Uno de los grandes problemas que está afectando a la escudería Williams este año es su pobre rendimiento sobre la pista en condiciones de lluvia. Un monoplaza con un menor agarre aerodinámico y mecánico que sus rivales, un largo desarrollo de velocidad, que les permite alcanzar altas velocidades al final de recta y un sistema aerodinámico muy eficiente son las razones que pueden explicar esta situación, pero en el equipo de Grove están muy preocupados por mejorar su rendimiento, pues ya han visto cómo su velocidad cae en picado cuando las precipitaciones llegan al trazado y la adherencia se empieza a marchar.

En esta línea, en el propio equipo han empezado a estudiar estas cuestiones a fondo, con el objetivo de sacar las soluciones necesarias para mejorar su velocidad, y cómo indicaba Rob Smedley, tras las pruebas de Rusia y Estados Unidos los resultados se empezando a dejar notar.

"El grupo de rendimiento nos permite sentarnos y analizar los problemas en mojado y recomendarnos qué hacer cuando estamos en pista. Creo que hemos hecho algunas buenas incursiones, estamos ahora más o menos en la dirección correcta y hemos tenido mejores carreras con el neumático intermedio, pero todavía tenemos mucho más que hacer, ya que no estamos cerca de la posición en la que queremos estar", finaliza.