Su diseño es realmente llamativo y tiene el aspecto futurista que lo hace parecer sacado de una película de ciencia-ficción. Sentado en su sencillo interior echamos de menos el retrovisor interior, pero es que hacía atrás sería imposible ver algo porque no hay luneta. El asiento sólo se regula longitudinalmente y el volante no tiene ningún posible ajuste. Las puertas opcionales–504 euros– sólo protegen de la mitad para abajo del lateral y no son completamente estancas ni siquiera en su parte inferior.

A los lados del salpicadero hay dos pequeñas guanteras, una de ellas con llave, y detrás del asiento trasero otro hueco con 31 litros de capacidad, ese es todo el equipaje que podemos llevar, a menos que decidamos prescindir de la plaza del acompañante, situada detrás del conductor, algo estrecha y con un acceso complicado que exige mover longitudinalmente hacia delante el asiento del conductor.

En marcha el Twizy es más ruidoso en el interior que desde fuera, ya que no emite ningún ruido, pero en marcha, debido a su configuración, se perciben todos los ruidos de rodadura y aerodinámicos, más o menos como en una moto. Su respuesta es inmediata y acelera desde parado con una extraordinaria agilidad, gira en muy poco espacio -radio de giro de 3,4 metros– y callejea con una facilidad extraordinaria.

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Está disponible en dos variantes de motorización. La primera de ellas, el Twizy 45 con un motor de 4 kw (5 CV) que no necesita carné de coche y es suficiente con el permiso de ciclomotor, por lo que su circulación está limitada a zonas urbanas y no supera los 45 kilómetros/hora.El Twizy 80 de 13 kw (17 CV) necesita carné de conducir B y puede moverse por cualquier carretera, alcanzando una velocidad máxima de 84 kilómetros/hora.

No hay cambio de marchas, como en todos los eléctricos, tan sólo dos teclas a la izquierda del volante, D para moverse hacia delante o R para dar marcha atrás, además de una posición N pulsando las dos a la vez. No cuenta con ningún tipo de asistencia, ni para la dirección ni para los frenos o el sistema de tracción, ya que no hay ni ABS ni ESP. Cuenta con cuatro frenos de disco de pequeño tamaño, pero suficientes ya que el peso total del Twizy no llega a los 500 kilogramos. Como medida de seguridad monta un cinturón delantero doble de cuatro puntos y airbag para el conductor.

La autonomía homologada es de 100 kilómetros, pero la real está entre 60 y 80 kilómetros, en función del tipo de recorrido y la conducción que se realice. El Renault Twizy está disponible en tres niveles de acabado con cada una de las motorizaciones. Los precios de Twizy 45 empiezan en 6.990 euros y Twizy 80 en 7.690 euros, en los dos casos sin las ayudas del gobierno que suponen entre 2.000 y 2.500 euros y que dejan los precios en 4.917 y 5.409 euros respectivamente. A esto hay que añadir el alquiler de la batería que es de 50 euros al mes en el mejor de los casos, para un plazo de tres años y 7.500 kilómetros anuales, ya que ese precio aumenta si se realizan más kilómetros al año o se firma el contrato de alquiler por menos de tres años.

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