Que algo está pasando en Mercedes es evidente a juzgar por el aspecto que luce el Clase C. La evolución con respecto a la anterior generación es exponencial y supone, por ejemplo, que herede parte de la tecnología que incluye el buque insignia de la marca, el Clase S. Pero ésta no es la única novedad que incorpora, ya que también incluye una plataforma inédita que permite, además de un sustancial ahorro de peso, una ganancia en la habitabilidad disponible. Frente a él se sitúan dos representantes bien conocidos en el segmento, el Audi A4 y el BMW Serie 3, modelos ambos muy ‘evolucionados’ en sus versiones 2014.

En el caso del Mercedes ha sufrido un cambio profundo con respecto a la generación anterior, tanto desde el punto de vista estético, como de configuración y equipamiento. Así, por ejemplo, para el frontal podemos optar por dos tipos de calandras, una más tradicional –con la estrella en relieve y denominada Elegance– y otra con un enfoque más deportivo, para las variantes Avantgarde y AMG. En ambos casos contamos con unos eficaces faros con led, excelentes para una conducción nocturna segura. Otra novedad significativa se produce con el acabado Exclusive que puede incluir una parrilla activa denominada Airpanel que mediante una serie de paneles abre o cierra el frontal para mejorar tanto la penetración aerodinámica como la refrigeración del motor. Según la marca con esta medida se consigue un ahorro en el consumo en torno a un 2%.

RIVALES A BATIR

Tras su actualización de 2012, en la que tomó rasgos del A5, el A4 ha recibido sensibles mejoras estéticas –que afectan sobre todo al frontal y en menor medida a la trasera, con la incorporación de nuevos pilotos–. El equipamiento también puede incluir nuevas opciones como, por ejemplo, un control de crucero activo y un moderno sistema de conectividad.

Por su parte el BMW Serie 3 va ya por la sexta generación, aunque continúa plenamente vigente. En este caso contamos además con la variante Efficient Dynamics que incluye, entre otros componentes, cambios en la carrocería que mejoran la aerodinámica, llantas de 16 pulgadas y neumáticos de baja resistencia a la rodadura con un perfil 60. Estos elementos permiten obtener la máxima eficiencia y homologar un consumo realmente excepcional.

Una vez en marcha las diferencias son apreciables. Aunque el Clase C ha crecido en longitud y batalla, esto no se ha traducido en un aumento del peso, sino todo lo contrario. Gracias a la utilización de una nueva plataforma que en su mayor parte está fabricada en aluminio, se consigue un ahorro de peso de entorno a 100 kilos y también permite incluir un equipamiento hasta ahora no disponible, como la excelente suspensión neumática y adaptativa Airmatic, ya montada en el Clase S y por primera vez utilizada en este segmento. Como veremos, a pesar de su precio –1.584 euros–, supone un gran avance y una aportación significativa al comportamiento en carretera del Clase C.

Asimismo, el puesto de conducción ha mejorado en cuanto a la ergonomía de muchos de sus componentes. El diseño es más moderno, se ha abandonado la recargada consola central en favor de un diseño más sobrio, elegante y actual. El puesto de conducción es envolvente con una visibilidad excelente y unos asientos excepcionales, muy cómodos y que permiten acometer multitud de kilómetros con total ‘solvencia’.

En el caso del A4 el habitáculo está bien resuelto con una calidad percibida por encima del Serie 3 y unos amplios reglajes que permiten encontar una buena posición al volante. El resto de componentes se asemejan mucho al del resto de la gama. Por habitabilidad se muestra muy parecido al Serie 3 y por lo tanto un poco por encima del Clase C.

COMPORTAMIENTO DINÁMICO

Como es habitual BMW nos ofrece un puesto de conducción bueno, con una posición al volante más deportiva, ya que el conductor va situado cerca del suelo, con las piernas estiradas y el volante más cerca del cuerpo. Los asientos además cuentan con una buena sujeción y un enfoque algo más deportivo que los del Clase C debido a unos resaltes laterales marcados. Por el contrario, el acceso es más complicado que en el Mercedes, dado que las butacas del Clase C están en una posición elevada y no tienen un diseño tan marcado.

Llega el momento de iniciar la marcha y la extremada finura que nos ha transmitido el Clase C penaliza con un motor algo ruidoso al ralentí. La dirección electromecánica es muy suave, pero también precisa, cuenta con un sistema de regulación mecánico denominado Agility Control, que en combinación con la suspensión neumática ofrece cinco posiciones que afectan al pedal del acelerador, al cambio y a la dirección. Pero incluso en el modo más deportivo de los cinco posibles el tarado es más bien suave, sin brusquedades o incomodidades. El mecanismo Airmatic incluye asimismo un nuevo esquema de suspensiones que es el causante de la ganancia en agilidad que ofrece ahora el C 220 y que se aproxima bastante al Serie 3, la referencia en este segmento.
El bloque 2.2 acelera con fuerza a medio y bajo régimen, pero, como hemos comentado, tiene un comportamiento poco refinado, si bien gracias al buen trabajo de aislamiento llevado a cabo, una vez en marcha y circulando a un régimen sostenido, el confort no se ve penalizado.

