Aparentemente es un Fluence como hasta ahora lo conocíamos, pero esconde muchas diferencias. De entrada es más largo -13 centímetros- para poder alojar el bloque de baterías que pesa 280 kilos y que está situado justo detrás de los asientos traseros. El aumento de longitud se ha producido a partir de esa zona, por lo que la habitabilidad permanece invariada, pero el maletero se ha reducido a unos algo escasos 317 litros. Exteriormente se distingue por algunos detalles, como la parrilla frontal y el fondo de los faros y pilotos con elementos en azul metálico, además de por la ausencia de tubo de escape, por supuesto.

En el interior el salpicadero es idéntico al del Fluence, pero los relojes son distintos, con un velocímetro graduado hasta 150 km/h y en lugar de cuentavueltas un indicador de carga de la batería. Otro reloj más pequeño nos indica el consumo de energía y el ordenador de viaje nos muestra el consumo instantáneo en kilovatios y la autonomía estimada.

Conducción: viva la corriente
Su motor eléctrico proporciona una potencia de 95 CV con un par constante, como motor eléctrico que es, de 23,5 kilogramos / metro. El par es el que cambia radicalmente las sensaciones a la hora de conducir un eléctrico, ya que la fuerza está ahí desde el principio, no hay que esperar a que el motor suba de vueltas para notar su empuje. La suavidad es lo que caracteriza a los eléctricos y el Fluence no iba a ser menos. Tan sólo se puede escuchar el ruido de rodadura que produce el propio coche al moverse sobre el asfalto. Desde fuera todo es silencio, por lo que existe un dispositivo opcional que se acciona mediante un interruptor en la consola y que emite un ligero zumbido, la verdad es que poco perceptible e identificable como un coche, cuando se circula por debajo de 50 km/h.

La autonomía estimada es de 185 kilómetros, pero este dato depende mucho del tipo de conducción. Si se realiza una conducción eficiente, procurando anticiparse a las detenciones para aprovechar la inercia y recargar así las baterías gracias al sistema de recuperación de energía y además no se abusa del acelerador, se puede conseguir esa autonomía e incluso mejorarla si las condiciones del a carretera lo permiten. Para recargar las baterías son necesarias de 10 a 12 horas si se enchufa en una red doméstica normal, pero si se utiliza el Wall Box recomendado por Renault (una especie de cajetín inteligente que gestiona la carga) el tiempo se reduce a tres horas. El Fluence cuenta con dos tomas de corriente idénticas, situadas en las aletas delanteras, una a cada lado.

El precio del Fluence ZE no incluye las baterías

El precio del Fluence Z.E. resulta tan interesante no sólo por las ayudas a la compra, sino porque el cliente compra solo el coche, es decir, las baterías no van incluidas en el precio. Con el coche se realiza un contrato de alquiler que en un primer momento es de tres años con un recorrido anual de 10.000 kilómetros y tiene un coste mensual de 82 euros IVA incluido. Con este servicio se garantiza la movilidad aunque nos quedemos sin carga, la sustitución de la batería en caso de avería y un trato especial a la hora de alquilar un coche con motor térmico cuando sean necesarios desplazamientos más largos, por ejemplo en vacaciones.