¿Hasta qué extremo influyen los neumáticos en el consumo de un vehículo? ¿y en la contaminación? Pues la clave está en lo que se denomina resistencia a la rodadura, una terminología que está cada vez más presente en la llamada nueva movilidad, donde la eficiencia es una de las premisas básicas.
La llamada resistencia a la rodadura hace alusión a la energía que se pierde cuando el neumático se mueve mientras conducimos. Cuanto menor es, menos energía se pierde y menos combustible se necesita, pero también es necesario lograr la adherencia a la carretera, dado que son el principal punto de apoyo del vehículo con la superficie. El reto por eso es doble: conseguir un menor rozamiento, pero sin comprometer la seguridad.
Neumáticos de baja resistencia a la rodadura
Según Hinnerk Kaiser, director de Desarrollo de Productos de Neumáticos para Autobuses y Camiones de Continental, "la resistencia a la rodadura de un neumático es responsable de hasta el 30% del consumo de combustible y de las emisiones de CO2 de un camión". Sin duda se trata de un porcentaje significativo.
Presión que llevan, configuración del vehículo, distribución de la carga, kilometraje, tracción y rendimiento de los neumáticos son criterios importantes para determinar el consumo de combustible y, por tanto, las emisiones de CO2. Sin embargo, el factor más importante e influyente, con diferencia, es la resistencia a la rodadura.
Tal y como señalan desde Continental, los compuestos de la banda de rodadura son el secreto. Deben generar una baja fricción sin afectar negativamente al agarre o al kilometraje, un compromiso que supone todo un reto.
Los neumáticos reciben el impacto de varias fuerzas durante un viaje. De hecho, la banda de rodadura y el flanco están sometidos a flexión, pandeo y cizallamiento. Además sufren una deformación constante y la recuperación de su forma original hace que la energía se convierta en calor en un proceso denominado histéresis.
"Esta es una de las principales causas de la resistencia a la rodadura en los neumáticos", explica Kaiser, quien añade, "con la histéresis, la energía se pierde en forma de calor. Hay que quemar combustible para contrarrestar este efecto y mantener el impulso del vehículo".
Esto demuestra lo importante que es seleccionar los neumáticos adecuados según el tipo de vehículo y el uso que se le vaya a dar. Por eso fijarse en la etiqueta identificativa resulta muy útil:
Este distintivo establece escalas descendientes de la A a la E en referencia a los neumáticos con mayor eficiencia y adherencia, de más a menos. También incluye diferentes pictogramas:
- Agarre en hielo: alude a la adherencia en superficies heladas.
- Adherencia en nieve: información sobre el agarre en una carretera nevada, según las normas europeas.
- Ruido exterior: A-B-C. La A indica que el neumático es silencioso, la B que genera un ruido moderado, y la C que supera el límite europeo de contaminación.
- Código QR: enlaza a la base de datos EPREL de la Unión Europea, donde está disponible más información, distintas clasificaciones de los neumáticos y datos sobre su proceso de fabricación.
Periodista especializado en movilidad en todas sus variantes: coche, moto, bicicleta, patinete eléctrico... y no siempre por este orden, dado que la forma en la que nos desplazamos está cambiando. Más de 20 años de experiencia en el mundo del automóvil y en constante adaptación en un sector que no deja de generar noticias.