mi propia estupidez", declaraba ante la televisión local. Y al mismo tiempo, valoraba el lado bueno: "Estamos a salvo, estamos bien, feliz Día de Acción de Gracias, tenemos el pavo y nos vamos a divertir igualmente".

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Diego García

Especializado entusiasta en motor, competición, historia y técnica del automóvil. Eterno aprendiz, también, en el novedoso sector de la movilidad sostenible. Licenciado en Periodismo con varios años de experiencia en esto de hablar sobre las cuatro ruedas.