Existen un buen par de razones para incluir al campestre y apacible pueblo inglés de Chichester en el mapamundi del automóvil: la sede de Rolls-Royce, localizada allí, y el decano circuito de Goodwood, que se encuentra prácticamente al lado y acoge, cada verano, las celebraciones del Festival of Speed.

Pero no siempre fue así. Hace poco más de veinte años, este festival en honor a los automóviles de leyenda, la competición y la velocidad, parecía tan sólo una de esas excentricidades que el Duque de Richmond, como buen noble de la Pérfida Albión, se concedía a sí mismo y a su selecto club de amistades. Y en el caso de Rolls-Royce, apenas había comenzado su renacimiento como marca bajo la batuta de BMW.

En aquel tiempo, impulsados por las ganas de proclamar al mundo que estaban de regreso, los integrantes y responsables de la revivida Rolls-Royce Motor Cars decidieron dejarse caer, y nunca mejor dicho, por la edición 2001 del FOS para participar, con un coche sin motor muy especial, en sus 'Soapbox Challenges', exhibiciones para carrilanas que aprovechan la inercia para competir entre sí rodando cuesta abajo. Aquella curiosa aparición tuvo una continuación en 2002 y, ahora, la marca ha decidido recuperar estos dos singulares carricoches que, vistos con perspectiva, anticiparon los años de éxito que estaban por venir.

Dos exclusivas piezas de colección

Los encargados de revivir estas dos exclusivas carrilanas han sido los jóvenes aprendices de la plantilla de Rolls-Royce, quienes tras ingentes cantidades de horas de trabajo han conseguido devolver al RR-0.01 y al RR-0.02 a un estado óptimo y 100% original.

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Rolls-Royce

Mezclando sabiamente la fibra de carbono y la de vidrio con paneles en nido de abeja y componentes en aluminio de alta precisión, el RR-0.01 representaba un velado anticipo del que sería el primer sedán de la nueva Rolls-Royce, el Phantom de séptima generación. Esto puede apreciarse especialmente en el frontal, cuya forma evoca su prominente parrilla delantera al estilo más clásico.

El RR-0.01 fue pilotado en las Soapbox Challenges del FOS 2001 por Ian Cameron, a la postre el primer jefe de diseño de la marca en su etapa moderna. Además de su maestría en la mesa de dibujo, sus habilidades al volante le permitieron terminar por delante de la carrilana que sus viejos primos de Bentley habían construido también para la ocasión, en un detalle que evidenciaba, aún más si cabe, su separación empresarial.

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Rolls-Royce

Al año siguiente, Rolls-Royce se presentó con el RR-0.02, básicamente la misma receta de fibra de carbono y aluminio pero muy mejorada, con un carenado pensado para la velocidad pura, mucho más aerodinámico y complementado por cuatro ruedas lenticulares y ultrafinas. En esta ocasión, el propio Cameron venció en la clasificación de los más rápidos, llevándose el trofeo 'Manzana de Newton' (dicho sea, un nombre muy acertado).

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Rolls-Royce

Salvo por una última aparición conjunta en el Festival of Speed de 2013, donde llegaron a superar cuesta abajo los 100 km/h, el RR-0.01 y el RR-0.02 han permanecido todo este tiempo expuestos en el recibidor de la gran mansión que sirve como sede de la marca. Ahora, después de ser restaurados de arriba a abajo, ambos pasarán a formar parte de la inmensa colección de historias, recuerdos y automobilia que mantiene el principal club de entusiastas de Rolls-Royce en el Reino Unido.

Lettermark
Diego García

Especializado entusiasta en motor, competición, historia y técnica del automóvil. Eterno aprendiz, también, en el novedoso sector de la movilidad sostenible. Licenciado en Periodismo con varios años de experiencia en esto de hablar sobre las cuatro ruedas.