El A4, por su parte, recurre al muy conocido propulsor 2.0 TDI, uno de los más vendidos de todo el grupo Volkswagen, ya que se ofrece con multitud de cifras de potencia. Su funcionamiento es satisfactorio, más ‘redondo’ que el del Clase C y ofrece una potencia muy aprovechable desde bajas revoluciones, se muestra además siempre ‘lleno’ con un rendimiento muy equilibrado.

DIFERENCIAS DE CONCEPTO

En este apartado BMW recurre al ‘veterano’ 2.0, pero gracias a sus últimas evoluciones consigue una relación extraordinaria entre prestaciones y bajo consumo. Homologa un registro sensacional aunque por contrapartida a bajas revoluciones tiene un funcionamiento un poco áspero, algo claramente apreciable en el sistema de parada y arranque Stop&Start, cuya puesta a punto no está a la altura del resto del conjunto. Es el único que recurre a un cambio manual de seis velocidades con unos desarrollos bastante largos que reducen el consumo y potencian la eficiencia por encima de las prestaciones, algo claramente apreciable sobre todo en las recuperaciones, donde nos veremos obligados a recurrir al selector para mantener la velocidad constante.

Perfectamente acoplados en el puesto de conducción del Clase C, su Head Up Display en color se muestra muy útil y preciso. Ofrece una visibilidad excelente y permite centrarnos en la conducción. Al aumentar el ritmo, comprobamos como el tacto general ha ganado en deportividad, las reacciones se han vuelto más dinámicas y los cambios de apoyo en curvas medias se producen con más facilidad que antes. Aún así, si se fuerza el ritmo se producen algunas reacciones del tren trasero, pero que son rápidamente mitigadas por el abundante equipamiento electrónico, que limita bastante las reacciones en este sentido. Más equilibrado se muestra en conducción rápida por autopista o carreteras con un trazado menos sinuoso. El aplomo en este contexto es sobresaliente y el silencio de marcha sensacional, gracias a un aislamiento bien rematado, en un nivel más elevado que el de sus rivales, algo más apreciable en el BMW Serie 3.

El A4 por su parte tiene un comportamiento más homogéneo en conducción rápida. Es el único tracción delantera de la comparativa y está equipado además con el pack S Line que incluye, entre otros componentes, llantas de 18 pulgadas y suspensión deportiva, en combinación con el sistema Drive Select de cinco posiciones –Efficiency, Comfort, Auto, Dynamic e Individual–. Este automatismo varía, entre otros parámetros, el tarado de los amortiguadores, pero es de tipo magnético y no resulta tan eficaz como la suspensión neumática del Mercedes.

PUESTA A PUNTO

Por ello, si optamos por el comentado acabado S Line, el confort se resiente si el asfalto presenta ondulaciones ya que la suspensión se muestra bastante enérgica, a lo que se añade el perfil bajo de los neumáticos. A cambio, las modificaciones de trayectoria se realizan con más facilidad sin que se presenten oscilaciones de la carrocería y con un tacto de dirección que transmite y aporta un plus de confianza, unido a un chasis perfectamente puesto a punto que nos permite experimentar una conducción enérgica independientemente de nuestro nivel de pilotaje.

En el Serie 3, por su parte, es fácil conseguir una posición al volante cómoda, acrecentada por una puesta a punto de las suspensiones menos firme, dado que además nuestra unidad de pruebas contaba con el comentado acabado EfficientDynamics. Aún así, la precisión en curva y agilidad es superior a la de sus rivales. Entra con más facilidad en las curvas y solo si forzamos el ritmo se producen algunas oscilaciones del tren trasero –menos mitigadas por el equipamiento electrónico que en el Clase C– aunque la capacidad de tracción unido a la lineal respuesta del motor facilitan controlar las reacciones del tren posterior. Asimismo, es el único que monta cambio manual, que como ocurre en otros modelos de la marca, tiene un accionamiento mejorable, con unos desarrollos largos, responsables en gran parte de los excelentes consumos que se pueden obtener.

En definitiva tres rivales con un comportamiento bien diferenciado y un equipamiento de primer nivel hasta ahora reservado a vehículos de un segmento superior. ¿Con cuál te quedas?

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Rodrigo Pareja

Periodista especializado en movilidad en todas sus variantes: coche, moto, bicicleta, patinete eléctrico... y no siempre por este orden, dado que la forma en la que nos desplazamos está cambiando. Más de 20 años de experiencia en el mundo del automóvil y en constante adaptación en un sector que no deja de generar noticias.